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Ferias taurinas

Toñete y Marcos, sendas orejas en Sanse

Novillada fea y muy terciada de Guadalest, pero con opciones, especialmente el encastado tercero y el excelente cuarto, para soñar el toreo.

Una imagen de archivo de la plaza de toros de Sanse
Una imagen de archivo de la plaza de toros de Sanselarazon

Novillada fea y muy terciada de Guadalest, pero con opciones, especialmente el encastado tercero y el excelente cuarto, para soñar el toreo.

San Sebastián de los Reyes (Madrid). Segunda de la Feria del Cristo de los Remediosa. Novillos de Guadalest y La Interrogación (6º), feos de hechuras, muy desiguales y terciados de presentación, salvo el 6º, fuerte y serio. El 1º y el 2º, manejables, aunque les faltó empuje; el 3º, encastado y con codicia; el 4º, excelente novillo, con profundidad y enorme recorrido, tuvo prontitud, fijeza y duración, enclasado; el 5º, desrazado y a menos; y el 6º, agarrado al piso y reservón, deslucido. Un cuarto de entrada.

Toñete, de cobalto y oro, estocada caída (vuelta al ruedo); estocada (oreja).

Marcos, de verde oliva y oro, estocada baja (saludos); bajonazo (oreja).

Alfonso Ortiz, de lila y oro, tres pinchazos, aviso, estocada caída y delantera (saludos);

tres pinchazos, media, bajonazo (silencio).

Antonio Catalán “Toñete” y Marcos pasearon sendos trofeos en la segunda de la Feria del Cristo de los Remedios. Una novillada en la que se lidió un encierro de Guadalest -encaste Núñez, aunque con un “goterón” de Torrestrella- que ofreció posibilidades a la terna, especialmente el encastado tercero y un excelente cuarto, que tuvo mucha profundidad en sus embestidas, humilladas y codiciosas. Lo toreó Toñete con solvencia y ese oficio adquirido, de novillero hecho, para correr la mano por ambos pitones en sus arrancadas. Muy enclasado, el utrero siempre quiso más y se entregó para propiciar una faena sin apreturas, pero limpia y bien ligada. Dejó una estocada entera de efecto fulminante y paseó un trofeo. Previamente, con el feo de hechuras primero, que se dejó sin mal estilo aunque le faltó empuje y finales en su embestida, construyó una faena muy técnica y sobria, en la que destacaron varios pases de pecho, largos y a la hombrera contraria. Estocada caída y ovación.

La otra oreja de la tarde fue para Marcos en el quinto. Un novillo desrazado y a menos que, al menos, mientras repitió, se dejó. El joven diestro porfió y en un trasteo en el que terminó por acortar las distancias logró la complicidad del tendido, especialmente, en un epílogo de rodillas, con el de Guadalest ya aplomado, que le costó incluso ser arrollado sin consecuencias. A pesar del bajonazo, le pidieron la oreja, que se le concedió. Antes, con el playero y zancudo, sin remate -como la mayoría de los ejemplares de Guadalest- segundo, al que recibió con una ajustada larga cambiada, mostró tesón en un trasteo que nunca llegó al tendido. El certero efecto de la espada hizo que saludara una ovación.

Alfonso Ortiz sorteó un tercero colorado, gacho y más lleno que los dos anteriores, que tuvo transmisión por su torrente de casta. Se comía la muleta en cada arrancada, Ortiz buscó ligar las tandas girando sobre los talones, sin perderle pasos, en redondo. Así logró dos tandas que llegaron con facilidad al tendido. Luego, el trasteo tuvo altibajos y el madrileño, además, no lo vio claro con la espada antes de saludar desde el tercio. Volvió a pegar otro sainete con los aceros en el sexto, un remiendo de La Interrogación, fuerte y serio, que abría mucho la cara. Fue un novillo deslucido y sin clase, agarrado al piso y reservón, con el que Ortiz lo probó por ambos pitones, pero tampoco terminó de darse demasiada coba. Silencio.