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Operación Triunfo

¿Son los Javis la solución para un OT en caída libre?

Famous, favorito de la semana
Famous, favorito de la semanalarazon

El regreso de Los Javis a Operación Triunfo es más natural que oportuno. Ellos tienen una forma particular de pensar, de expresar y de sentir. Gran parte del éxito de la pasada edición fue gracias a esa mirada desprejuiciada y sin ataduras que protagonizan sus clases. Buscan la esencia de los concursantes, la zarandean con fuerza y la dejan brotar con naturalidad. Crean historias donde no la hay y le dan la forma que los espectadores esperan: así hicieron de los avances de Amaia y Aitana su particular “Paquita Salas”; y de las dudas de Roi y Ana War, la extensión de “La Llamada”. Ellos fueron parte de esa aceptación masiva. Ellos convirtieron el formato en otro nuevo triunfo. Y, precisamente, ese sentimiento de victoria generalizada y de superación colectiva es el que ha fallado este año. Es cierto que han cambiado los participantes y que la atmósfera estaba un poco resabiada, pero también que Itziar Castro no consiguió frenar el desinterés de la audiencia, crear expectativas entre la desazón o despertar ilusiones con los retos semanales. No ha sabido jugar con ellos ni con la cámara. Sus lecciones no fueron ni buenas ni malas, simplemente no fueron. Y eso ha acabado cansando a un público que ya llegó agotado por el éxito arrollador de la generación que cantaba ‘Camina’.

Las intervenciones de Ambrossi y Calvo buscan el detalle, casi la perfección de cada sentimiento. Su guion diario fomenta tanto la máxima expresión del concursante como el mayor interés del espectador. Todo lo que hacen parece novedoso y distinto, pero la realidad es que son el catalizador necesario para una materia prima que se ha quedado estancada durante más de siete semanas. Lo vimos anoche nada más empezar la séptima gala de OT 2018: Noelia y Marilia rozaron la perfección. No solo en plano vocal, sino en el emocional. Las dos convirtieron su “Stone Cold” (de Demi Lovato) y su “María se bebe las calles” (de Pasión Vega) en la más competitiva campaña para recaudar votos. Finalmente, la sensibilidad de la segunda pudo con el color vocal de la primera (con un 50,2 por ciento de los apoyos), pero ambas fueron dignas de seguir una semana más. Nada que ver con las anodinas interpretaciones que compartieron con Julia y Carlos la semana pasada. Ellas llegaron, se desgarraron y convencieron. En eso consiste un programa como este y con eso se queda uno pegado a la pantalla.

Simplemente por estos dos casos merece la pena el cambio de profesores. “Para todo hay razones. Y solo las sabe quien las sabe. Espero ir poco a poco ayudándoles a crecer y dar lo mejor de mí. Es a lo que hemos venido. Ojalá disfrutemos mucho por el camino. Todo mi amor a @itiziarcastro, ella lo sabe. Y todo mi amor a @operaciontriunfo, un formato que a mí me cambió la vida. Vamos. Quien quiera oír que oiga”, publicó Ambrossi en su perfil de Instagram la semana pasada. Y no le falta razón: lo que de verdad importa a los seguidores que invierten tiempo y dinero en Miki, María, Natalia y los demás es acompañarles durante el camino. Y si para eso tienen que gritar, llorar o patalear, lo van a hacer. La música es pasión y, como tal, desenfrenada y espontánea. Por eso, cobran sentido todas las palabras que los directores de cine les dirigen en la Academia, el esfuerzo que dedican para sacar lo mejor que hay en cada uno de ellos. Por eso, conectaron tanto hace menos de un año. Por eso, ahora lo vuelven a intentar.

Ya no se trata tanto de dilucidar si valen o no para cantar, sino de experimentar con sus miedos, sus nervios y sus desaciertos. María es posiblemente el mejor ejemplo. Es trasparente y tiene incontinencia verbal. Dice lo que piensa y lo manifiesta sin cortapisas. Conecta, sin más. Tiene algo que la acompaña allá por donde pisa, sin necesidad de grandilocuencias. Su versión de “Voy en un coche” (de Cristina y los Subterráneos) parecía más suya que ninguna otra. Fue desaliñada, deslenguada, macarra, sexual, desvergonzada y valiente, unos valores que forman parte de la sociedad y que Los Javis han querido explotar en una de las concursantes con más carisma del formato. No tiene la mejor voz, pero sí la capacidad para atraer miradas. Algo que no todos comparten en su misma medida. Los dos le han enseñado que ella es todo eso y que, por ende, Operación Triunfo también lo es. Igual que “Flames” (de Sia) que interpretó Natalia y “Nobody but you” (de Cesár Smapson) que encumbró a Famous. En ambos hubo la cantidad de chispa y de franqueza precisa para brillar.

Si está tan claro, ¿por qué la actriz de “Vis a Vis” o “Pieles” no lo consiguió con tanta facilidad como ellos? Ahondar en esta pregunta es desmerecer su trabajo. Su compromiso fue intachable, pero lo que no sabía es que este formato requiere tanto talento como contenidos. Y sus clases no daban lo segundo. En cambio, las que ahora plantean Ambrossi y Calvo van más allá, muestran facetas desconocidas de algunos de ellos. Lo hemos visto con Marta y Julia mientras ensayaban “Love on top” (de Beyoncé). Por primera vez, la segunda se presentó débil, descolocada. Incluso, sobrepasada. Pero supo lidiar con ese dolor y transformarlo en arte. Éste brotó desde el momento en que Roberto Leal les preguntó por su semana. Hubo algún que otro fallo durante su actuación, aunque se vislumbró algún que otro avance. Algo que compartieron las dos canciones que, para la mayoría del público, iban a ser objetivo de las nominaciones: Sabela y Miki compartieron una emoción que hasta ahora no habían manifestado. Se expusieron tan frágiles y concentrados que daba miedo romper esa magia que crearon con “No olvidarme de olvidar” (de Rosana). Alba y Carlos, por su parte, no mostraron la mejor versión de sí mismos con un “Contamíname” (de Pedro Guerra) que supo más a poco que a modernez. Y eso ya no es tanto fallo de ellos, sino de otras tantas circunstancias que se les escapa de las manos. Su intenciones estuvieron claras, pero su avance no fue tan poderoso como el del resto de compañeros.

Famous, favorito; Carlos y Marilia, nominados

Está claro que los objetivos que no logró Castro en la mitad del concurso, los han superado Los Javis en una semana. Han vuelto a captar la atención mediática y a generar debate, en parte también gracias a la salida de los concursantes el pasado fin de semana para firmar discos. En total unos 12.500 fans se acercaron a las diferentes ciudades para ver a sus artistas favoritos de OT 2018, casi 5.000 asistentes más que el año pasado. Y eso se notó en los votos dirigidos al favorito. Famous se erigió como tal por aclamación popular y académica. Ha llegado su momento y, lo que aún es mejor, no ha culminado todavía. En cambio, Miki, Marilia, Carlos y Julia no llegaron a los mínimos que se exigen a estas alturas de la competición. Los profesores salvaron a Julia y los compañeros a Miki, pero a partir de ahora cualquier de ellos puede estar en la cuerda floja. ¿Son, entonces, Los Javis la solución a un OT con síntomas claros de agotamiento? A corto plazo, sí. A largo plazo, habrá que esperar. Mientras tanto, como cantaron al principio del programa, el show debe continuar.