Tribuna

Plato único

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ayer ante el Pleno del Parlamento andaluz
El presidente de la Junta, Juanma Moreno, ayer ante el Pleno del Parlamento andaluzManuel OlmedoLa Razón

«¿Queda pasta de dientes?». «Uf, ahora toca este con los tostones que suelta». «Nunca me había fijado en esa columna, qué bonita». «Tengo que llamar a Mari a ver si sale la comida del fin de semana». Mientras el grupo no adscrito pensaba en sus votantes, el martes pasado en el parlamento tuvo lugar un ejercicio de representación de la sociedad andaluza. Si nos atenemos a sus intervenciones quedaría más o menos así: la Andalucía que intenta demostrar, la que presume, la que vigila, la que se queja y la que rectifica. El gobierno sabe que está en una carrera contrarreloj y contra una maquinaria formidable que todavía está lejos de haberse quedado obsoleta. Tiene que convencer con datos pero los números que trae no son los más vistosos. Como cuando yo usaba el sobresaliente en Educación Física para suavizar los cates en Física y Matemáticas. El tiempo dirá si son capaces de llegar a la meta con el objetivo cumplido. Ciudadanos presume y presume, con algo de razón, pero en este caso ellos corren para escapar de una inercia upydista, algo mucho más grave, menos mal que no hay elecciones a la vista aunque nunca se sabe. Un ojo en el debate y otro en Inés, bendito congreso. Aunque algún ciudadano andaluz no va a quedar muy contento con el resultado que se adivina. Vox vigila y avisa, pero sin líneas rojas que esas ya las gastó Ciudadanos en la anterior legislatura cuando me recordaba a mi padre cada vez que nos amenazaba con quitarse el cinturón cuando mis hermanos y yo nos poníamos pesados; nunca llegó a ocurrir. Pero ojo que Vox también corre contra el propio efecto naranja, las subidas muy rápidas y muy tempranas tienen consecuencias y son difíciles de gestionar. Que se lo digan a Macaulay Culkin. Adelante Andalucía se queja al único que puede quejarse porque ya hacia arriba la cosa está complicada y por eso usa insinuaciones de muy mal gusto porque tampoco puede quejarse en Baleares. El PSOE rectifica. Rectificar es de sabios pero no siempre es lo más inteligente hacerlo en público ni tampoco hacerlo. Claro que otra cosa es si te obligan, la siguiente rectificación puede llevar nombre, apellidos y cargo.

Pues eso, que estos grupos me recuerdan a mi amigo Nacho, el comercial, que todas las semanas tiene que demostrar su trabajo con números y resultados o se va a la calle; al gran Fali de la Algaba, el carnicero de mi barrio, que presume de género pero traspasa el negocio porque abren un nuevo gran supermercado casi cada mes; a mi compañero de gimnasio que no sé su nombre pero es policía y me cuenta, sin detalles, el infinito trabajo que tienen todos los días y me dice de vez en cuando que cualquier día lo deja; a mi vecina del edificio de enfrente que se queja por todo: las escaleras de su casa, el sol en verano, el frío en invierno, el sol en verano pero lo hace al aire, nunca se dirige a nadie; y por último las rectificaciones de un jefe que tengo, que cambia de opinión según se levanta unas cuarenta veces al día y consigue que nadie se entere de nada. Nos parecemos a nuestros políticos o ellos se parecen a nosotros y eso está bien.

Me pregunto qué hará finalmente el grupo no adscrito este fin de semana. Que, por cierto, también representa a la sociedad andaluza.