Contracrónica

La soledad de los números primos

“No han querido apoyar el mejor instrumento para reconstruir todo lo que destruyó el Covid. Seguimos”, asegura Moreno. Bravo dice que “el plan B” es prorrogar los Presupuestos

Juan Bravo, abrazado por Imbroda tras el Pleno
Juan Bravo, abrazado por Imbroda tras el PlenoLa RazónTwitter Juan Bravo

El traje azul liso del consejero de Hacienda, Juan Bravo, en términos cabalísticos, daba una idea de por dónde iba la tarde-noche. Para los anteriores Presupuestos de la Junta se tiró de cuadros o, como poco, raya diplomática. La misión de Bravo, visiblemente cansado tras semanas de presión y negociación, con el estrés emocional de que una prórroga de las cuentas pueda acabar en un adelanto electoral que el Gobierno de Moreno no desea, remitía al supuesto anuncio de Shackleton -ahora se dice que es leyenda urbana, “fake”, como el de Lola Flores y el “ni canta ni baila”- en su expedición a la Antártida: “Se buscan hombres para un viaje peligroso. Paga reducida. Frío intenso. Largos meses en la más completa oscuridad. Peligro constante. Es dudoso que puedan regresar a salvo. En caso de éxito, recibirán honores y reconocimiento”. A Bravo lo lanzaron en busca de un acuerdo en el que, por momentos, por autoconvencimiento, sólo él creía más allá de las primeras impresiones -que, como todo el mundo sabe, carecen de segundas oportunidades- tras el encuentro de Juanma Moreno con Juan Espadas, “el alcalde de Sevilla” en las interpelaciones de Bravo. Después, el “Maríngate”, la filtración de los audios del vicepresidente dudando de la conveniencia de aprobar las cuentas en año electoral, hizo que el rechazo “parezca un accidente”, al menos, en el argumentario socialista. En el caso de Vox, el guión era distinto. El partido de Abascal lleva meses aullando, cual lobo estepario, a la luna por unas elecciones bajo distintos argumentos.

Bravo arrancó un pleno plomizo en el que hora y media de alocución apenas daban para 100 palabras de crónica. Con la cadencia de un capítulo de “Mad Men” que fuera dirigido por Garci, el consejero de Hacienda, consciente ya del fracaso de las cuentas, vendía las bondades de los presupuestos igual que las gitanas de la Plaza de España ofrecen romero y vaticinan amores eternos. El amor, empero, viene a durar dos o tres años -según la ciencia-, que es lo que ha tardado Vox en romperse la camisa prefiriendo elecciones que un cambio que no es tal: “Son ustedes la puerta trasera de las políticas progres», criticó Manuel Gavira, con aire de Umbral. «Le diremos a los andaluces que no voten a Vox si lo que quieren es que le demos nuestro apoyo al PP. Están al mismo nivel de los que nos llevaron a la ruina durante 37 años», subrayó. «Del socialismo se sale, pero con ustedes no en Andalucía», concluyó Gavira. El pleno, por entonces, ya era más mortal que rosa y hasta el presidente Moreno se ausentó del mismo para ir a la fachada iluminada de color morado, por el día contra la violencia sobre las mujeres, de San Telmo. A Vox la ausencia no le gustó y cuando se enterara del motivo es posible que menos. La única concesión de Vox, literalmente, fue darle un minuto al consejero para ir al baño, y habló de unas cuentas “fake”.

En el turno de Ángeles Férriz, a falta de escaño de Espadas, se remitió continuamente al soniquete del “Maringate”. La portavoz socialista leyó la transcripción completa del audio. “Es usted como un niño chico que cuenta todo lo que pasa en casa. No sé si es mejor que lo cesen o que le den un micrófono para que lo cuente todo”, le soltó al vicepresidente, que sí aguantó en el escaño. Férriz también habló del aumento de los seguros privados en Andalucía, aunque en el Gobierno del PSOE también subían al ritmo del tono en las intervenciones de Férriz.

Por entonces, la segunda intervención de Bravo ya parecía la segunda temporada de una serie; y empezaron a pasar cosas. “Cuando me preguntan mis vecinos que por qué no aprueban los Presupuestos, les digo que no lo sé, si les estoy diciendo a todo que sí”, señaló en lo que no se supo si interpretar como un homenaje a “Aquí no hay quien viva”. Con Inmaculada Nieto, el Pleno entró en modo fábula. La portavoz de Unidas Podemos, con voz de seda, dispara con balas (argumentales). Bravo citó la cigarra y la hormiga y Nieto obvió la alusión a “Los lunes al sol” -”la hormiga es una especuladora y aquí no dice por qué unos nacen cigarras y otros hormiga”- y aludió al escorpión y la rana. Moraleja: “Es su naturaleza”. La del escorpión matar a la rana y la de la derecha, apostar por lo privado. Por entonces, los cronistas de la sala ya habían renunciado a la posibilidad de contar un cuento a sus hijos para dormir, bañarlos o acostarlos. El Pleno, pese al arranque lento, se fue calentando e, incluso, Juan Bravo, que es la moderación hecha político, aludió a las negociaciones con Bildu del Gobierno de Unidas Podemos y PSOE pero citándolos como los pistoleros. La bancada de Unidas Podemos pidió que se retiraran esas palabras y la presidenta Marta Bosquet se limitó a pedir silencio -un clásico- pero posteriormente Bravo -nobleza obliga-, motu proprio, pidió perdón y retiró lo dicho. Después en Twitter, Nieto agradeció el gesto. Para entonces, la huelga del metal en Cádiz ya parecía haberse resuelto.

Para el turno de Cs y PP, no es que sus portavoces no se lucieran, es que ya estaba claramente todo el pescado vendido. Teresa Pardo recordó que iban casi diez horas de plenario, recordó el gasto en prostíbulos de otro tiempo y apeló a “la pinza”. Hay quien interpretó el color azul de las uñas unido a que, como Marín, estuvo de invitada en el Congreso del PP-A en Granada, como una señal de socorro. De momento, la posibilidad de la lista conjunta es sólo una hipótesis. José Antonio Nieto, por el PP, de vuelta a las fábulas, adoptó el papel de Pepito Grillo y recordó, sobre todo a Vox, el desgaste que supondrá votar -más allá de la Ley del Suelo, que se espera aprobar- continuamente en el mismo sentido que PSOE-A y Unidas Podemos. Al consejero Bravo le aplaudieron igualmente en el fracaso. “Lo he intentado todo presidente, vicepresidente. Hasta aquí hemos llegado”, vino a decir. El presidente Juanma Moreno, de inmediato, lanzó un mensaje: “Llegué a pensar que después de una intensa pandemia de 21 meses, los grupos antepondrían el interés de los andaluces. No han querido apoyar el mejor instrumento para reconstruir todo lo que destruyó el Covid. Seguimos. El Gobierno andaluz sí trabaja por y para Andalucía”.

Bravo también se desahogó en Twitter - “Un momento maravilloso en un día muy triste”- con una imagen en la que el consejero Imbroda -que antes de político, como Bravo, fue deportista profesional-se funde en un abrazo con él mientras les mira la consejera de Empleo Rocío Blanco, ambos de Cs. El Pleno de los Presupuestos, el mayor varapalo al Gobierno andaluz hasta la fecha, coincide con los 74 años de Dwight Schultz, el actor que interpretaba al genial Murdock en la mítica serie de los 80 “El equipo A”. No hubo sorpresa final -como en anteriores ocasiones con Vox- sobre la bocina después de una negociación esquizofrénica y quedó la sensación tras el Pleno de que ningún partido en realidad puede emular al también mítico coronel Hannibal Smith (George Peppard) y decir aquello de “me encantan que los planes salgan bien”. Bravo se limitó a confirmar que el “plan B” después de caer el Presupuesto de 2022 es prorrogar el de 2021 y que no contempla elaborar otro. La soledad de los números primos.