Fútbol

Jesús Fonseca

Fútbol con alma

Alfredo Di Stefano (foto, EFE)
Alfredo Di Stefano (foto, EFE)larazon

Son historias de futbolistas que han dejado huella en las canchas de la vida. Siete relatos de personajes del balompié que tienen algo en común: buena voluntad, rectitud en el obrar y pasión por este deporte. Las escribe un colombiano universal: César Mauricio Velásquez. Su objetivo: rescatar el fútbol colectivo como espacio de convivencia y alegría. Humanista, diplomático y escritor, César Mauricio Velásquez está persuadido de que la transmisión de convicciones, indispensables para mantener la decencia y el respeto en la vida, es posible a través del deporte en general y, del fútbol, en particular.

A veces uno duda de que este deporte de masas se encuentre en ese ámbito. Pero ayudan —¡qué duda cabe!— libros como este. Además, César Mauricio se ha pasado un buen rato con el Papa, hablando de la fraternidad y la amistad en el fútbol. «Nadie gana solo, ni en el campo de juego, ni en la vida», advierte Francisco. «El secreto de la victoria, está en saber respetar a mi compañero de equipo, pero también a mi adversario. La celebración del triunfo debe ser moderada y respetuosa. Nunca ofensiva ni revanchista», insiste el Papa argentino.

De entre todas las reflexiones, me quedo con este mensaje de Alfredo Di Stéfano, que viene tan a cuento: «pensaba más en ganar los partidos, que en el dinero». Sostiene quien fue uno de los mejores futbolistas de la historia, que «los libros no muerden». Y da este consejo a los jóvenes futbolistas: «deberían leer y estudiar más. La vida como jugadores se termina y, ¿después, qué? Tenés que prepararte para el resto de tus días». ¡Casi nada!

Recuerda el mítico Gento que nació y creció en un hogar alegre, donde aprendió que lo esencial en la vida no cambia: «creo que la gente es buena, aunque a veces no hagamos todo el bien que deberíamos». «El fútbol ha mantenido mi fe. Ganes o pierdas, siempre te plantea una esperanza. Tal vez la misma que uno tiene después de esta vida», repite. Gento pone el acento en que también cuando se pierde se aprende mucho, «aunque se sufra un poco».

Para Butragueño, las cosas siempre se pueden hacer mejor. Por eso es tan importante la confianza en uno mismo. El esfuerzo y la tenacidad, día tras día. ¡Todos los días! Y «la humildad suficiente para saber que todo es mejorable».

Estupendas estas reflexiones, de la mano de César Mauricio Velázquez, que podrían ser punto de partida para revisar y redefinir el deporte más popular del mundo, desde el convencimiento de que, en el deporte como en la vida, el triunfo no es otro que estar a gusto consigo mismo.