Cruceros
Seven Seas Grandeur, el lujo llevado a la excelencia
Su impresionante oferta logra que el tiempo del huésped a bordo sea tan enriquecedor y estimulante como el tiempo en tierra
«La experiencia de lujo más completa a bordo de un barco», con esa frase podría resumirse la esencia del Seven Seas Grandeur. Y es que sus características, diseño y las valiosas obras de arte expuestas en su interior lo convierten, literalmente, no solo en un majestuoso buque, sino también en un asombroso museo que surca las aguas. No en vano, su espectacular colección artística a bordo es del impresionante número de 1600 piezas.
Tras haber navegado estos últimos meses por el Caribe, la costa este de los Estados Unidos y cruzar el Atlántico desde Nueva York, este pasado miércoles llegó a Barcelona para poner rumbo esta temporada estival a nuevos itinerarios por el Mediterráneo. La promesa sin palabras que hizo en el puerto barcelonés a los huéspedes que embarcaron fue que el tiempo a bordo sería tan enriquecedor y estimulante como el tiempo en tierra. Teniendo en cuenta la atractiva y selecta oferta artística y gastronómica que ofrece, no hay duda de ello.
Proyectado por el galardonado estudio DADO y construido por Fincantieri en dos años en Ancona, Italia, su diseño se inspira en el pasado, pero reinventándose con la mirada puesta en el futuro y con todas las comodidades que ofrece la modernidad. Encarna, de esta manera, la elegancia atemporal, el refinamiento y la belleza en cada uno de sus detalles, algo propio de las mejores obras arquitectónicas de siglos pasados.
Si su exterior provoca amor a primera vista, igualmente lo hace su interior. Cuenta con 375 suites que van desde los 29 metros cuadrados hasta unos impresionantes 412 metros cuadrados, aunque todas ellas ofrecen los mismos estándares de decoración y confort, así como un balcón privado totalmente amueblado desde el que contemplar el mar. Los diseños de estas estancias, las cuales aprovechan las cualidades de la luz natural, evocan una sensación residencial y de lujo clásico.
Entre sus exclusivas suites, sobresale la Regent Suite, que marca un nuevo hito en los que a suites de lujo se refiere. El dormitorio dispone, además de otras muchas comodidades y una espectacular terraza con vistas al mar, de una cama de la exclusiva firma sueca Hästens, un spa privado con sauna personal y dos baños y medio con detalles en mármol y piedra. Asimismo, los huéspedes de esta suite tendrán a su disposición un mayordomo personal, y un chófer y un guía en cada puerto.
Por otro lado, y añadido como valor a su lujoso alojamiento, el Seven Seas Grandeur es también una opción muy tentadora para los amantes de la gastronomía más sibarita, y es que su programa «Epicurean Perfection» dispone de ocho experiencias gastronómicas, incluyendo cinco restaurantes de especialidades de cortesía con 130 nuevos platos pensados para deleitar los paladares más exigentes y hacer que los comensales viajen a través de los sentidos, de una forma que va más allá que navegar. Cada bocado es una experiencia sensorial que logra transportar a destinos culinarios exquisitos y exóticos. Despierta emociones únicas.
Sumado a las deslumbrantes estancias y a todos estos servicios, entre los que se incluye también el espacio de Serene Spa & Wellness para disfrutar de unas vacaciones relajantes en un crucero, cabe destacar que su plantilla es de 548 personas para un total máximo de 746 huéspedes. Este ratio de personal por huésped garantiza un extraordinario servicio y una experiencia única en todos los aspectos del viaje.
Navegando entre obras de arte
El Seven Seas Grandeur se presenta no solo como un majestuoso palacio flotante, sino que se erige como un verdadero museo en movimiento, donde su colección artística se entrelaza con la propia belleza del barco. A la sofisticada experiencia gastronómica y las lujosas comodidades, se une la ya mencionada colección de
1600 obras a las que el huésped tiene acceso no solo de forma cercana, personal y presencial, sino también a través de un recorrido digital, «Art Experience», que logra conectarle si lo desea con el artista, su proceso y su inspiración de la pieza que le interese.
Entre lo más destacado, se encuentran varias obras de Picasso, un tapiz de 12 metros de altura del artista Walter Goldfarb que cuelga majestuoso en el atrio del barco, y una escultura de un bonsái de cerezo hecha a medida en bronce y vidrio fundido a mano por Savoy Studios que da la bienvenida al restaurante de fusión asiática Pacific Rim.
Mención especial dentro de su extensa colección artística merece el «Journey in Jewels». Diseñado a medida, es el primer huevo Fabergé que residirá permanentemente en el mar. Una obra maestra de la orfebrería y la maestría artesanal que encarna la esencia del Seven Seas Grandeur: el lujo llevado a la excelencia.
Sin duda, los amantes de los cruceros y las experiencias inolvidables tienen en el Seven Seas Grandeur la garantía de un viaje único en el que descubrir el lujo, la belleza y la excelencia en alta mar. Para finalizar, al igual que de muchos destinos de viaje se dice que son el «paraíso en la tierra», del Seven Seas Grandeur puede afirmarse con certeza que es un destino en sí mismo, un destino que es un «paraíso en el mar».
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