Investigación
La Covid-19 duplica el riesgo de sufrir trombosis
En muchos casos de pacientes graves, ésta es además asintomática
Entre el 12% y el 15% de los pacientes ingresados en la UCI corren el riesgo de desarrollar una trombosis venosa profunda, un elevado porcentaje que se explicaría por el largo periodo de tiempo que éstos se pasan encamados y que se incrementa significativamente en el caso de los pacientes con COVID-19 grave, puesto que el virus produce además una falta de oxígeno, daña la capa interna de la vena, que ya se ve afectada por el uso frecuente de catéters, y sus efectos producen hipercoagulabilidad
Ya en las primeras semanas de pandemia, los profesionales sanitarios que atendían diariamente a las personas con coronavirus ingresadas en la UCI comprobaron «la tendencia de estos pacientes a hacer trombosis de manera exagerada», señala el doctor Sergi Bellmunt, jefe del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Vall d’Hebron, razón por la cual en abril los Servicios de Angiología y Cirugía Vascular de los hospitales Vall d’Hebron y Germans Trias y Pujol pusieron en marcha un estudio con el fin de conocer cuál era el riesgo de sufrir trombosis venosa profunda o embolia pulmonar entre pacientes graves con COVID-19.
Para ello, en tan solo dos días se realizó una ecografía a los 230 pacientes ingresados con coronavirus en las UCI de ambos hospitales para comprobar que 58 de ellos, es decir uno de cada cuatro (25,2%), tenía trombosis venosa profunda o embolia pulmonar y, entre éstos, solo uno de cada tres tenía síntomas o estaba diagnosticado. Por lo tanto de los 58 pacientes, un 32,8 % (7% del total) era asintomático.
Transcurrida una semana, se realizó una segunda ecografía a todos ellos que permitió detectar tres nuevos casos más para llegar a los 61 pacientes graves con COVID-19 y trombosis o embolia pulmonar (26,5% del total), de los cuales 23 (un 37,5%) tenían síntomas, siete de ellos de trombosis venosa en pierna, ocho de embolia pulmonar y ocho de ambas.
Estos datos resultan especialmente significativos puesto que, tal y como señala el doctor Bellmunt, «el paciente COVID tiene una afectación pulmonar importante y en los casos en los que se produzca una trombosis, el trombo podría desprenderse y taponar la arteria pulmonar», lo cual incrementaría el riesgo de muerte. Y eso es preocupante por el hecho de que en este tipo de pacientes, que suelen estar intubados y, por lo tanto, no pueden expresar su sintomatología, y encamados, de manera que se complica la opción de que se produzca o se pueda detectar una inflamación de la pierna como suele ser habitual en estas personas, es especialmente difícil diagnosticar la trombosis venosa profunda.
Es por ello que los autores del estudios concluyen que «si bien a todos los pacientes UCI se les sumnistra heparina, a los de COVID-19 grave es necesario administrar una dosis más elevada de tratamiento anticoagulante como profilaxis en el momento del ingreso», indica Bellmunt, aunque aún estaría por determinar qué dosis exacta es conveniente, ya que la heparina conlleva riesgo de sangrado, y es por ello que ya se están llevando a cabo estudios en este sentido.
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