Viajes
Deseando conocer “Sky Bridge 721”
Todo un hito de la ingeniería en este tipo de puentes colgantes
La Real Academia Española de la Lengua, define, en una de sus acepciones, la palabra viajar como trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción.
Sin embargo, hay, en mi opinión, otra forma de viajar: con la ilusión y con la mente.
A veces, tenemos tantas ganas de conocer algún lugar que simplemente los preparativos y los planes que se realizan hasta llegar al anhelado destino son parte del viaje. Pues bien, esto es lo que me ocurre con “Sky Bridge 721”.
Déjenme que les cuente sobre el que quiero que sea uno de mis próximos viajes para este año por el centro de Europa.
Se trata de un puente peatonal colgante, el más largo del mundo en el momento de su construcción, situado en la República Checa; concretamente en la estación de montaña de Dolní Morava.
Una impresionante obra de ingeniería de 721 metros de largo, digna de ser conocida. Fácil, pues, entender su nombre.
Todo un prodigio de pasarela, a casi cien metros de altura, sujeto gracias a un estudiado sistema de tirantes.
Reconozco que tengo especial predicción por este tipo de puentes: colgantes y peatonales. El último de grandes dimensiones en el que estuve, que fue también en su momento el más largo del mundo, se encuentra en Arouca (Portugal) con sus 516 metros de largo.
Imposible no desear conocer esta maravilla checa convertida en una gran atracción turística que sobrepasa las fronteras del país. Apenas hace falta un mínimo de espíritu aventurero, si se ven algunas de las imágenes que cuelgo en este reportaje, para desear estar allí.
En esto, como en muchas cosas de la vida, lo mejor es dejarse asesorar por quienes estuvieron recientemente. Así lo hice.
Pregunté a un buen amigo, que acababa de llegar de la República Checa, por su experiencia recorriendo esta inmensa pasarela.
Quedamos a tomar un café. Deseaba que me contase sus sensaciones sobre este puente.
La conversación, que duró toda la tarde, fue ciertamente amena y didáctica. Se apreciaba tanta felicidad en su relato, que esas ganas que escondía en mi interior de visitarlo se multiplicaron de inmediato.
No es preciso mencionar que la seguridad es total y que hasta el más mínimo de los detalles fueron objeto de estudio (peso máximo que puede soportar, vientos, sujeciones, etc.).
Durante la conversación me fue desgranando numerosas anécdotas y circunstancias sobre esta aconsejable experiencia. Una cosa estaba clara: el viaje no es solo atreverse a cruzar este puente (ya de por sí todo un reto), sino la posibilidad y el privilegio que supone admirar, gracias a la altura en que nos encontramos, las envidiables panorámicas de la naturaleza que nos rodea.
Conocerás, me decía, un entorno natural único y privilegiado, entre dos cadenas montañosas y sobre un valle. Unas instantáneas, me recordaba, que la retina guardará para toda la vida.
Mientras avanzaba la animada charla, me enseñaba algunas fotografías de esos tupidos bosques y del puente. Recorría por mi interior una sensación de sana envidia, de querer estar allí lo antes posible.
¡Qué más les puedo decir! Las circunstancias de la vida me obligaron, en su momento, a aplazar este ansiado viaje. Por suerte, la deseada fecha de nuevo está ya en la agenda. Si aceptan este consejo viajero y si aún no saben dónde ir de vacaciones, simplemente les pido que hagan como yo. Anoten para este año la posibilidad de viajar hasta este destino: "Sky Bridge 721".
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