Jesús Fonseca

Meditar

Ramiro Calle (foto: Wellington Dos Santos)
Ramiro Calle (foto: Wellington Dos Santos)larazon

Situarnos en el momento presente. Sosegar la mente. La meditación es como un árbol frondoso, con un sinfín de ramas, flores y frutos, que brotan de un mismo tronco universal. De la sensibilidad de las tradiciones espirituales. A este apasionante tema, que interesa cada vez a más, dedica Ramiro Calle su última obra, Cien técnicas de meditación. Un libro bellamente prologado por Jesús Aguado y editado con esmero por Kairos, que vuelve a apostar por el pionero de la meditación y el yoga en el mundo hispano. Ramiro Calle dedica conmovido su obra a los casi seiscientos mil alumnos que, a lo largo de los últimos cuarenta y cinco años, han acudido gozosos a sus clases en el centro Shadak. Las enseñanzas orientales insisten en que la rigidez es muerte y la flexibilidad es vida, pero esta afirmación no se refiere sólo a la elasticidad del cuerpo, sino también a la de las emociones. Hay que evitar aferrarse a los propios puntos de vista y esquemas mentales; cultivar la capacidad de ser útil. Ponerse en la piel del otro. Jamás emperrarse en imponer nuestras propias convicciones a capa y espada, como muy bien recuerda nuestro yogui. Es la flexibilidad mental la que nos hace comprensivos, tolerantes y capaces de descubrir al otro. Somos más abiertos, más porosos. Son estas unas páginas directas. Escritas a manera de mantras. En ellas, como no podía ser de otra forma, el autor de libros inolvidables como El faquir, va desde el yoga al taoísmo, el budismo, el sufismo o la mística cristiana. El autor de Cien técnicas de meditación —como Ramana Maharshi—, conoce muy bien el alma humana: «al lado del corazón físico, hay otro espiritual en el que uno puede adentrarse, hasta crear un ánimo de recogimiento y presencia divina». Pero, ¿qué es meditar? El autor de casi trescientas obras filosóficas y espirituales repartidas por todo el mundo, lo explica así: «meditar es vaciar la mente de pasado y de futuro, para abrirse a la gloria del momento presente, logrando así que el color sea más color y el sonido más sonido. Desarrollar la intuición para poder ver la realidad última de las cosas, liberándose de las redes del ego y conectando con la naturaleza que reside en la propia mente, cuando esta es capaz de volverse hacia sí misma». No se puede expresar mejor, ciertamente. Ofuscación, avidez, odio, sufrimiento inútil, desequilibrio, emociones tóxicas, desorden, suciedad, dispersión, desasosiego, desgana, ansiedad, bullicio... En todo esto y mucho más se repara con acierto y naturalidad en Cien técnicas de meditación. Ramiro Calle nos muestra, con esa sagacidad e ingenio, como sólo él sabe hacerlo, el camino para vivir conscientes, en lugar de ser vividos.