Día Mundial del Riñón
Aumentan los casos de cáncer renal detectados por sospecha de otras patologías
Se estima que este año habrá un 28,25% más diagnósticos de este tipo de tumor que en 2021
Sangre en la orina (hematuria), un bulto o hinchazón en la zona del riñón, estar muy cansado, no tener ganas de comer, tener fiebre y dolor en la parte baja de la espalda o en el costado son algunos de los síntomas del cáncer de riñón.
Pero no siempre este tumor da síntomas. De hecho, en los últimos años, «el aumento del uso de pruebas de imagen, TAC y resonancias, pero sobre todo TAC, en la valoración de pacientes ante cualquier patología (como dolor abdominal, alteración de enzimas hepáticas, enfermedad de Cröhn o cualquier problema intestinal) ha desencadenado en un incremento de diagnósticos de cáncer renal», explica a este suplemento la doctora Esther Gálvez, radióloga intervencionista de la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram), con motivo del Día Mundial del Riñón.
«Se trata de hallazgos incidentales de tumores asintomáticos y de pequeño tamaño, tan menores que aún no han dado clínica», precisa la también especialista del Hospital Universitario Severo Ochoa, en Leganés (Madrid). Y es que dicho aumento implica un diagnóstico precoz y, por tanto, que, en general, los tumores sean de menor tamaño y la enfermedad esté localizada y sea susceptible de tratamiento curativo.
Una realidad, el aumento de casos, que se refleja en el incremento de diagnóstico. Así, según el informe «Las cifras del cáncer en España», de la Sociedad Española de Oncología Médica, llevamos ya cuatro años consecutivos de subidas. Este año se estima que se diagnosticarán 9.208 cánceres de riñón, frente a los 8.626 de 2023, los 8.078 de 2022 o los 7.180 de 2021. Es decir, un 28,25% más casos este año que lo que se estimaba en 2021.
La incidencia mundial de cáncer renal es de más de 400.000 personas (431.258) y en España cada año se diagnostican unos 9.000 nuevos casos aproximadamente, por lo es el octavo tipo tumoral más frecuente en España (quinto en hombres).
Los principales factores de riesgo son el tabaco, la hipertensión arterial y la obesidad. Es más frecuente en hombres sobre todo porque «suelen tener más hipertensión ellos», precisa la radióloga intervencionista.
Existen distintas pruebas de imagen para diagnosticar el cáncer renal, pero la prueba más sensible para la detección es un TAC sin y tras administración de contraste, «por lo que, ante sospecha de tumor renal en pacientes con hematuria, dolor en el flanco o masa palpable, sería la prueba de elección», destaca Gálvez.
En el momento del diagnóstico, la forma de presentación más frecuente es localizada (75%), mientras que un 17% tendrán afectación regional y un 16%, metástasis al diagnóstico.
«La ecografía nos sirve para distinguir lesiones quísticas de lesiones sólidas y la resonancia magnética (RM) también presenta alta sensibilidad para el diagnóstico de tumor renal, aunque principalmente se utiliza en pacientes con alteración de la función renal a los que no se puede administrar el contraste yodado del TAC», añade la doctora, que explica que con el TAC se detectan muchas otras enfermedades renales, pero las que son solo nefrológicas, como por ejemplo la glomerulonefritis, no se detectan por eso en esos casos se piden biopsias».
Tratamiento
Después del diagnóstico, el radiólogo tiene, según Gálvez, «un papel fundamental para estadificar el cáncer describiendo el tamaño, la localización y la afectación de estructuras adyacentes, lo que repercutirá en la decisión del manejo tanto quirúrgico como tratamiento sistémico».
Así, además de los radiólogos que realizan el diagnóstico, hay una subespecialidad que son los radiólogos intervencionistas que pueden llegar a la lesión y tratarlos con TAC y ecografías.
«Los tumores en el riñón menores de tres centímetros pueden tratarse con la ablación con resultados iguales que la cirugía, pero con mayor preservación del funcionamiento renal normal y así menor riesgo de insuficiencia renal», asegura la doctora en referencia a la crioablación.
Esta técnica «se utiliza más ahora que la radiofrecuencia o por microondas y consiste en matar las células con frío», detalla Gálvez, que asegura que «es igual de eficaz que una cirugía cuando el tumor es pequeño, y por lo general los comités se deciden por esta técnica en pacientes mayores con comorbilidades que no aguantan una cirugía o personas que tienen localizado el tumor en un sitio que, de lo contrario, causaría extirpación entera del riñón».
Los pacientes por cierto, «suelen quedar encantados porque solo requiere un día de ingreso y no necesitan curas», añade la radióloga intervencionista.
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