Curiosidades

El calzado tradicional que plantó cara al coronavirus y atrae a los turistas a la montaña leonesa

Se utilizaba sobre todo para defenderse del barro y de las humedades del suelo y en pandemia se recomendó su uso por su gran aislamiento

Las Madreñonas de Casasuertes
Las Madreñonas de CasasuertesIcalLa Razón

Rodeada de altas montañas, ríos y bosques de hayedos principalmente, en un entorno espectacular de la comarca leonesa de Valdeburón, se encuentra la pequeña localidad de Casasuertes, una pedanía del vecino municipio de Burón que aglutina a otras seis localidades más, muy visitada por los turistas que aman la naturaleza y que quieren escapar del mundanal ruido.

Un lugar, que tiene un peculiar calzado como seña de identidad, usado por los antepasados pero también hoy en día por los que viven en la zona para desplazarse por ella y que incluso se recomendó en los peores momentos de la pandemia porque evitaba cualquier contagio debido a su aislamiento y también porque se dejaba 'aparcado' en el quicio de la puerta de entrada: las madreñas, también llamadas galochas o albarcas en otros pueblos leoneses o territorios cercanos como Palencia o Cantabria.

Las madreñas son un calzado tradicional utilizado en las montañas leonesas que se elabora a partir de una sola pieza de madera, normalmente de abedul, haya, fresno, aliso o nogal. Un calzado que se apoya en tres tacos llamados tarugos o machorras, hechos de madera de avellano o de roble joven, y que se van reponiendo cuando se desgastan o rompen al caminar, aunque a partir de la mitad del siglo XX, en vez de tarugos se colocan clavos o gomas.

Se utilizaban sobre todo para defenderse del barro y de las humedades del suelo y son distintas si se las calzan los hombres o las mujeres en el tamaño, la forma y decoración siendo más fina para mujeres y más tosca para los hombres.

Pues desde hace algo más de un año, y con el objetivo final de atraer más turistas, la pedanía de Casasuertes ha colocado dos tallas de madera de grandes dimensiones que representan a dos madreñas, el calzado que se utiliza en la zona, en un homenaje al “símbolo y tradición de una forma de vida que no se quiere perder”.

Con la colocación de ‘Las Madreñonas’, talladas con motosierra por el soriano José Llorente de Covaleda y situadas al lado del molino que está a la entrada del pueblo.

Estas madreñas han sido realizadas en madera de pino y miden 1,20 metros de longitud cada una de ellas.