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Galicia, refugio del Patrimonio cultural y natural

El patrimonio es una herencia que el viajero sabe admirar. La Consellería de Cultura e Turismo de la Xunta de Galicia apuesta por su conservación para convertirlo en un recurso de futuro

La piedra seca es una técnica de construcción tradicional gallega que prescinde de cualquier argamasa o mortero
La piedra seca es una técnica de construcción tradicional gallega que prescinde de cualquier argamasa o morterolarazon

El patrimonio es una herencia que el viajero sabe admirar. La Consellería de Cultura e Turismo de la Xunta de Galicia apuesta por su conservación para convertirlo en un recurso de futuro.

Lograr mantener viva la esencia de una tierra convierte a cada lugar en un destino único, con alma propia y con sello de autenticidad. Es precisamente eso lo que permite provocar en el visitante la sensación de descubrir un espacio singular en cada uno de sus viajes. Y así sucede de manera innegable en Galicia.

El secreto no es otro más que el haber sabido conservar y proteger con gran maestría su patrimonio cultural milenario para dejar atónito al viajero que tiene el privilegio de pisar esta tierra, tal y como atestigua la reciente declaración por parte de la Unesco de la piedra en seco como Patrimonio Cultural Inmaterial, dentro de una candidatura conjunta que abarca a ocho países europeos, y la actual celebración por parte de la Xunta de Galicia del Año Europeo del Patrimonio Cultural a través de una programación con la que se ha puesto en valor dicho patrimonio, además de sensiblizar sobre él, reforzarlo y protegerlo.

Paisaje gallego

La piedra seca es una técnica de construcción tradicional gallega que prescinde de cualquier argamasa o mortero. De esta manera, se trata de uno de los ejemplos de conocimientos y usos más relevantes de las formas de vida tradicional que ayuda a construir el paisaje antrópico de Galicia. Esta técnica se fija y se transmite a través del milenario oficio de los canteros y afecta a la relación de las comunidades con el medio, creando y definiendo un entorno por el que el viajero puede pasear de forma cómoda, aprendiendo con cada paso que da el por qué del paisaje gallego.

Muros, cierres y construcciones adjetivas para diferentes usos agrarios y ganaderos como alvarizas, neveras, palomares, hórreos, alpendres, hoyos del lobo o molinos contribuyen a definir y representar la estructura de la propiedad o explotación del territorio. Hasta el punto de que puede decirse que Galicia integra plenamente en el ámbito legislativo su Patrimonio Cultural Inmaterial, constituido por el conjunto de los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas, junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes.

Caminos únicos

Pero no sólo la piedra que adorna parte de la ruta del viajero por Galicia tiene el sello de Patrimino Cultural por la Unesco, pues el propio Camino es en sí un lugar único en el mundo, pues el Camino de Santiago Francés logró este título en el año 1993. Y a ello se sumaron, en el año 2015, el reconocimiento de los Caminos del Norte, a través de una candidatura conjunta presentada por las administraciones de los gobiernos autonómicos de Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco y La Rioja. De este modo, los Caminos de Santiago son una manifestación singular del patrimonio cultural de Galicia, un conjunto de territorios históricos de valor universal excepcional tanto desde el aspecto material como inmaterial.

Dos de las cuatro rutas de los Caminos del Norte transitan en Galicia: el Camino de la Costa, que comunica la cornisa Cantábrica con Compostela, y el Camino Primitivo. Además, abarca singularmente cuatro monumentos que el viajero no debe perderse, como son la muralla y la catedral de Lugo, la catedral mindoniense y el monasterio de Sobrado dos Monxes. Por su parte, el Camino del Norte, procedente de Asturias, tiene dos variantes, la conocida como ruta de la costa y la ruta del interior, que es la que se corresponde con el Camino Primitivo o Camino de Ovedo. El trazado de este camino, a su paso por Galicia, discurre por un total de nueve ayuntamientos: A Fonsagrada, Baleira, Castroverde, Lugo, Guntín, Friol, Palas de Rei, Toques y Melide, donde finalmente entronca con la ruta principal del Camino de Santiago: el Camino Francés. Por su parte, el Camino de la Costa discurre por un total de 16 ayuntamientos, en concreto hablamos de Ribadeo, Barreiros, Trabada, Lourenzá, Mondoñedo, Abadín, Vilalba, Guitiriz, Begonte, Friol, Sobrado, Vilasantar, Boimorto, Arzúa, O Pino y Santiago de Compostela, donde entronca con el Camino Francés a la altura de la cabecera del aeropuerto de Lavacolla.

La clave del reconocimiento de estos tesoros turísticos está en el respeto por el pasado y la protección del patrimonio que muy sabiamente se hace desde las instituciones públicas. De hecho, desde Turismo de Galicia y el Xacobeo se acometen en estos itinerarios intervenciones continuas como el servicio de desbroce, limpieza y mantenimiento básica del Camino, así como la gestión de los albergues de la Red Pública, que cuenta con nueve establecimientos en el Camino del Norte y seis en el Camino Primitivo. Todo ello permite dinamizar el interior de la comunidad gallega, creando oportunidades de trabajo a sus paisanos y, además, dotando de vida propia y auténtica a sus tierras, algo que el viajero agradece cuando la descubre.

Nuevas declaraciones

El reconocimiento y la protección de Galicia como Patrimonio de la Unesco no acaba ahí. De hecho, Galicia tiene en marcha en este momento tres candidaturas más para lograr el reto de ser reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco lugares tan emblemáticos como la Ribeira Sacra, las Cíes-Illas Atlánticas y el Ferrol de la Ilustración.

Considerado Bien de Interés Cultural en la categorái de paisaje cultural, la Ribeira Sacra sorprende al viajero por la perfecta fusión de la naturaleza y el ser humano. En ninguno otro lugar como en la Ribeira Sacra la definición del paisaje cultural ni los criterios de valor universal excepcional de un territorio pueden encontrar una mejor materialización y una manifestación tan singular, pasmosa y meritoria del esfuerzo de una comunidad, desde la prehistoria a la actualidad, por adaptar un territorio único, con sus extremas dificultades y con sus magníficas oportunidades, a múltiples acontecimientos.

Y algo similar ocurre en las Cíes-Illas Atlánticas, uno de los archipiélagos más espectaculares pertenecientes al Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, junto con las Islas de Ons, Sálvora y Cortegada. Gracias a su riqueza, tanto faunística como vegetal, y a la espectacularidad de sus paisajes, estas islas constituyen un importante patrimonio, cultural y natural, de gran valor que se convierten en una visita obligada para cualquier viajero que se precie.

De otro modo muy diferente, el Ferrol de la Ilustración también aspira a ser reconocido por la Unesco, gracias, entre otras cuestiones, a su Arsenal, único puerto militar de la Ilustración intacto en Europa y la mayor base naval de la época. En cualquier caso, recorrer Galicia resulta un viaje en el tiempo y una experiencia única, gracias a la conservación de su patrimonio cultural y natural.

Un viaje de largo recorrido

La comunidad gallega se ha convertido en estas últimas décadas en un referente en la gestión de su Patrimonio Cultural. Desde la inclusión, en 1985, de la Ciudad Vieja de Santiago como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, hasta la reciente declaración de la piedra en seco como Patrimonio Cultural Inmaterial, Galicia ha recorrido un largo camino tratando de lograr el reconocimiento para su patrimonio «sobranceiro». Y este viaje se encuentra más bien a mitad de ruta. De hecho, Galicia tiene en marcha en este momento tres candidaturas más para lograr el reto de ser reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: la Ribeira Sacra, Cíes-Illas Atlánticas y el Ferrol de la Ilustración.