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Crítica

'La Conductora', un thriller que derrapa en lo trivial

Disney+ estrena una historia cargada de acción con una Samara Weaving que brilla con una interpretación encomiable

La actriz australiana realiza una actuación digna de enseñar en las escuelas de interpretación. Disney+

Abróchense los cinturones y agárrense fuerte al asiento porque 'La Conductora' promete acción, persecuciones y velocidad, en un thriller de casi dos horas que solo pisa el freno para rebajar la tensión en momentos puntuales mediante una ración de tintes cómicos, a veces innecesarios y fuera de lugar, que retratan la naturaleza rudimentaria e irreverente de sus principales protagonistas, no en vano comparte productores con 'Deadpool', el dúo formado por Rhett Reese y Paul Wernick.

Estrenada en exclusiva el 22 de agosto en Disney+, esta película original de 20th Century Studios sigue los pasos de Edie, apodada Eenie Meanie y título principal del largometraje, una chica de Cleveland con una infancia problemática marcada por su familia que, sin quererlo ni beberlo, posee un imán para los problemas: en su adolescencia, fue conductora de huidas en coche y, en el presente, se ve obligada a revivir su desagradable pasado cuando un antiguo jefe (Andy García) le brinda la oportunidad de salvar la vida de su exnovio, quien nunca ha sido de fiar.

La actriz australiana consagrada en películas de terror, Samara Weaving, es la encargada de dar vida al personaje, brindándole una voluble personalidad que con el paso de los minutos se va tornando en madurez y que alcanza su punto álgido en las escenas finales. A través de una inesperada decisión, que no deja indiferente a nadie, refleja cómo poco a poco consigue transformar el control que tiene en la conducción trasladándolo a su vida, caracterizada por su "intoxicación" por la que parece ser su alma gemela. Una media naranja que interpreta Karl Glusman, muy creíble en su papel de John. Rebelde e irritable hacia el espectador y sin generar empatía, tal y como requiere el guion y muy alejado de los personajes que había encarnado hasta el momento.

La intérprete se encuentra muy a gusto dentro del género tanto de acción como de terror y no le importa mancharse de sangre falsa o recibir golpes por doquier. Su interpretación juega en otra liga y deja huella moviéndose entre el humor negro y momentos de reflexión que aportan lentitud a la trama. Junto a Glusman, ambos forman una pareja creíble con una gran química, que cómplice en sus miradas, convergen por ser polos opuestos que se atraen: por una parte, una chica decidida a salir de la mala vida y, por otro, un chico descontrolado que siempre acaba metido en líos.

Shawn Simmons debuta como director de un proyecto cinematográfico tras sus trabajos en la reciente miniserie 'The Continental: Del universo de John Wick' o el drama adolescente 'Wayne', dejando claro que lo suyo son los jóvenes antihéroes americanos. Lo hace con una presentación breve y concisa que aúna todos los elementos imprescindibles para seguir la historia, sin perderse en detalles innecesarios que no aportan a la trama e introduciendo a la pequeña Edie, obligada a conducir desde pequeña para salvar a sus padres. La construcción del personaje crece en paralelo con el desarrollo de la cinta, llegando a brillar por encima del resto de protagonistas, que no pasarán a la historia por este papel, maltratados por, en este caso, unos diálogos limitados. Todo ello bajo un efecto granulado como elemento narrativo que evoca a la nostalgia, rememorando el cine de acción de los años 80 y 90. Esto permite que los momentos de comedia se sientan más espontáneos y menos forzados, mientras que las secuencias de acción son menos dramáticas.

Como no podía ser de otra forma en una historia con elementos automovilísticos, una gran parte de las tomas se concentran en la carretera y las persecuciones, narradas con un toque dinámico y que no dejan de aportar esa dosis de adrenalina imprescindible en el género, aunque no siempre consigue llegar al éxtasis, culpa de los cortes innecesarios y la falta de algún plano secuencia con el que hubiera conseguido despuntar.

La ficción sigue una temática bastante tratada en las últimas décadas tras los éxitos de 'Ocean’s Eleven', la aclamada 'Drive' con Ryan Gosling de 2011, o 'Baby Driver' y, aunque no llegue a la altura de los largometrajes citados al no destacar por sus diálogos, bastante corrientes y con poca fuerza, 'La Conductora' entretiene a partes iguales. Cargada de emoción y comicidad, es perfecta para desinhibirse y pasar un rato ameno en los compases finales del verano.