Jesús Fonseca

Ahora es el momento

Ahora es el momento
Ahora es el momentolarazon

El amable lector agradecerá que alguien le regale, de vez en cuando, una gacetilla humanista. Estamos hartos de que todo sea crispación, confrontación y política. La antesala del totalitarismo. Nada como disfrutar de espacio para la vida. De holgura para conocer los atajos que nos permiten hacer un buen uso del sufrimiento; cultivar la dicha. Para Thich Nhat Hanh, el maestro zen más venerado del mundo, vamos mal si no empleamos, hasta el último medio a nuestro alcance, para instalarnos en la alegría de vivir, en cualquier momento; estemos en lo que estemos, hagamos lo que hagamos. Da igual. «Tan pronto como vemos que en este mismo momento ya tenemos bastante, ya somos bastante, la verdadera felicidad se hace posible», asegura Nhat Hanh. Ciertamente, el arte de la felicidad, no es otro que el arte de vivir plenamente el momento presente. El aquí y ahora son el único tiempo y espacio en el que tenemos la vida al alcance de la mano. El sólo lugar para descubrir todo aquello que buscamos: el amor, la libertad, la paz interior —semilla de todo contento— y el bienestar del cuerpo y del alma. Pero para acariciar estas realidades, se impone repensar la vida. En realidad, la buena ventura es un hábito, para el vietnamita Nhat Hanh. Liberarnos de las sensaciones de inquietud y ansia; darnos cuenta de que, justo ahora, ya tenemos más que suficientes condiciones para ser felices, es posible. Nos pasamos la vida buscando en el exterior algo que nos llene, que nos colme. Pero, mientras en nosotros subsista la ansiedad, nunca estaremos satisfechos con lo que tengamos, con lo que seamos ahora. Resultado: así, la felicidad es imposible. Se nos escapa. Se nos escurre entre los dedos. Perdemos la serenidad y la libertad que nos da el presente. Nhat Hanh, un monje budista que está provocando una transformación en muchos seres con sus enseñanzas, nos invita a dos cosas: a despertar y a rebelarnos. A gritar: «¡no quiero seguir así, esto no es vida, no tengo tiempo suficiente para mí, no tengo tiempo suficiente para amar!». Dice este poeta de honduras y activista por la paz, venerado en Oriente y Occidente que, una vez que iniciemos esa revolución en nuestra conciencia, se producirán cambios radicales en nosotros, en nuestra familia y en la sociedad. Esto nos lleva a una reflexión que hemos compartido ya en otras gacetillas: el tiempo vale mucho más que el dinero. El tiempo es vida. Necesitamos despertar. Se puede vivir de otra manera. Ah, y algo fundamental: el tiempo es amistad, amor. De igual manera que podemos ser odiosos, mezquinos y violentos, podemos convertirnos en seres compasivos, generosos, capaces de hacer que todo vaya a mejor. Ahora es el momento.