Sociedad
Fallece José Luis Lera, el decano de la crítica taurina, castizo y contemporáneo
Maestro de numerosas generaciones de periodistas, taurinos o no, sus crónicas, análisis y comentarios fueron ejemplo de mesura al servicio de la verdad
Castizo y contemporáneo, en el exiguo espacio donde conviven el rigor informativo y el arte literario habitó siempre el periodista José Luis Lera, fallecido este sábado en Valladolid a los 92 años, durante las cuatro décadas que dedicó a la crítica taurina en El Norte de Castilla y en la Agencia EFE.
Maestro de numerosas generaciones de periodistas, taurinos o no, sus crónicas, análisis y comentarios fueron ejemplo de mesura al servicio de la verdad, un modelo de rigor sin ensañamiento y con una declarada vocación divulgativa dirigida tanto a los profesionales como a los aficionados.
En las páginas de El Norte de Castilla y en los teletipos de la Agencia EFE firmó centenares de crónicas construidas con una prosa certera y costumbrista: látigo y caricia en sus juicios y hermosura cuando tocaba describir la liturgia de la tauromaquia dentro y fuera del redondel.
Todas esas cualidades cristalizaron en un estilo que creó escuela entre los colegas y generó adeptos entre los lectores de sus crónicas desde que, en 1983, tomó el relevo del crítico taurino Pepe Alegrías (Emilio Cerrillo) en las páginas del diario decano de la prensa española, al que Lera había accedido como redactor en 1976.
Nació el 11 de mayo de 1931, pese a lo cual su prosa no fue nada incendiaria, y sus primeros recuerdos taurinos llevaron la silueta de Manolete, el primer diestro del que guardó memoria fruto de una afición que heredó de su padre y que ya no le abandonó nunca.
Le acompañó incluso hasta Chile, uno de los países menos taurinos de Iberoamérica, durante los seis años (1957-1963) en que residió cuando emigró tras la muerte de su padre, y hasta donde sus amigos de Valladolid le enviaban puntualmente el semanario El Ruedo para no quedarse fuera de cacho.
Recibía también publicaciones dedicadas al teatro, otra de sus principales pasiones, incluso anterior a la taurina, que cultivó como actor aficionado y de la que también dio cuenta como crítico a través de 'Crispín', el único pseudónimo que empleó en letra de molde, ya que siempre se le conoció por su primer apellido, Lera a secas, en las redacciones, en la calle y en los papeles.
De sus coqueteos con la escena como aficionado, fue amigo y compañero de Emilio Laguna y llegó a debutar en el cine con una fugaz incursión ("Caminos de tiza"/1988, de José Luis Pérez Tristán), la tauromaquia le absorbió hasta le punto de compatibilizar la crítica con las secciones de Nacional e Internacional en El Norte de Castilla.
Estudió en las aulas del Colegio de Nuestra Señora de Lourdes, en Valladolid, pero remató sus estudios en Palencia, su otra debilidad cuando residió varios años durante su adolescencia y adonde nunca dejó de acudir como cronista asiduo de su Feria de San Antolín, y nostálgico visitante, la última vez el pasado 12 de octubre.
A su regreso de Chile, en 1963, compatibilizó su trabajo en Granja Minaya con los estudios de Periodismo, por libre, en la Escuela Oficial de periodismo de Madrid, donde coincidió entre otros con Julián Lago, Alejandro Heras Lobato, José Ángel Rodero y Elisa Delibes.
Al desaparecer Granja Minaya, en 1976 ingresó en la plantilla de El Norte de Castilla, aunque desde finales de los años sesenta ya figuraba como colaborador.
En el viejo caserón de la calle de Montero Calvo de Miguel Delibes y José Jiménez Lozano, entre rotativas, entarimados, mesas corridas, ruidos de teletipo, tertulias y cigarrillos, Lera permaneció hasta 1996, el año de su jubilación que le cogió en su nueva sede, que visitó ocasionalmente hasta 2006 en que continuó en activo aunque como crítico taurino.
Desde comienzos de los ochenta colaboró en la delegación de la Agencia EFE de Castilla y León, para la que firmó su última crónica, fechada el 14 de mayo de 2017, el festejo mayor de la Feria de San Pedro Regalado de ese año.
Con José Luis Lera Valles (1931-2024), decano de la crítica en Castilla y León y uno de los más provectos en España, desaparece uno de los últimos eslabones que comunica la vieja escuela con la moderna escuela de periodismo.
Durante su extensa trayectoria formó parte y presidió numerosos jurados de algunos de los más prestigiosos trofeos taurinos (entre ellos el Premio Tauromaquia de Castilla y León), viajó con frecuencia como aficionado, recibió innumerables homenajes, prologó libros, conferenció y un pasodoble lleva su nombre.
El próximo mes de mayo debía recoger, junto al diestro Julián López El Juli, una mención del jurado de trofeo taurino San Pedro Regalado 2023 como tributo de admiración y respeto a su trayectoria profesional y bonhomía personal, su último y póstumo reconocimiento
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