Apuesta

Los sindicatos y los empresarios estarán representados en el Consejo de la Cultura

Este nuevo organismo servirá para mantener un diálogo permanente entre el sector y la administración

El consejero de Turismo, Arturo Bernal, en el Parlamento andaluz
El consejero de Turismo, Arturo Bernal, en el Parlamento andaluzLa RazónLa Razón

El sector de la cultura es uno de los más reivindicativos. En muchas ocasiones con razón, porque suele quedar relegado a un segundo plano en la conformación de los Gobiernos o en muchas ocasiones son los primeros en sufrir los rigores presupuestarios cuando es necesario destinar más recursos a otras áreas, como sanidad o educación. En Andalucía, la inclusión en esta legislatura de las políticas de Cultura dentro de la Consejería de Turismo y Deporte causó cierta decepción entre el sector cultural, que defiende la necesidad de contar con un departamento específico para tener un cauce más directo con la administración.

La situación no ha ido más allá y, un año después, el consejero de Turismo, Cultura y Deporte, Arturo Bernal, confía en que el futuro Consejo Andaluz de la Cultura sirva como «cauce de diálogo» para que se canalicen las inquietudes del sector cultural andaluz y se refuerce su industrialización.

El primer borrador del decreto por el que se pretende crear este nuevo organismo, consultado por este periódico, justifica su creación como órgano colegiado transversal en dos sentidos.

Señala el texto que promoverá «la integración en la organización administrativa del sector de la cultura,en sus diversas manifestaciones, en Andalucía» para que «pueda expresar sus opiniones e inquietudes, participar activamente y contribuir a la configuración de una comunidad autónoma más implicada si cabe, en el desarrollo y proyección de la cultura».

La segunda de sus funciones principales consistirá en su «papel consultivo» que «permitirá a la Administración de la Junta de Andalucía un conocimiento más cercano a la realidad y la posibilidad de optimizar sus actuaciones en el sector». En cuanto a su organización, este Consejo funcionará en Pleno, en Comisión Permanente y en las Comisiones Asesoras que se constituyan para el adecuado cumplimiento de sus fines.

El primero de estos organismos, el Pleno, será «el órgano superior de deliberación y decisión del Consejo». Además de los cargos de la Administración –incluyendo representantes de distintas consejerías, en concreto de las áreas de igualdad, educación, turismo y universidades–, el borrador contempla que se incluyan como vocales «dos personas en representación de las organizaciones sindicales más representativas en el sector de la cultura, a propuesta de sus propias organizaciones», así como otros dos representantes «de las organizaciones empresariales más representativas en el sector de la cultura, a propuesta de sus propias organizaciones».

Una vez más, la Junta de Andalucía repite el esquema de dar cabida a los sectores empresariales y sindicatos en órganos de asesoramiento y diálogo para el diseño de políticas públicas.

Igualmente, está previsto –salvo que se introduzcan modificaciones hasta su definitiva aprobación– una vocalía en representación de los gobiernos locales andaluces a propuesta de la Federación Andaluza de Municipios y Provincias; una persona en representación de las Universidades andaluzas, a propuesta del Consejo Andaluz de Universidades; y un asiento también para las Organizaciones de Personas Consumidoras y Usuarias más representativas de Andalucía, a propuesta del Consejo de las Personas Consumidoras y Usuarias de Andalucía.

Con todo, la parte más numerosa del Consejo en cuanto a vocalías se refiere la conformarán «siete personas técnicas o expertas de reconocido prestigio en los distintos ámbitos culturales».

Hay que señalar que está previsto que el Pleno pueda reclamar para sí el conocimiento de los asuntos delegados o atribuidos tanto a la Comisión Permanente como a las Comisiones Asesoras que se hayan creado.

Por último, la duración del mandato de las vocalías del Consejo será de cuatro años, renovable por un único mandato adicional.