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Milaidhoo, en las Maldivas, cuando vivir es todo un placer

Un resort con 50 villas y residencias, todas con piscina privada para disfrutar de la vida de verdad

Milaidhoo Maldives Beach Pool Villa
Milaidhoo cuenta con 50 residencias, restaurantes, spa y buceoMilaidhoo

Lo mejor es no mirar la foto y lo mejor, en serio, es no seguir leyendo. Apague el móvil o cierre el periódico, encienda la calefacción y escoja una película para cuando anochezca hoy, a eso de las seis de la tarde de este invierno que, como todos, nunca acaba. Qué gana usted descubriendo que existe una isla en las Maldivas llamada Milaidhoo, rodeada de un arrecife de coral y con unas playas de una arena tan blanca que no se sabía que podía existir ese color.

Milaidhoo está situado en el famoso atolón Baa de las Maldivas, reserva de la Biosfera de la Unesco y muy cerca de la bahía de Hanifaru, el lugar donde –en temporada (de junio a noviembre– se ven las mayores agrupaciones de mantarrayas del mundo y se avistan tiburones ballena.

Es una isla con 50 villas y residencias todas con piscina privada, sencillas, de estilo natural y respeto por el entorno, con total privacidad, espaciosas, de diseño y con escaleras que bajan al océano y vistas de la playa y el mar.

Si no resulta suficiente, pida un deseo: una residencia de 564 metros cuadrados con techo de paja, suspendida sobre pilares en el océano, con su piscina, sus escaleras para la laguna y un mayordomo personal para organizar todo lo que deseen los huéspedes. Aquí el único estrés es elegir el restaurante: el Ba’theli by the Reef, uno de los pocos restaurantes de alta cocina donde se puede entrar descalzo, con platos gourmet originarios de las Maldivas; o el Shoreline Grill, frente a la playa, con carnes y pescados y mariscos locales recién capturados. O quizá el Compass, en la piscina con vistas al océano, para comidas ligeras.

Puede, sin embargo, que después de un día agotador en la playa, en el Spa (¿no habíamos nombrado el Spa de cuatro suites y tratamiento con el agua con vistas del cielo y el océano?), puede que con lo agotadora que es la tumbona, pasear por playas que no acaban, jugar con las olas, leer un libro, contar las olas o bucear (¿tampoco habíamos dicho lo del centro de buceo, para principiantes y expertos para ver 200 especies de coral y más de 2.000 especies de peces?).

Puede, en fin, que después de eso, no le apetezca salir de la villa. Pues a cualquier hora del día y la noche se puede pedir comida, el plato que desee preparado por el chef en su punto.

Sí, la playa y el océano son vistas increíbles desde las lujosas y naturales residencias. Pero el techo no deja ver las estrellas, ese cielo sin contaminación lumínica, la maravilla prohibida en cualquier ciudad o casa. Miladhoo ofrece la oportunidad de dormir a cielo descubierto, en una cama con dosel, cubierta de muselina, con un yate anclado al lado con vestidor, ducha, aseo y todas las comodidades. Rodeados de velas, la noche estrellada, la luna y el murmullo del mar, que qué nos querrá decir el mar.

Súbase la manta, se lo dije: no lo tenía que haber leído.