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No es Islandia y está en España: las impresionantes cascadas únicas en el mundo que se esconden en este municipio
El patrimonio histórico y artístico que presenta este lugar se incrementa con la bella caída del agua que se puede presenciar en uno de los lugares más bonitos de nuestro país

El mundo esconde rincones maravillosos e inigualables que solo puedes contemplar si visitas determinado lugar, y por suerte, España cuenta con determinadas bellezas a lo largo de sus pueblos y ciudades que hacen olvidar la idea de viajar a otro país del planeta. Un ejemplo son las cascadas, esencia típica en Islandia que se puede apreciar en este municipio español que se encuentra en una provincia de Castilla y León.
Concretamente en el norte de Burgos, donde las cascadas más bonitas de España se pueden visitar en el municipio de Pedrosa de Tobalina. Un lugar que no necesita monumentos y que solo se rige por su naturaleza, pero suficiente para que convertirse en un entorno privilegiado único en el mundo.
Pedrosa de Tobalina es un pequeño pueblo de apenas doscientos habitantes. Su antigüedad data del siglo XI, y queda avalada por los restos románicos de la Iglesia, dedicada a San Andrés. Hoy, cuenta con casas construidas en el siglo XVIII en su parte más vieja, con estructura de madera y mampostería de arenisca y sillares en las esquinas.
Cuenta con una piscina natural, reconocida en muchos casos por ser la más bonita de España y que forma parte del Valle de Tobalina y en el que se encuentran numerosos atractivos patrimoniales y naturales. Entre ellos, se esconde una preciosa cascada con un salto de hasta veinte metros y más de cien metros de ancho, tan amplio que parece una cortina líquida y cuyo salto se le conoce como el "Salto del Nervión del Ebro", a pesar de que el río responsable es el Jerea, afluente del Ebro.
La cascada más bonita de España está en Burgos: así es el Salto del Peñón de Pedrosa de Tobalina que recuerda a los paisajes de Islandia
En muchos lugares, hace falta caminar kilómetros y kilómetros para encontrar donde la naturaleza se manifiesta en su máximo esplendor. Pero no es el caso de Pedrosa de Tobalina, pues el Salto del Nervión del Ebro está justo al lado del casco antiguo, lo que hace que sea suficiente cruzar un pequeño puente para que escuchar el agua caer.
El lujo, sin lugar a dudas, oír ese sonido deslumbrante y oler la hierba después de la lluvia en una comarca de montes, cañones y pueblos diminutos atravesados por el Ebro y sus afluentes, conocida como Las Merindades.
Este lugar se transforma cada año estación a estación. En verano, el caudal disminuye, el salto se vuelve más tranquilo y aparecen las pozas naturales perfectas para el baño, ideal para hacer frente al calor gracias a la temperatura más que agradable que se forma con un microclima que no supera los veinte grados.

Mientras tanto, en invierno y primavera, el río baja con fuerza y el espectáculo se vuelve más sobrecogedor, con un rugido ensordecedor y el vapor formando un arcoíris, similar al sacado de un cuento de hadas. Y eso sin contar los días más fríos, donde la nieve y el hielo hacen acto de presencia y deja estampas similares a las de Islandia. Por otro lado, es en época de deshielo o de fuertes lluvias cuando la cascada cuenta con más caudal.
En el mirador de la cascada, se pueden obtener las mejores vistas del salto del Peñón y de la laguna. Asimismo, unas escaleras permiten acceder a un antigua molino que se ha logrado conservar, y siguiendo la ruta, se puede llegar a la caída del agua.
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