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La ambiciosa aventura del joven Baltasar Porcel

El periodista Sergio Vila-Sanjuán reconstruye en un libro la ascensión del escritor mallorquín en el mundo cultural

Sergio Vila-Sanjuán con Baltasar Porcel EFE/Ediorial Planeta
Sergio Vila-Sanjuán con Baltasar Porcel EFE/Ediorial PlanetaEditorial PlanetaEditorial Planeta/EFE

Hubo un tiempo en el que Baltasar Porcel era uno de los nombres de referencia de cierta intelectualidad. Desde que falleció hace ahora doce años, parece que su figura se haya desdibujado, al menos desde una dimensión pública. El periodista Sergio Vila-Sanjuán ha seguido los pasos del autor mallorquín desde su llegada a Cataluña en un libro, «El joven Porcel» –publicado en castellano y catalán por Destino– que pasa a ser la primera biografía sobre un escritor que nunca dejó indiferente.

El autor, en declaraciones a este diario, explicó que el libro nació como «un encargo que me realizó en 2013 el entonces editor de Destino Emili Rosales. Tanto Emili como yo éramos amigos de Porcel y habíamos coincidido en actos y presentaciones. Me lo pidió y estuve un par de años subiendo mucho a Valldoreix, a la casa de Porcel, para consultar sus archivos que había dejado muy bien organizados. Fue un trabajo muy gratificante porque fue apareciendo material inédito o muy desconocido». Fue precisamente el volumen de información lo que hizo que Vila-Sanjuán optara por «cambiar el enfoque y centrarme en un aspecto cronológicamente muy acotado con una entidad autónoma. Eso es lo que finalmente hice».

El biógrafo cree que este ciclo de la juventud de Baltasar Porcel nos ayuda a conocer mejor al escritor. «Llega a Barcelona con 23 años, con poco dinero, en una situación muy complicada por su relación con Concha Alós. Pero en diez años se convierte en un personaje de referencia de la cultura catalana y española. Él llega con una ambición, consigue sus objetivos y le da un giro fenomenal a su vida. Por otra parte, él es escritor y periodista español que de forma más activa y sistemática conecta con todo lo que está cambiando en el mundo en los años sesenta. Se va a París después del 68, va al conflicto árabe-israelí, va al Nueva York de los Black Panther y del feminismo de Betty Friedan, y acaba en la China de la revolución cultural. Hay pocos periodistas con vocación cultural que vayan al escenario de los hechos. Él lo hace». recuerda Vila-Sanjuán.

La Barcelona a la que llega Porcel es la del «Boom» latinoamericano, en la que viven García Márquez y Vargas Llosa, y donde Barral es el editor por excelencia de esa narrativa que llega del otro lado del océano. Sin embargo, Porcel, desde Planeta, encuentra otras voces del continente americano que no habían tenido eco en la edición española. El caso más paradigmático es el de Juan Rulfo y su celebérrima novela «Pedro Páramo». A este respecto. Vila-Sanjuán explica que todo esto «era algo muy desconocido de lo que supe gracias a la pista que me dio José Manuel Lara Bosch quien me dijo que Porcel fue uno de los editores importantes del “Boom”. Me encontré toda una correspondencia sobre este asunto. Lee a esos autores y en 1967 se queda muy impresionado por dos libros: “Los cachorros” y “Cien años de soledad”. Con el “Boom” el pasa de un tono de realismo social español en la onda de Cela a unos libros con una vocación mucho más costumbrista mítica que es lo que de alguna manera cristaliza en “Difunts sota els ametllers en flor”, con el que gana el Pla. Asimismo, a través de unos fondos que ha comprado Planeta, descubre que autores como Juan Rulfo o Ernesto Sábato todavía no se han publicado en España, pese a tener mucho éxito por el mundo americano».

El joven Baltasar Porcel llegó a Barcelona teniendo como su principal maestro a Llorenç Villalonga. Una vez en Cataluña ese papel lo ocupará Josep Pla, pese a que las cosas finalmente acabarán mal. «Con Pla sucede lo mismo que con Villalonga. Primero se pone bajo el amparo de Villalonga, a quien conoce con 18 años y que es muy influyente para él. Durante unos años lo ayuda mucho a configurar lo que es su mundo como escritor. En un momento concreto, en 1964, pasa a estar en crisis con Villalonga e, inmediatamente, pasa directamente a la órbita de Pla quien durante cuatro años tendrá el papel de figura tutorial», aclara el biógrafo. Porcel, según explica Vila-Sanjuán, de esas dos grandes figuras «absorbe muchísimo porque ambos tienen visiones y estrategias que, pese a ser diferentes, a él le sirven muchísimo hasta que hay un momento en el que ya se siente libre».

Baltasar Porcel sería el encargado de despedir a Josep Pla de la revista «Destino», quedando la amistad rota. Previamente mallorquín y ampurdanés compartieron momentos e, incluso, surgió la posibilidad de hacer un libro sobre el autor de «El quadern gris». Entre los papeles de Porcel, Vila-Sanjuán encontró el índice del proyecto que no pudo materializarse. «Surge la idea de hacer este libro que debería ser mezcla de biografía y ensayo interpretativo, pero Porcel debió agobiarse porque tratar con Pla era complicado. También pensaba que no podría hacer un libro a su gusto».