Escapadas
Los pueblos de Valladolid de obligada parada y fonda
Tierra de buen comer y mejor beber, plana y rodeada de viñedos y campos de cereal es una provincia también con mucha historia y monumental
Valladolid y su provincia es un lugar con encanto, repleto de zonas que el viajero ávido de nuevas sensaciones y experiencias no puede dejar de ver y disfrutar. Tierra de buen comer y mejor beber, plana y sin apenas zonas montañosas y rodeada de viñedos y campos de cereal principalmente, la provincia vallisoletana es un lugar ideal para una escapada de fin de semana o de varios días. Un territorio culto, donde se habla el mejor castellano, o como diría Camilo José Cela, el generoso español que se habla en Castilla, y ahí está la Villa del Libro de Urueña, el pueblo con más librerías por habitante de toda España, o el legado de Miguel Delibes.
Una tierra rica también en patrimonio religioso en forma de iglesias, conventos y monasterios y repleta de castillos medievales en gran estado de conservación que se pueden visitar, algunos de los cuales han sido sede de las Cortes de Castilla y León, como el de Fuensaldaña, y otros acogen el Museo Provincial del Vino, como el de Peñafiel, Monumento Nacional desde hace ya más de cien años.
Una provincia, en definitiva, que ofrece todo lo que el viajero puede desear para desconectar del mundanal ruido de las ciudades y disfrutar de una experiencia irrepetible. En estas líneas queremos aportar algunos de los pueblos imprescindibles que han de estar en el cuaderno de bitácora del turista de interior, sin olvidar la capital Valladolid, la ciudad más poblada de Castilla y León, llena de encantos. Se puede recorrer su casco histórico o pasear por el Campo Grande, el que es el pulmón verde de la ciudad, entre pavos reales, cascadas y árboles centenarios. También se puede admirar la belleza de los edificios y monumentos de su plaza Mayor, pues allí se encuentran el ayuntamiento, el Teatro Zorrilla y la estatua del Conde Ansúrez, por citar solo algunos de sus lugares más emblemáticos.
Tordesillas
La Villa del Tratado, en el que España y Portugal se repartieron el mundo hace 529 años, es de obligada parada. Se encuentra a apenas media hora de Valladolid y ofrece al turista una estampa muy medieval ya solo al entrar, por cuanto hay que cruzar un puente medieval. Los baños árabes, el Real Monasterio de Santa Clara o la Plaza Mayor son los rincones y lugares más emblemáticos de este pueblo taurino de la mano de su festejo popular del Toro de la Vega a mediados de septiembre, regado por el río Duero.
Peñafiel
A 55 kilómetros de Valladolid, casi limítrofe con las provincias de Burgos y Segovia, se encuentra la peña más fiel de Castilla. Pueblo milenario que tiene como personaje ilustre al infante Don Juan Manuel, el autor del Conde Lucanor, tiene el castillo, que abraza y protege en lo alto a todos los peñafielenses y turistas -acaba de ser mejorado en una de sus barbacanas y ofrece ahora el turista una visita integral del mismo. como principal atractivo. Y es que aparte de la visita a la fortaleza, donde el viajero, desde l oalto, puede contemplar tres valles: el del Duero, el del Duratón, así como el del Arroyo Botijas, después puede adentrarse en el Museo del Vino y conocer los entresijos de esta cultura ancestral y motor económico de esta zona, como son los vinos de la DO Ribera de Duero que se elaboran en esta zona, con Protos, Pago de Carraovejas o Tomás Postigo entre sus baluartes.
Pueblo situado en pleno Valle del Duero, el gran río que nos une con Portugal riega las afueras del mismo aunque es el Duratón, una afluente, el que cortan corta por la mitad el núcleo urbano, para después unirse al Duero. El casco histórico es de obligado paseo para conocer la medieval Plaza del Coso, lugar de las distintas celebraciones taurinas que desde la Edad Media se vienen celebrando y que también acoge la Bajada del Ángel el Domingo de Resurrección, una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional.
La Iglesia y Convento de San Pablo, antiguamente fue un alcázar que perteneció al rey Alfonso X El Sabio, y donde se encuentra una capilla funeraria para la familia en estilo plateresco; la Iglesia de San Miguel de Reoyo, levantada en el siglo XVI en estilo renacentista, aunque conserva una magnífica cabecera de una iglesia románica; el Convento de Santa Clara, del siglo XVII; o la Iglesia de Santa María, construida entre los siglos XIV y XV, y sede de Museo Provincial de Arte sacro, son lugares que los amantes de las piedras y la historia han de conocer en Peñafiel, además de la Torre del Reloj, perteneciente a la desaparecida iglesia de San Esteban, y cuyo reloj conserva la maquinaria original del siglo XIX. La última visita de gran interés, es la Casa de la Ribera, donde se enseña el mode de vida de principios del siglo XX en un teatrillo.
Urueña
Uno de los enclaves que mejor resume el espíritu de la comarca es Urueña, recibe al viajero con su castillo y un recinto amurallado en el que destacan las puertas de Azogue y de la Villa. El conjunto se completa con la renacentista Santa María del Azogue y la ermita de la Anunciada del románico. En la Casona de Mayorazga se sitúa la sede del Centro Etnográfico Joaquín Díaz, dedicado a la cultura tradicional con instrumentos y una colección de campanas. YUn pueblo, además, repleto e librerías
Medina del Campo
La Villa de las Ferias bien merece también una visita. El municipio, declarado conjunto histórico, tiene como emblema el Castillo de La Mota, llamado así por su situación sobre una pequeña colina o mota. Adquirió su máximo esplendor con la llegada de los Reyes Católicos y siglos más tarde se convirtió en prisión del Estado. Bajando una ligera cuesta, y tomando la carretera de Olmedo, se llega hasta el Monasterio de Santa Clara, donde viven las monjas clarisas. En su interior, se puede apreciar un precioso lienzo de Nuestra Señora de la Antigua y un Cristo gótico en el altar mayor. Destaca su soberbia Iglesia de San Miguel, construida en los siglos XV y XVI, en un estilo claramente renacentista, y Cruzando el río Zapardiel y girando a la izquierda nos encontramos con las Reales Carnicerías, un elegante edificio renacentista del siglo XVI, declarado Monumento Histórico-Artístico y que funciona como Mercado de Abastos. Frente a ellas, se abre una elegante calle , con comercios y tiendas que nos conduce a la Plaza Mayor de la Hispanidad, considerada una de las mayores de España con una hectárea y media de extensión y lugar de celebración de las ferias en los siglos XV y XVI.
Una Villa repleta de historia y de palacios, como el del Almirante, el del Marquesado de Falces, hoy Casa de Cultura, el de los Dueñas, Monumento Histórico-Artístico de estilo renacentista-plateresco del siglo XVI. Y en el cruce de las carreteras a Peñaranda y a Madrid, se encuentra el Cuartel Marqués de la Ensenada, del siglo XVIII construido bajo trazas neoclásicas.
un lugar, por tanto, imprescindible para conocer la historia de España y de Valladolid.
Medina de Rioseco
La ciudad de los almirantes tampoco podía faltar en esta lista. Constituye una de las zonas más atractivas para el turismo cultural y de calidad por su historia, arte, tradiciones y entorno medioambiental.
Declarada Conjunto Histórico Artístico, esta ciudad fue poblada por vacceos, celtas, romanos..., coincide su momento de mayor esplendor con el asentamiento de los Almirantes de Castilla en la Ciudad en los s.XV, XVI y XVII. Cuenta con una Semana Santa histórica, con iglesias y patrimonio que quitan el hipo como de la Santa María de Mediavilla, la de Santiago. Pasear por sus calles empedradas y degustar su buena gastronomía y pastelería. Las "marinas" son únicas. Y para rematar la faena un paseo por el Canal de Castilla con barco incluido.
Olmedo
Nuestros pasos nos llevan a otra plaza con encanto, patrimonio y buenos restaurantes. Nos referimos a Olmedo, donde destaca su muralla o la Casona de las Carnicerías, sin olvidarnos de su Plaza Mayor. Y muy recomendable el parque temático del mudéjar. Y para los amantes del teatro, un lugar imprescindible en verano con su "Olmedo Clásíco".
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