Navarra

El barranco donde asesinaron al rey

A 4 kilómetros de Funes, en Navarra, se esconde el barranco que sirvió de escenario para uno de los crímenes más escabrosos de la Pamplona medieval

Barranco de Peñalén.
Barranco de Peñalén.Serjunco bondreamstime

“A rey alevoso, vasallo traidor”. Eso dicen que exclamó el capitán de la guardia de Sancho Garcés IV, inmediatamente después de empujar al rey por el precipicio que acabó con su vida soberana. Al parecer quiso cobrarse una venganza por los amores que el rey navarro se traía con su bellísima esposa, y, allá por 1076, el último gran rey de Pamplona quedó desmadejado al fondo del barranco de Peñalén. Al más viejo estilo de Mufasa.

Para entender el final fatídico de Sancho Garcés IV, apodado el de Peñalén por haber nacido y fallecido en el pueblo de mismo nombre, haría falta hacer un repaso rápido a su desafortunado reinado, aunque sea solo un vistazo. Creo que basta con saber que los reyes de Castilla y de Aragón se aliaron contra él y se dedicaron lo que duró su reinado a machacarle las fronteras con un puño de hierro, entonces Sancho lo tuvo crudo y comprensiblemente perdió algunos territorios (aunque menos de los que podría).

El hermano fraticida

Pero, vaya, engorroso, ser gobernante tiene que ser muy engorroso: este berenjenal de combates en las fronteras acabó en que el pobrecito Sancho Garcés no tenía tierras suficientes para regalar a los nobles y mantenerlos contentos, entonces tuvo que ser demasiado autoritario con los nobles para no perder el control y los nobles tramaron contra él como represalia. Los traidores, junto con otros parientes del mismo Sancho, urdieron un plan para asesinarlo.

Una versión dice que fue el capitán quien empujó en su frustración al rey por el barranco de Peñalén, en un arranque sádico de ira, pero otra versión del asesinato señala como culpable a su hermano Raimundo, señor de Murillo, Agoncillo, Cobiela, Villiela, Egón y nosecuántas fincas más. La historia en cuestión es un clásico de la Historia navarra pero de muchos sitios más. Ya conocemos el típico papel de hermano homicida que queda de cine en cualquier historia picantorra, este tipo de detalles le dan emoción al asunto, lo vemos en los Trastámara, Scar, Caín, Medea, Rómulo, Seth, Juan Carlos I o Vicente Castaño. Aunque, en este caso, Simba no volvió a conseguir lo que por derecho de sangre le pertenecía.

Tú no puedes participar en la conjura pero podrías ir de visita al barranco famoso, e imaginar el castañazo fatal que quitó la corona de la cabeza maldita de Sancho Garcés. Aunque deberás asomarte con cuidado porque la tierra es arenisca y resbalar cuesta un soplido. Algunos excursionistas aseguran, pálidos y como temblando, que el fantasma de Raimundo el Fraticida todavía galopa con mano suelta rememorando aquella cacería magnífica. Cayeron cuatro guarros, tres robustos venados y el rey de Pamplona se pudría en el fondo del barranco. Imagino que lo sacaron de allí con las mulas. El Ángelus de aquella mañana también debió ser magnífico.

Puedes ir a verlo pero ándate con ojo. Está a 4 kilómetros del centro de Funes, a 67 kilómetros de la ciudad de Pamplona, y a tiro de piedra podemos encontrar el castillo de Monjardín que tampoco está nada mal y guarda unas vistas excelentes. Y para comer yo recomiendo una posada que encuentres en el camino para confundirnos con el ambientillo medieval, aunque las Halconeras de Sancho IV tampoco están nada mal.