Guardia Urbana

Los condenados por el crimen de la Guardia Urbana recurren y piden la absolución

Las defensas presentan un recurso y lamentan la “mediatización” del juicio

Sentados en el banquillo de los acusados, los ex agentes de la Guardia Urbana Albert López y Rosa Peral. EFE/Quique García
Sentados en el banquillo de los acusados, los ex agentes de la Guardia Urbana Albert López y Rosa Peral. EFE/Quique GarcíaQuique GarcíaEFE

Han pasado tres meses desde que finalizó el juicio, uno de los más mediáticos de los últimos tiempos en Cataluña. Las defensas de los condenados por el denominado crimen de la Guardia Urbana, Rosa Peral y Albert López, han expuesto sus recursos de apelación ante la Audiencia de Barcelona. Ambos han pedido la absolución por el asesinato de Pedro Rodríguez, y han mantenido las mismas acusaciones cruzadas sobre la autoría que ya esgrimieron durante en el juicio, que se celebró entre febrero y marzo. Los dos condenados formaban parte de este cuerpo.

El jurado popular declaró culpables de asesinatocon alevosía a Peral y López, que en ese momento era el novio de la acusada. El tribunal, formado por nueve personas, no albergó ninguna duda sobre la culpabilidad, sobre todo en el caso de la ex agente. Se le añadió el agravante de parentesco.

También consideraron que los dos acusados confabularon para matar a Rodríguez al que “drogaron o medicaron” y cuyo cadáver quemaron en el interior de su vehículo, que abandonaron en una pista forestal del pantano de Foix el día después del crimen.

Ahora, la abogada de Peral, Olga Arderiu, así como el abogado de López, José Luis Bravo, han criticado la “influencia mediática continua” que consideran que recibieron los miembros del jurado que juzgó el caso, a lo que Arderiu ha añadido que su defendida sufrió un linchamiento y considera que se la juzgó por sus relaciones sexuales y sentimentales.

Arderiu ha reprochado que “nunca debería haberse practicado una de las pruebas estrella” del juicio, en referencia a la declaración de la pareja de su ex marido, quien representó con mímica lo que la hija de Peral le había explicado sobre la noche del crimen, y ha pedido anular la prueba.

La versión que supuestamente le trasladó la niña sostiene la tesis de que Peral drogó a Rodríguez la noche del crimen antes de matarlo, pero su declaración fue excluida por ser menor e hija de la acusada, y por lo mismo tampoco se permitió que la testigo adulta relatara las palabras de la niña, y solo podía expresarlo con gestos.

“Pero sí permitió a preguntas de la acusación particular que la testigo hiciese la declaración sobre la menor. Se puede ver en el vídeo que la señora hacía los gestos pero hablaba a la vez, justamente lo que el magistrado no había permitido”, ha criticado la letrada.

También ha criticado que el veredicto del jurado se basa en deducciones y a su parecer está poco justificado, por lo que sostiene que se ha vulnerado la presunción de inocencia de la condenada.

En la misma línea, el abogado de López, Luís Bravo, ha criticado “las hipótesis, las conjeturas... La palabra hipótesis fue la que quizás más se oyó en el juicio”, y ha lamentado que se han expuesto pruebas periciales muy complicadas ante un jurado popular, y por lo tanto no especializado.

Sobre la noche del crimen, e igual que hicieron en el juicio, la defensa de Peral ha sostenido que López irrumpió en la casa familiar de forma violenta y mató a Pedro R. sin que ella se diera cuenta; en cambio, la defensa de López ha repetido que la víctima murió antes de que él llegara, y que se desplazó hasta la casa de Cubelles (Barcelona) porque Peral le pidió ayuda.

Bravo ha pedido al magistrado que absuelva a López del delito de asesinato, aunque admite que sí encubrió el crimen, y pide al tribunal una conformidad por esta condena, con la que quedaría en libertad al haber “rebasado con mucho el tiempo de prisión previsto para el delito de encubrimiento” desde que fue detenido.

El veredicto sostuvo la tesis de la Fiscalía, que consideraba que ambos acusados habían urdido un plan acabar con la vida de Rodríguez para volver a estar juntos en una “perversa prueba de amor”. Para llevar a cabo el crimen, los acusados esperaron a que Rodríguez no pudiera defenderse debido a que era una persona “con una gran corpulencia física”. Por ello, consideraron que Peral lo drogó, o bien, aprovecharon que “estuviera descansando”.

Luego, según el veredicto, intentaron cargarle el muerto el ex marido de Peral, Rubén, de quien se estaba divorciando y estaba en disputa por la custodia de sus hijas. Para llevarlo a cabo “desplazaron el teléfono móvil de la víctima a las inmediaciones del domicilio del ex marido para que delatara su posición geográfico”.