Sucesos

Rescatan a un corzo que estuvo a punto de ahogarse en la Laguna de Uña

El Seprona llevó a cabo el rescate en un momento en el que el nivel del agua podía poner en peligro al cérvido

Rescate de un corzo en la Laguna Uña, en Cuenca
Rescate de un corzo en la Laguna Uña, en CuencaGuardia Civil

El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca ha rescatado un ejemplar de corzo macho que había quedado atrapado en el interior del

canal de la Laguna de Uña, en el Parque Natural de la Serranía de Cuenca.

La operación de rescate comenzó a raíz del aviso de ciudadanos a los agentes, quienes alertaron de la presencia de un animal en el interior de un canal del que no podía salir, en un momento en el que el nivel del agua podía poner en peligro al cérvido.

Tras analizar la situación y contrastar las dificultades para efectuar el rescate debido a la orografía del terreno y la propia construcción del canal, la Benemérita consiguió enganchar una soga entre la cuerna y una de las patas delanteras del animal, logrando su izado con extrema precaución hasta ponerlo a salvo.

Una vez asegurado y fuera de peligro, el corzo presentaba un notable estado de agotamiento, aunque sin lesiones graves visibles. Posteriormente, fue liberado en zona forestal segura y alejada del canal, donde pudo recuperarse y regresar a su hábitat natural.

Esta actuación, desarrollada por el Seprona de la Guardia Civil de cuenca, reafirma el compromiso de la institución con la protección de la fauna silvestre y la preservación del medio ambiente, así como con la atención y respuesta eficaz a los avisos de la ciudadanía.

Sobre el animal

El corzo (Capreolus capreolus) es un pequeño cérvido que se suele ver solo o en collera, es decir, en pareja. Este mamífero es más activo al atardecer y durante el día se esconde entre la vegetación, lo que complica que pueda ser visto a cualquier hora. Se trata de una especie muy adaptable que continúa en expansión, en parte gracias a la caza más controlada de los últimos años.

En concreto, los machos se reconocen por su cornamenta y su tamaño, que es algo mayor que el de las hembras. De hecho, suelen volverse más solitarios en primavera y verano, mientras que en invierno se agrupan en rebaños para reducir los riesgos a los que exponen y también para protegerse de depredadores.

La facilidad que tienen para adaptarse a distintos hábitats lo convierten en un animal común, aunque siempre escurridizo. En la Península Ibérica se encuentra en montañas y bosques, aunque a veces se le ve merodeando cerca de pueblos, cementerios o caminos rurales.