Viajes
El Salvador, una pequeña gran joya
El país centroamericano propone naturaleza, volcanes, cascadas y bosques, pero también cultura, tradición y deliciosa gastronomía
«Un pedacito de tierra, un pequeño paraíso cuya belleza natural seduce a quien lo visita». Con esta frase podríamos definir el destino al que viajamos hoy: El Salvador. Llamado cariñosamente el «Pulgarcito de América» por ser el país más pequeño de Centroamérica, es un destino que, quizá por su tamaño, no se imagine la cantidad de auténticas maravillas históricas y naturales que posee. Por ello, hoy queremos invitarle a descubrir esta verdadera joya del planeta que, sin embargo, aún resulta muy desconocida para muchos viajeros.
Situado entre el océano Pacífico, Guatemala y Honduras, este país cuenta con una oferta turística muy diversificada: desde la bonita capital, San Salvador, pasando por increíbles experiencias naturales basadas en el turismo activo hasta restos arqueológicos de gran valor de la cultura maya. De todo ello vamos a hablar en este reportaje con el que entenderá por qué El Salvador es un destino que debería estar en su lista de próximos viajes.
Lo imprescindible
Puerta de entrada al país, la ciudad de San Salvador es la primera parada obligada para cualquier turista que quiera conocer El Salvador. Aunque de pequeñas dimensiones, merece la pena pasar al menos un día para recorrer sus calles y no perderse ninguno de los atractivos que ofrece. La primera parada imprescindible es el Palacio Nacional, de estilo neoclásico, pero con decoraciones renacentistas, góticas y de art nouveau. En el exterior lo más destacado son las esculturas de Cristóbal Colón e Isabel la Católica.
Otro de los monumentos que más llaman la atención a cualquier turista, y lo hace por su particular diseño, es la Catedral Metropolitana del Divino Salvador del Mundo, levantada a mediados del siglo XX en el mismo lugar en el que estaba la catedral que fue destruida en el terremoto de 1873, en la plaza Gerardo Barrios. Edificio religioso también, le recomendamos que, sea o no creyente, visite la iglesia El Rosario, cuya estructura arquitectónica deja sin palabras por su característico exterior y muy especialmente por el juego de luces que se genera en el interior gracias a sus vidrieras.
Si continúa recorriendo esta pequeña capital, encontrará lugares de gran belleza, empezando por sus plazas: la plaza de la Libertad, muy concurrida por los lugareños y turistas. Aquí, donde comenzó la expansión de la ciudad a mediados del siglo XVI, se encuentra la mencionada iglesia El Rosario, pero también el monumento Ángel de la Libertad, el cual conmemora la independencia del país. Otra plaza, además de la ya citada de Gerardo Barrios, es la plaza Salvador del Mundo, con otro de los símbolos más reconocibles de todo El Salvador: el Monumento al Divino Salvador del Mundo, en el que se representa a Jesucristo sobre el globo terráqueo sostenido por un pedestal con una cruz grabada en él.
Antes de dirigirse a otros puntos de interés fuera de la capital, vaya a contemplar las vistas que regalan los diferentes miradores, pero le recomendamos principalmente dos: la Puerta del Diablo, situado al sur del parque Balboa, y el mirador municipal José Antonio Rodríguez Porth, desde ambos tendrá unas privilegiadas vistas de la ciudad y su espectacular entorno natural. Es, sin duda, la mejor forma de despedirse de esta urbe.
Su esencia
Pero lo cierto es que este país es mucho más: volcanes, cascadas y su pasado maya dan forma a la auténtica esencia de El Salvador más allá de la capital de este país. De esta forma descubrirá maravillas naturales, como los volcanes de Santa Ana, el de San Salvador o el de Izalco; el bonito lago de Coatepeque y las cascadas de Tamanique, muy cerca de la capital y que podrá ver de camino a la costa, donde hay espectaculares playas, tales como El Tunco Beach, la más turística; las Flores, una de las más famosas y de aguas cristalinas y grandes olas, que la hacen idónea para surfear; o, entre otras, El Sunzal y La Paz, en esta última podrá practicar kayak y ver ballenas y delfines durante la época migratoria, desde noviembre a marzo. En todas ellas le aseguramos que la belleza del paisaje y de las puestas de sol le cautivarán.
No hay que dejar de visitar tampoco la Joya de Cerén, la llamada Pompeya de América, y las ruinas de Tazumal, en Chalchuapa, en el departamento de Santa Ana; su significado en lengua nahua-quiché es «lugar donde se consumen almas» y es un importante vestigio arqueológico que nos permite ir tras las huellas de la siempre hechizante cultura maya.
La última recomendación que le queremos hacer es que, si dispone de varios días para descubrir este seductor país centroamericano, haga la Ruta de las Flores. Este recorrido sobre la cordillera Apaneca-llamatepec le llevará a ver varios municipios: Ahuachapán, aquí destaca el Parque Nacional El Imposible y las aguas termales de Santa Teresa; Concepción de Ataco, rodeada de cafetales y con una exquisita oferta gastronómica gourmet y típica del país; Apaneca, con los cafés de más calidad; Juayúa; Salcoatitán; y Nahuizalco. Este último es uno de los centros indígenas más importantes y es muy conocido por sus artesanías.
Como ha visto, el pequeño tamaño de El Salvador no le impide reunir un sin fin de atractivos entre los que destacan su bonita capital con monumentos tan singulares que no dejan indiferente a nadie y una naturaleza salvaje que se refleja en espectaculares paisajes de extraordinaria belleza se aúnan para brindarle experiencias únicas e inolvidables. No lo dude y visite esta joya turística que guarda con gran armonía Centroamérica, ¡seguro que le enamorará!
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