Gastronomía

Un verdadero “five stars” en Cariñena

Entreviñedos rompe moldes con una propuesta gastronómica de gran altura

Interior del restaurante Entreviñedos, en Cariñena
Interior del restaurante Entreviñedos, en CariñenaLa RazónLa Razón

Se ha puesto de moda hablar de experiencias cuando llega el momento de poner sobre la mesa, nunca mejor dicho, las cualidades de un restaurante. Es cierto que desde hace muchos años se viene reivindicando en el mundo de la gastronomía que esto de la restauración es mucho más que engullir comida y tragar líquido respectivamente. Puede que sea verdad, pero a la vez también existe una “tribu”, cada vez más numerosa afortunadamente, a la que los complejos les suenan a cosa del pasado y que directamente se lanzan al disfrute de un buen plato porque sí.

De las pocas cosas que nos ha traído el Covid-19, la urgencia por vivir el momento parece que ha vuelto al radar de más de un despistado. Bien hecho, “hedoné optima” que diría Epicuro,  gran maestro del aquí y el ahora. Viene el circunloquio porque precisamente esto es lo que presentan en el restaurante Entreviñedos cada día que levantan la persiana en la plaza de las Almas de Cariñena.

Aunque pueda parecer en un principio que estamos en un espacio más de lo que se ha querido llamar nueva cocina, en el momento en el que comienzan a salir los platos caen los posibles complejos  -si es que alguna vez los hubo-, que puede transmitir a primera vista un local decorado con exquisito gusto desde la puerta de entrada hasta el último de los detalles del baño. Aquí no hay trampa ni cartón, es tan espectacular como te lo vas imaginando. En realidad, lo que sucede es que no hay un solo lugar para la improvisación y lo que va saliendo por la cocina llega después de un largo proceso culinario que ha apostado por el sugerente juego de la modernidad, los productos de la tierra y algo que se había perdido en la hostelería española, la capacidad de sorprender al cliente. Porque hablamos por ejemplo de garbanzos con crema de yogurt, notas de cúrcuma y miel, de un risotto de trigo, de una carrillera con frutos rojos o incluso, en pleno Aragón, de un salmorejo de gran nota. Breves pinceladas de una carta cuidada en la que hay opciones para trazar caminos más habituales o para adentrarse en otras opciones más sugestivas.

La pareja encargada de este proyecto ha tardado varios años en convertir una antigua bodega en un espacio singular cargado de detalles y con una cocina realmente espectacular. Decimos esto porque Entreviñedos rompe el paradigma de ser sólo un lugar donde comer: se come maravillosamente, pero dan ganas de quedarse toda la vida allí. Sucede, por ejemplo, cuando llega el momento del descorche de los vinos con los que acompañar la comida o la charla. Estando en Cariñena, las opciones para equivocarse son pocas, pero lo importante es dejarse llevar por la recomendación de la casa y atreverse con vinos que toman cuerpo a lo largo del almuerzo o cena hasta alcanzar cuerpo y solemnidad con la llegada de los postres. Una verdadera locura, en el corazón de Aragón que no hay que perderse.