Viajes
Escapada: cinco balnearios “top level” donde mancharnos de barro para desconectar del mundo
Ya vayas solo o en pareja, no importa el rincón de España, estos balnearios han sido ideados para exprimir el disfrute del visitante y devolverle al hogar con las fuerzas redobladas
Estados de alarma, pandemias globales, rifirrafes políticos que parecen no acabar, Rafa Nadal pierde los cuartos de final en el Madrid Open... Si dos años atrás los balnearios se recomendaban para vencer el estrés de la rutina, desde que el coronavirus se convirtió en una palabra recurrente de nuestras vidas podemos considerar una visita a estos centros de relajación requisito indispensable. Porque puede ser que algunos echen de menos a los familiares que viven lejos pero otros, los señalados, llevan año y medio viendo a la suegra cada mañana durante el desayuno, o peor: al suegro. Y necesitan un descanso. Una huida rápida y correctamente organizada no puede considerarse cobardía.
Para los necesitados, pocos planes puede haber mejores que cinco balnearios donde refugiarnos de las noticias desagradables y los familiares indeseados.
Eurostars Isla de La Toja (Pontevedra)
¿Te gusta jugar al golf, comer mejillones, lavarte las manos con jabón, sentirte especial? ¿Prefieres evitar zonas donde el calor termina por quemarte las vacaciones? Tu destino ideal se encuentra en un mundo aparte. Necesitas conducir hasta el extremo noroeste de España, cruzar un puente, acceder a una isla. Solo entonces podrás dejar atrás las puertas del mundo real e insípido para introducirte en la exclusiva isla de La Toja (sí, como los jabones), donde los olores cobran una fuerza inusual. Los fangos termales y aguas medicinales de la isla llevan siendo un atractivo turístico para los viajeros más exigentes desde el siglo XIX y, que yo sepa, hasta el día de hoy no se han escuchado quejas. Como dato curioso, incluso el misterioso Grupo Bildemberg se reunió aquí en 1989, para relajarse a la vez que organizaban el futuro del mundo.
Los programas de la Clínica La Toja combinan tratamientos de salud y estética con estancias en el Eurostars Gran Hotel La Toja, para ofrecer el mejor seguimiento individualizado y poder disfrutar de unos días de descanso y desconexión. Una retahíla de sensaciones placenteras recorren el cuerpo y la mente agotados del visitante, hasta escupirlo de vuelta al hogar con los ánimos renovados. Si quieres saber más sobre este centro único de disfrute, sólo tienes que pinchar aquí.
Hotel Balneario Valle del Jerte (Cáceres)
A pocos kilómetros de Plasencia, insertado en pleno Valle del Jerte, este balneario de cuatro estrellas dispone de 100.000 m2 para el disfrute de sus huéspedes, como una parcela arrendada al paraíso. Y no lo digo yo, sino sus instalaciones excelentes y sus ofertas de masajes y baños. Atención a los servicios que ofrecen: parafango (mezcla de fango marino y parafina), presoterapia, parafina, masajes (tanto terapéuticos como relajantes), envolturas, reflexología podal, baños de burbujas, tratamientos faciales de diversos tipos, exfoliaciones, tratamientos fisioterapéuticos... y alguna más que me dejaré para mantener abierto el misterio.
Claro que la localización privilegiada del balneario permite hacer alguna escapada escogida durante los ratos que no dediquemos a mimar el cuerpo. Los miradores que pueden encontrarse en la zona son dignos de la mejor fotografía mientras que la población de Jerte, situada a pocos kilómetros del balneario, ofrece al visitante la oportunidad de conocer sus famosas fábricas de alabastros. Cuando un viaje se equilibra entre las visitas a zonas de interés cultural y horas de relax en el spa, regresamos a casa con fuerzas para todo. Incluso puede que le pidamos al suegro que se quede unos días más, aunque ya haya terminado el estado de alarma.
Aquí entramos en un tipo de balneario de una categoría diferente a los demás, tanto que no podríamos llamarlo balneario. Pero relaja de una manera idéntica y es novedoso, excitante para el viajero que busque nuevas emociones a la vez que su descanso merecido. Hablamos de baños árabes. A la antigua usanza. Si bien no cuentan con un hotel donde alojarnos, los baños Hammam Al Ándalus en Granada ofrecen un recorrido único al gusto del cliente, alternando diferentes temperaturas, salas y baños. Baños turcos, masajes relajantes y exfoliantes, tés de menta servidos con un mimo incuestionable... nos transportan a los años en que España no existía, tampoco los balnearios tal y como los conocemos, y la mejor forma de acceder al placer de los vapores pasaba por esta clase de experiencias húmedas y deliciosas.
Los baños árabes pueden ser una excusa excelente para calzarnos la piel de los viejos castellanos, cuando accedían a las taifas del sur y se embriagaban con los aromas de jazmín y las filigranas que decoraban sus edificios. Un paseo con las manos echadas a la espalda por la Alhambra puede rematar el efecto que empezó en Hammam Al Ándalus, y devolvernos el frescor de las ideas que perdimos durante el confinamiento.
Balneario La Panticosa (Huesca)
Pocos balnearios en nuestro país pueden competir con la localización de La Panticosa. La grandeza de los Pirineos aragoneses se funde y se confunde con sus aguas termales que desprenden vapor, y cuando nos encontramos aquí nos percatamos de que no necesitamos nada más. Quizá una copita de vino para acompañar. Los meses de invierno el paisaje se colorea de tonos blancos y grises, en verano brilla un verde desolador, y resulta que basta con respirar el aire impoluto de las montañas para limpiar nuestros pulmones de las porquerías de la ciudad. Piscinas termales, cubos suecos, vaporarium, piscina de hidromasaje, sauna finlandesa, baño turco, piscina aromática, playa de arena natural, incluso un iglú donde subir la presión arterial, son algunas de las ofertas imbatibles de este refugio.
Animo encarecidamente al lector a resistirse a la tentación de exprimir hasta el último segundo en este paraíso pirenaico, para atreverse y salir allí fuera a explorar el entorno de La Panticosa. Quizá recorriendo la bellísima ruta de Ibon de Arnales, no demasiado lejos del balneario e ideal para agotar los músculos y coger ese bendito hidromasaje con más ganas todavía. El paisaje natural de los Pirineos aragoneses es uno que debe olerse, palparse y saborearse hasta su última brizna de hierba.
En su página web se definen como: “un complejo termal de más de 200.000 m², situado en la provincia de Murcia, en el Paraje Natural de Valle de Ricote, junto al río Segura a su paso por Archena”. Pero la realidad va mucho más allá de un puñado de palabras. No pueden describirse las sensaciones de alivio y confortabilidad que maneja, parecida a un espíritu del placer, el agua moldeada por los profesionales de Archena. Una vez conocemos que los primeros en utilizar las aguas termales de la zona fueron los pobladores íberos del siglo V a. C, suponemos que su método funciona. Me gustaría que el lector recapacitase sobre lo que suponen 2.500 años perfeccionando la técnica del balneario, y el provecho que nosotros podemos sacarle durante nuestras vacaciones. El balneario de Archena es un éxito garantizado.
Saunas, estufas húmedas, piscina de contracorriente, piscina de esencia natural de limones, piscina de flotación y de agua fría, iglú, contrastes térmicos, pasillos de marcha, y multitud de tipos de masajes (tanto individuales como en pareja) solo son algunos de los servicios que ofrece este espacio dedicado en exclusiva para el disfrute del ser humano. Ya seas un bárbaro que recién acaba de guerrear contra los cartagineses o un sofisticado hombre (o mujer) de ciudad que solo necesita de unos días de descanso antes de volver a cargar contra los deberes del día a día.
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