Sociedad

Fuego

Solo siete agentes de medio ambiente para 30.000 hectáreas en Sierra Bermeja

Critican «falta de inversión» y vigilancia «escasa» en la zona

Imagen de Copernicus Sentinel-2, capturada el pasado 10 de septiembre, muestra algunos de los incendios cerca de Estepona
Imagen de Copernicus Sentinel-2, capturada el pasado 10 de septiembre, muestra algunos de los incendios cerca de EsteponaESA Media RelationsEFE/ESA Media Relations

Una vez controlado el devastador incendio de Sierra Bermeja llega el momento de hacer balance y de analizar las condiciones en las que se encontraba este espacio natural que llegó a aspirar a ser parque nacional. En este sentido, llama la atención que solo siete agentes de medio ambiente estaban adscritos a este enclave malagueño, con una superficie de casi 30.000 hectáreas. Así lo confirman a LA RAZÓN fuentes de la Consejería de Agricultura, Pesca, Ganadería y Desarrollo Sostenible, que especifica que había otras dos plazas vacantes que ahora se cubrirán con la nueva Oferta Pública de Empleo (OPE) aprobada en el Consejo de Gobierno.

Estos profesionales, que tienen la consideración de policía administrativa, se encargan de la custodia, protección y vigilancia de los bienes de la Junta de Andalucía de naturaleza ambiental. También realizan tareas de información, asesoramiento, control, formulación de denuncias, asistencia técnica, toma de muestras y confección de censos.

Esta dotación es, a todas luces, insuficiente para un paraje en el que se integran una decena de pueblos con una población que ronda los 85.000 habitantes. Dos tercios de este entorno quedaron fuera de la declaración de parque nacional que sí obtuvo la Sierra de las Nieves. Según Javier Martos, portavoz de la plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional, este enclave «es la Cenicienta de las montañas andaluzas» dada la «escasa inversión» en tareas preventivas y la vigilancia «insuficiente». «Por la orografía de este territorio hay muchos puntos negros que tienen que estar vigilados permanentemente porque son suceptibles de incendiarse, como barrancos acusados y alturas muy considerables», apunta Martos, quien critica que la formulación administrativa del parque nacional Sierra de las Nieves es «errónea, frágil e insuficiente».

Las pérdidas son «inconmensurables», apunta, «empezando por la vida humana del bombero». También las consecuencias materiales «de las personas que han tenido que desplazarse y han visto sus fincas quemadas». Más de 2.500 vecinos tuvieron que abandonar sus casas a la carrera ante la cercanía de las llamas y las nubes de pirocúmulos que ensombrecieron el ambiente.

La parte más oriental de Sierra Bermeja, colindante al municipio de Istán, sí está incluida en el parque nacional, pero el resto no. Está fuera, por ejemplo, el peculiar bosque de pinsapos sobre peridotitas, sitiado por el fuego y a la espera de que se valore su afección. ¿Qué hubiera implicado la consideración de parque nacional? «Fundamentalmente recursos humanos y económicos», apunta Martos, además de recordar que la superficie incendiada tiene la consideración de zona de especial conservación de la Red Natura 2000, la máxima protección que otorga la Directiva Hábitat Europea, pero sin apenas dotación económica para labores de conservación.

Sí ha invertido en estas labores la Junta de Andalucía tras la firma de convenios con ocho ayuntamientos de la zona, en una extensión de 8.500 hectáreas.

Martos recuerda recientes episodios derivados de la falta de vigilancia. «Hace dos semanas alguien fue con una sierra y cortó ramas de pinsapos para abrir un nuevo sendero, sin conocimiento ni autorización». Además, por los caminos pueden circular quads y motocicletas, incluso en época de incendios». Junto a ello, la despoblación está disparando el riesgo de que brote el fuego, dado que desaparecen actividades vinculadas al monte –como desbroces y tratamientos selvícolas– aumentando la masa forestal.

Las plantaciones de marihuana, otro riesgo

La plataforma Sierra Bermeja Parque Nacional advierte de que esta zona es un «punto caliente» donde afloran los incendios cada verano. Este año, según apunta Javier Martos, antes de que se declarara el fuego recién controlado se originaron otros tres incendios de menores dimensiones. Dos de ellos estaban vinculados a plantaciones ilegales de marihuana, una actividad que supone otro riesgo para la zona. Por ello, el colectivo reclama a las administraciones públicas que realicen una labor «proactiva, del siglo XXI» antes de que prendan las llamas.