Medio Ambiente

El alga invasora, un «antídoto» contra la seca en Los Arcornocales

Dos mujeres trabajan en un fertilizante que haga frente a la pérdida del arbolado de este Parque Natural de Cádiz

El alga invasora, un «antídoto» contra la seca en Los Arcornocales
Mari Luz Caballero y Luz Pelayo trabajan desde hace meses en la elaboración de un fertilizante que combata la seca en los alcornocalesLa Razón

«Es muy desalentador», apuntaba Juan Gómez, uno de los pescadores del litoral gaditano, de la zona del Estrecho, tras conocer que el alga asiática volvía a hacer acto de presencia en la zona, invadiendo playas como la de Getares.

«Sabemos que no han desaparecido, que están ahí, esperando las corrientes y las altas temperaturas; pero verlas a estas alturas del año nos lleva a esperar lo peor de cara a esta primavera y verano».

Algas (Rugulopteryx okamura), «mensajeras» de dramáticas noticias para el sector pesquero, que, por extraño que parezca, podrían convertirse en antídoto frente a uno de los grandes males que desde hace años azota uno de los enclaves naturales más valiosos de la provincia de Cádiz y Europa, Los Alcornocales. Parque Natural en el que su emblemático espectacular árbol, el alcornoque, padece el fenómeno conocido como «la seca». Enfermedad que ha provocado la pérdida de numerosos ejemplares, dañando de forma muy especial esta icónica selva tropical.

Favorecido por el cambio climático, este hongo es un auténtico quebradero de cabeza para los técnicos y expertos forestales, que no han logrado contener su avance. De ahí que, como ocurre ahora con el proyecto que se viene desarrollando en la Sección de Educación Permanente de Tarifa (SEP), toda iniciativa despierte gran interés y, por supuesto, esperanza.

Partiendo de la idea de un agricultor, al que, en busca de un buen abono para sus naranjos, se le ocurrió, con éxito (brotaron más hojas), fermentar las algas; dos alumnas del SEP, Mari Luz Caballero y Luz Pelayo, trabajan desde hace meses en la elaboración de un fertilizante que pueda servir para combatir la seca en los alcornocales.

Para ello, han evolucionado la fórmula original, mejorando el proceso de extracción del diterpeno de las algas. «Para nosotras», señala Luz Pelayo, «sería todo un orgullo que este fertilizante pusiera freno a la seca». «Estamos convencidas de que, en mayor o menor medida, va a ser así y para ello trabajamos».

Tiempo estable

Mujer del campo, «solo pude estudiar hasta segundo de la ESO», apunta que «muchas veces las soluciones a este tipo de problemas pasan por estar en contacto con la naturaleza, observar lo que ocurre y aprovechar la sabiduría de quienes lo trabajan y cultivan».

El fertilizante, que se depositará en las raíces, «se probará cuando las temperaturas oscilen entre los 20 y 22 grados y sean estables. Creemos que sobre abril y mayo». Está previsto que, con la colaboración de la Finca La Almoraima (que pondrá tres parcelas a disposición del proyecto), dicho fertilizante se pruebe en una de ellas «con ejemplares afectados por la seca». Esta será sometida a seguimientos y test de control para validar el posible éxito (análisis de suelo, medición de crecimiento foliar y grosor de tronco). Tarea en la que prestará su colaboración la Universidad de Córdoba.

A su vez, en la otras dos se utilizará un fertilizante químico y un control ciego (sin intervención), respectivamente. De este modo, según apuntó el coordinador del proyecto, Antonio Vegara, se podrá comprobar la «situación foliar de los ejemplares de alcornocal afectados por la seca antes y después del tratamiento» y comprobar si el fertilizante puede «frenar la germinación del hongo que provoca la seca y, además, contribuir a la foliación.

El fertilizante en el que trabajan Mari Luz Caballero y Luz Pelayo es «totalmente natural». Cuentan como es el proceso en el que trabajan. «Primero recolectamos las algas (playa La Caleta), que deben estar vivas». Posteriormente, prosiguen con su relato, se lavan con agua dulce y se retiran los restos no deseados para, seguidamente, «triturarlas y depositarlas en cubos de cierre hermético».

Por último, concluyen «añadimos melaza» para facilitar los microorganismos que participan en la fermentación, y se cubre de agua dulce.

«La preparación se deja cuatro meses para que fermente e hidrolice bien». Qué pasará es aún un misterio, pero Luz está convencida de que «mal no le va a venir a los alcornoques».