Viajes

Una apasionante ruta por la Ribera del Duero

A orillas del río Duero es posible degustar algunos de los mejores vinos del país, a la vez de disfrutar de bonitos pueblos, museos, plazas de gran valor histórico…

Las visitas guiadas a las bodegas y viñedos de esta comarca son una experiencia maravillosa
Las visitas guiadas a las bodegas y viñedos de esta comarca son una experiencia maravillosaMaica Rivera

«El Duero corre, terso y mudo, mansamente». Este verso del célebre poeta Antonio Machado encierra el secreto de la fascinante Comarca de la Ribera del Duero: una tierra especial y única que alberga más de cien pueblos, todos ellos unidos por el latente espíritu del Duero. Burgos, Segovia, Soria y Valladolid son las provincias por las que discurren los 115 km de longitud y 35 de anchura que comprenden esta zona de Castilla y León que ofrece al viajero, entre otras cosas, naturaleza, gastronomía, historia, cultura… y, por supuesto, el atractivo añadido del enoturismo.

Conocida principalmente por ser Denominación de Origen Protegida, el peso de sus más de 2.500 años produciendo vino, junto al gran valor de su variado patrimonio, invita al turista a recorrer la llamada «Ruta del vino Ribera del Duero», en la que se disfruta de un paisaje natural de relieves alomados y vegas fértiles que enmarcan tonos cambiantes que tapizan un manto discontinuo de viñas y montes. Es, ante todo, un destino de viaje vital para los amantes del vino , pero también para cualquier persona que busque vivir una experiencia gratamente inolvidable para todos los sentidos. Por su gran extensión, es difícil qué elegir como imperdible, pero, sin duda, Peñafiel, por ser su cuna, y Aranda de Duero, por ser su capital, son paradas obligatorias, y, cómo no, bodegas como Finca Villacreces y Monteabellón son visitas imprescindibles. También, como destino gastronómico hay que destacar restaurantes como el Taller de Arzuaga y el Asador Casa Florencio. Empecemos por la localidad que es considerada un inicio ideal para tomar contacto con la esencia de esta comarca: Peñafiel.

Peñafiel y su encanto especial

En esta histórica villa castellana, famosa por su imponente castillo del siglo X —que corona su más alto cerro— y por su extensa tradición vitivinícola, se encuentra una de las plazas de toros más peculiares de España por no ser redonda, sino cuadrada: La Plaza del Coso. De construcción medieval, aún hoy sigue teniendo su función original de hace siglos: ser un espacio en el que se celebran festejos taurinos. Como nota, fue declarada Bien de Interés Cultural en 1999, y actualmente en ella también tienen lugar otros eventos que no están relacionados con el mundo del toro, como el acto de la Bajada del Ángel el Domingo de Resurrección, fiesta declarada de Interés Turístico Nacional. De esta localidad destaca, también, La Judería, su barrio más antiguo, que se caracteriza por sus viviendas antiguas y su laberinto de calles de encanto especial. No hay que olvidar visitar, por lo que representa, el Museo Provincial del Vino, alojado en el majestuoso Castillo de Peñafiel, y que es un viaje de aromas y sabores. Por otro lado, este bonito pueblo ofrece múltiples bodegas de reconocido prestigio donde conocer de primera mano el proceso de elaboración del vino, así como degustar excelentes variedades de esta bebida conocida como «el elixir de dioses», no en vano, Peñafiel es la cuna de la Ribera del Duero.

Castillo de Peñafiel
Castillo de PeñafielMaica Rivera

Muy cerca de Peñafiel, se encuentra una de las joyas de la Ribera del Duero: la Finca Villacreces. Famosa por estar ubicada en un entorno natural excepcional, en medio de un pinar bicentenario, sus 110 hectáreas —64 cuatro de ellas de viñedo— tienen sus orígenes en 1350, tal como atestiguan sus primeros datos bibliográficos. La finca ofrece recorridos guiados —que incluso pueden hacerse en bicicleta eléctrica— a sus viñedos y bodega que culminan con interesantes catas maridadas con productos gourmet. Recorrer esta finca es una experiencia enoturística de valor incalculable.

La fascinante Aranda de Duero, y unas pinceladas a la gastronomía de la comarca

Continuamos, como otro punto imprescindible, por la que es la mayor población de esta comarca: Aranda de Duero. Como ya hemos indicado, es la capital, y al pasear por sus calles se descubren emblemáticos monumentos, como la iglesia de Santa María, la de San Juan o su puente medieval. También destaca su Plaza Mayor y la Plaza del Trigo, ambas con el encanto de tiempos pasados. Si por algo es conocida Aranda de Duero, es porque muchas de sus casas esconden una singular red de bodegas medievales subterráneas declaradas todas ellas, en su totalidad, Bien de Interés Cultural como conjunto etnológico. Algunas de las que se pueden visitar son la Histórica Bodega de San Carlos y la del restaurante El Lagar de Isilla.

Por proximidad, y porque ofrece una experiencia maravillosa a los sentidos, tras conocer Aranda de Duero se debe de hacer una visita a las Bodegas y Viñedos de Monteabellón. Actualmente, poseen 140 hectáreas de viñedos caracterizados por diferentes altitudes y la diversidad en sus suelos, que son el reflejo de la calidad de sus vinos. Entre las opciones para recorrer esta bodega, se encuentra la de una visita personalizada en la que, si se incluye contemplar las impresionantes vistas del Valle del Duero desde su mirador y una cata en su acogedora cabaña, se conecta íntimamente con el espíritu de la Ribera del Duero.

Restaurante Taller de Arzuaga
Restaurante Taller de ArzuagaMaica Rivera

De todos es conocida la excelente gastronomía de esta comarca, y si lo que se quiere es degustar una cocina castellana de vanguardia, el restaurante Taller de Arzuaga, en plena milla de oro de la Ribera del Duero y con una estrella Michelin, no defrauda, cada uno de sus platos y sus deliciosos vinos son un estallido de sabores. Por otra parte, si se desea disfrutar de uno de los más icónicos legados culinarios de la gastronomía castellana, el lechazo asado en horno de leña del restaurante Casa Florencio es idóneo.

Y, por último, para hacer de un viaje a la Ribera del Duero algo especial, no solo hay que tener en cuenta visitar su citada cuna, su capital y sus más emblemáticas bodegas y viñedos, también hay que experimentar lo agradable que es alojarse en uno de sus alojamientos de ensueño, como el Hotel Castilla Termal Valbuena, ubicado en un monasterio del siglo XII. Este articulo solo recoge una mínima parte de los maravillosos lugares y experiencias que ofrece la Ribera del Duero, ya que es imposible describir y citar los tesoros que guarda «esta tierra especial y única que alberga más de cien pueblos, todos ellos unidos por el latente espíritu del Duero».