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El toreo en Francia y América centra la primera jornada del Fórum Mundial de la Cultura Taurina

Santiago Aguilare durante su intervenciónen la mesa redonda la tauromaquia en América
Santiago Aguilare durante su intervenciónen la mesa redonda la tauromaquia en Américalarazon

Los valores integradores de la fiesta de los toros en América y la lucha de los toreros franceses de los años setenta centraron la sesión de tarde de la primera jornada del Fórum Mundial de la Cultura Taurina que se está celebrando en la azoreña Isla Terceira.

Las raíces taurinas de los países americanos se analizaron en una mesa redonda que abrió el periodista ecuatoriano Santiago Aguilar, quien habló de la secular identificación con el toro de las comunidades indígenas andinas como base de la Fiesta en Ecuador.

La llegada del ganado bravo a América a primeros del siglo XVI, según Aguilar, aumentó el sincretismo entre las costumbres autóctonas y las españolas, hasta el punto de que "los indígenas tienen marcado en su piel el toro de lidia, tanto en sus costumbres como en su forma de vida y su lenguaje".

"De las quinientas ganaderías que existen en Ecuador, trescientas pertenecen a comunidades andinas, con una figura característica al frente como es el chagra, el vaquero autóctono de los Andes. La Fiesta ecuatoriana vive anclada en el pueblo y está asimilada por el indigenismo, lo que desmonta esa demagogia política que considera el toreo como una costumbre impuesta y mantenida contra la cultura local", concluyó Aguilar.

Por su parte, el escritor y periodista colombiano Víctor Diusabá habló de la permanencia de los toros en su país como "un acto de fe", asegurando que el toreo está unido permanentemente a su historia. Y, desde ese punto de vista, señaló la importancia en la vida de Bogotá de la plaza Santamaría, cerrada recientemente al toreo por el alcalde Gustavo Petro.

Desde su inauguración en los años treinta, el coso se convirtió no sólo en una plaza de primer orden, sino también en un decisivo escenario social y político, hasta el punto de que desde sus tendidos se llegaron a provocar caídas de gobiernos. "En realidad, era un termómetro político donde gobernantes y opositores iban a medir su popularidad", explicó Diusabá.

Frente al que considera arbitrario cierre de la plaza bogotana, el periodista colombiano cree que "Petro, en su uso del poder, ha olvidado que uno de los derechos a defender es el de la libertad. Pero ahora en Bogotá estamos a expensas de la decisión de la Corte Constitucional para volver a escuchar el pasodoble en una plaza donde han toreado las máximas figuras de todas las épocas", concluyó.

El turno de los ponentes americanos lo cerró Juan Antonio de Labra, que disertó sobre el sentimiento mexicano del toreo, en referencia a la "idiosincrasia de una nación que ha definido un carácter y una forma muy especial de expresarse ante el toro".

De Labra explicó que desde la llegada del diestro gaditano Bernardo Gaviño a México, a mediados del siglo XIX, se abrió una particular vía taurina que ya empezó a tomar entidad con Ponciano Díaz, creador de una tauromaquia mixta, a caballo y a pie, con mezcla de elementos charros y españoles.

Rodolfo Gaona, Armillita, Pepe Ortiz, El Soldado, Lorenzo Garza, Silverio Pérez, Manuel Capetillo, El Ranchero, Manolo Martínez y David Silveti son para el director de altoromexico.com "los eslabones de una espiral que ejemplifica ese sentimiento que se apoya en un toro producto también del mestizaje. Es así, y ante un público muy receptivo a las emociones, como se ha creado una estética que ha llamado la atención del mundo del toro", finalizó.

En el último acto del día se proyectó en primer lugar el documental "El combate y la esperanza", sobre la lucha de los toreros franceses de los años setenta para abrirse paso en el toreo de su tiempo, muy cerrado por los diestros españoles.

El realizador de la película, Jacques Boyer, el matador de toros Richard Milian y el periodista Vincent Bourg "Zocato"participaron después en un animado coloquio en el que se repasó aquella época protagonizada, ente otros, por los hermanos Montcouquiol, Simón Casas, Frederic Pascal, Jacquito, Chinito de Francia o Roberto Piles.

Pese al valor moral de aquellos toreros en su empeño por alcanzar un sueño aparentemente inalcanzable y que no terminaron de conseguir, todos los participantes coincidieron en señalar que esa lucha consiguió abrir el camino hacia la óptima situación actual del toreo francés.