Viajes
Seis curiosidades que no te puedes perder sobre las catedrales españolas
Entre las 88 catedrales de España se reparten un sinfín de secretos de todos los estilos, desde los más curiosos hasta los más inquietantes
Prácticamente la totalidad de nuestra Historia, para bien o para mal, ha pasado en un momento u otro por el filtro inclemente de las catedrales. Si eliminásemos de un plumazo la existencia de estos edificios, el mundo que nos rodea pegaría un vuelco brutal y sorprendente, vertiginoso, quizá hablaríamos francés o una especie de castellano sucio y manoseado, quién sabe, pero solo sabemos que las catedrales fueron (y lo son todavía, en cierta medida) el núcleo palpitante de nuestra sociedad violenta y ambiciosa, una especie de compleja montaña que se eleva por encima de los bosques de edificios de cemento, piedra y ladrillo.
Pero hoy no nos importa nada de esto. Hoy queremos ser turistas y los turistas no estamos interesados en escenas virulentas que nos hagan perder el apetito porque ya hemos reservado en este sitio para comer y hace días que decidimos que hoy nos pegaríamos un atracón. Como somos turistas, hormiguitas ajetreadas mordisqueando migajas de las ciudades, hoy queremos saborear unos cachitos de curiosidad, nada más, un puñadito de curiosidades sobre las catedrales españolas.
Un cuadro de muerte
En la capilla de la Concepción de la Catedral de Segovia (la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y San Frutos), un enorme cuadro pintado en 1653 por Ignacio de Ries nos hace de macabro recordatorio de lo que llegará no dentro de mucho. Se trata de una pintoresca escena donde un grupito de humanos celebran una excelente orgía en la copa de un árbol, todo es muy divertido, puede apreciarse el vino corriendo y la lujuria que flota. A los pies del árbol se encuentran Jesucristo y la Muerte, que está talando el árbol con la guadaña. Y en la parte superior se puede leer una frase escalofriante: “mira que te vas a morir, mira que no sabes cuando; mira que te mira Dios, mira que te está mirando”. La obra lleva el nombre de El Árbol de la Vida (adivine el lector por qué) y podría ser una de las representaciones artísticas más inquietantes de cuantas se encuentran en este templo precioso y sobredorado con una profunda historia.
Acuchillado por amor
Casi cada primavera se descubren nuevos pasadizos secretos en la Catedral de Ávila (la Catedral de Cristo Salvador), aunque hay uno, encontrado casi de chiripa en el año 2010, que se lleva la palma en cuanto a misterios y curiosidades de este templo. Y todo empezó con una leyenda: cuenta que un joven abulense llamado Jimeno, de humilde origen, se enamoró como solo se enamoran en los cuentos de una bellísima jovencita conocida como Madrona, que casualmente era la hija de los patronos del romántico Jimeno. Los padres, como suele ocurrir en este tipo de historias, prohibieron a su hija encontrarse con el tal Jimeno por considerar al muchacho de una clase social inferior, insuficiente para su hijita, entonces nuestro héroe, enloquecido por su pena, se lanzó de cabeza por un pozo de la Catedral para acabar con su vida. Pero fíjese que no solo sobrevivió a la caída, sino que descubrió en el fondo del pozo un pasadizo secreto que casualmente llevaba a los aposentos de su adorada Madrona. Durante varios días, quizá meses, los jóvenes disfrutaron en secreto de su amor y su pasión, hasta que un familiar de la chavala se encontró con esta escena y cosió a puñaladas al pobrecito Jimeno.
Pero la leyenda se transforma en realidad cuando encontraron un nuevo pasadizo situado en el fondo del pozo más próximo a la puerta norte de la catedral. ¿Estarán por allí los huesos de Jimeno?
El descubridor de la tumba de Santiago
Millones de peregrinos han acudido a lo largo de los últimos doce siglos a la Santa Apostólica y Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Compostela o cualquiera de sus templos primitivos, todos ellos con la firme intención de visitar la tumba del apóstol Santiago. Hasta aquí nos conocemos todos la historia. Pero, ¿por qué se considera que esta de aquí es la tumba del santo? Si la tradición cuenta que fue decapitado en Alejandría, ¿cómo podría ser que su cuerpo acabó aquí? Seguro que los peregrinos se saben esta pero resulta que todo empezó cuando un ermitaño llamado Pelayo y su grupo de seguidores observaron un puñado de luces que pululaban durante una noche muy oscura, allá por el año 813, sobre una lápida de mármol muy elaborada y escondida bajo unos matorrales. Inmediatamente supusieron que esta era la tumba del apóstol y comunicaron el hallazgo al obispo de Iria Flavia, el cual lo hizo saber al rey Alfonso II de Asturias.
El monarca asturiano ordenó levantar el primer templo en torno al sepulcro y pocos años después, en uno de sus documentos firmados, escribió que “en nuestros días nos ha sido revelado el preciado tesoro del bienaventurado Apóstol, es decir su santísimo cuerpo. Al tener noticia de lo cual, con gran devoción y espíritu de súplica, me apresuré a ir a adorar y veneré tan precioso tesoro, acompañado de mi corte, y le rendimos culto en medio de lágrimas y oraciones como Patrón y Señor de España, y por nuestra propia voluntad, le otorgamos el pequeño obsequio antes referido, y mandamos construir una iglesia en su honor”.
La tumba del Cid
Cuando el campeador murió en 1099, doña Jimena escogió el Monasterio de San Pedro de Cardeña como tumba para su marido, un monasterio cuyas paredes supuran historia y que debería ser una visita obligada para cualquier turista que pase por la zona de Castrillo de Val. Pero cuando las tropas de Napoleón invadieron España, realizaron uno de los actos más atroces posibles, al profanar la tumba del héroe español, desperdigando sus huesos por lo ancho que es el mundo, quizá con la intención de socavar la moral de los valientes guerrilleros. Solo fue una suerte que el general Thiebault, en un intento por reconciliarse con los españoles, reunió parte de sus restos de vuelta y volvió a guardarlos en su sitio. Y cien años después, en 1921, los restos de Rodrigo Diaz de Vivar fueron llevados a la Catedral de Burgos (la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María), concretamente al crucero del templo, lugar donde descansan actualmente y donde tú puedes visitarlos.
Un astronauta intencionado
Los visitantes miran boquiabiertos la fachada de la Catedral de Salamanca (la Catedral de la Asunción de la Virgen) al encontrar a un misterioso personaje convertido en piedra. Los fanáticos de las teorías de conspiración teorizan. Esta figurita situada en su fachada no es otra cosa que un astronauta tallado en piedra y que contrasta bruscamente con la época en que fue construido el templo. ¿Y por qué está allí? Pero no es obra de los alienígenas, sino del cantero Miguel Romero, en una adición que se realizó sobre la fachada durante una restauración en 1992. Se pretendía, siguiendo la estética de la catedral, que las generaciones venideras sepan cómo era, al menos en este ínfimo detalle, el mundo del pasado, actualmente conocido como el mundo de hoy, igual que nosotros podemos conocer ciertos rasgos de nuestro pasado gracias a las representaciones de las catedrales medievales. Un gracioso y enternecedor guiño dirigido a los canteros del pasado que todos podemos observar en la fachada de este magnífico edificio, ahora sí, con un asombro un poquito más comedido.
El Santo Grial
Una de las reliquias cristianas más codiciadas por los místicos y los aventureros de todos los tiempos es el Santo Grial, la misma copa con la que se dice que pronunció Jesucristo la primera Eucaristía. Se llega incluso a decir que José de Arimatea recogió con ella un poco de la misma sangre de Cristo, cuando este estaba colgado en la cruz. Y no han sido pocos quienes han buscado el Grial: desde los Caballeros del Rey Arturo hasta los compinches nazis de Adolf Hitler, todos han buscado la copa con la convicción de que otorgará a quien beba de ella la eterna juventud. Las tradiciones aragonesa y valenciana aseguran que la copa acabó en manos de los primeros papas romanos, hasta que el Papa Sixto II, preocupado por las consecuencias de las persecuciones a los cristianos en la capital del Imperio, ordenó a un joven diácono oscense que se llevase el cáliz en torno al siglo III d. C. El cáliz comenzó entonces un penoso peregrinaje por la Península Ibérica, pasando por la cueva de Yesa, San Pedro de Siresa, San Adrián de Sásabe, San Pedro de la Sede Real de Bailo y la catedral de Jaca, monasterio de San Juan de la Peña, la Aljafería de Zaragoza, hasta que, finalmente, aterrizó en Valencia. Actualmente se encuentra expuesto en la Catedral de Valencia (la Catedral de Santa María de Valencia), y basta con entrar en el recinto sagrado para admirarlo.
Aunque la Iglesia no se ha pronunciado nunca sobre la veracidad de la reliquia, cabe a destacar que Juan Pablo II y Benedicto XVI lo utilizaron para consagrar la Eucaristía durante sus visitas a la catedral valenciana, y el Papa Francisco I aprobó en 2014 un jubileo perpetuo, a celebrar cada cinco años bajo el nombre de “año Jubilar Eucarístico por el Santo Cáliz”.
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