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Ocho joyas de la arquitectura toledana que han desaparecido con el paso de los años

El paso del tiempo ha traído consigo algunos cambios arquitectónicos y la desaparición de elementos legendarios en diferentes lugares de Castilla-La Mancha. Esto es fruto de la evolución que se ha experimentado en ciudades como Toledo, conformada por una significativa cifra de monumentos, elementos y añadidos arquitectónicos que aunque fueron eliminados o desaparecieron totalmente por diversos motivos no han sido olvidados, ya que su historia de conserva en muchos libros.
Por este motivo, en este artículo se van a mencionar un total de ocho elementos históricos que en la actualidad no existen o que su aspecto ha evolucionado tanto en los últimos siglos que prácticamente ni se reconocen como los mismos, tal y como detalla 'Leyendas de Toledo'.
El primero de ellos es la torre de la Catedral. El monumento tuvo una efímera torre del reloj situada a la derecha de la puerta de la Chapinería, que fue construida entre 1424 y 1425. El estado en el que se encontraba supuso su demolición en 1887 y fue desmontada en 1889 tras un debate sobre si sería conveniente su restauración o demolición. Las campanas allí ubicadas, procedentes del también desaparecido Convento del Carmen Calzado, fueron llevadas al campanario.
El Palacio de la Sisla sería otro de ellos. Se construyó una elegante residencia campestre, un pequeño palacete, fue su heredero quien decidió vender los elementos de valor que albergaban en él. A este se suma el Acueducto Romano de Toledo, que según la leyenda fue derribado por los musulmanes en el siglo X.
En cuarto lugar se situaría la Capilla de la Beata Mariana en San Juan de los Reyes. Se trata de una capilla que se edifica en el año 1732 en el muro norte De la Iglesia de San Juan de los Reyes, que fue demolida en 1864 debido a los daños causados por la destrucción provocada por los invasores franceses.
Otros elementos arquitectónicos
Dentro de este listado, también se encuentran los Arcos de la plaza de Zocodover. Unos arcos de sillería con especial parecido al Arco de la Sangre, situados entre 1656 y 1865 en la cuesta en dirección hacia El Alcázar, que cerraban la plaza en su esquina meridional. Las obras de desenganche que se llevaron a cabo en el siglo XIX para permitir el acceso de carruajes implicaron su derribo el 14 de julio de 1864.
El Circo Romano de Toledo, que fue edificado en el siglo I y contaba con un aforo entre los 15.000 y 30.000 espectadores, también se suma a estos monumentos. Con el paso de los siglos, sus materiales fueron expoliados con el objetivo de construir otros edificios de Toledo.
Sin olvidar la Puerta Recaudatoria de San Martín, edificada hacia el 1864 con el fin de servir de lugar de recaudación municipal para las personas que introducían mercancías en la ciudad a través del Puente de San Martín. Fue en el año 1967 cuando se demolió.
Po último, se encuentra el conocido Artificio de Juanelo Turriano, el cual tenía como objetivo elevar el agua salvando una pendiente de noventa metros. Estaba compuesto por norias y palas sobre torres accionadas por la misma fuerza de la corriente del agua. Este artificio estuvo activo durante más de medio siglo y, tras el fallecimiento de Juanelo Turriano, en 1585 la maquinaria no recibió el mantenimiento adecuado y el artificio acabó en ruina.
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