Cataluña

Puigdemont convence solo al 0,2% de catalanes para hacerse el “DNI catalán”

La iniciativa del expresident solo ha conseguido 22.000 inscritos en tres meses

El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont tras una sesión plenaria en el Parlamento Europeo
El expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont tras una sesión plenaria en el Parlamento EuropeoBenoit DoppagneEuropa Press

El “DNI catalán” que lanzó Carles Puigdemont para avanzar en la independencia de Cataluña solo ha conseguido convencer a 22.000 personas en tres meses: o, lo que es lo mismo, un 0,2% de toda la población catalana (7.716.760 personas). El Consell per la República -entidad privada que preside Puigdemont desde Waterloo para promocionar el “procés”- pretende convertir este documento, bautizado como la Identitat Digital Republicana (ID), en un carné para “identificarse” y “ejercer derechos como ciudadano de la República”.

Con un coste de entre 6 y 12 euros, no sirve para realizar ningún trámite con la Generalitat “autonómica”, aunque sí que permite hacer trámites con entidades y empresas privadas afines al independentismo (entre ellos, hay medios de comunicación o compañías de telecomunicaciones, energía o de seguros). Ahora, el Consell per la República ha lanzado una campaña para conseguir nuevos inscritos y pide que todo aquel que haya recibido ya su carné se haga una foto y la comparta a través de las redes sociales.

Lo cierto es que el “DNI catalán” tampoco ha tenido gran impacto entre los propios socios del Consell per la República: tan solo un 22% de los 97.943 se han hecho el carné. La entidad que preside Puigdemont se creó en 2018 y tenía como objetivo conseguir dos millones de socios (el número de votantes independentistas), pero se ha quedado muy lejos de esa cifra.

En cualquier caso, este “DNI catalán” es un paso más del Consell per la República para tratar de ir construyendo estructuras de Estado para avanzar en la independencia. Además de este carné, la entidad también tiene previsto una lanzar una red consular para internacionalizar el “procés”.

Si bien, más allá de estas iniciativas, que han arrastrado más polémica y ruido que efectividad, el Consell per la República se ha demostrado un proyecto poco sólido porque estaba pensado para convertirse en un espacio de poder para Puigdemont, pero ha acabado diluido y sin fuerza. La única acción que más proyección tuvo fue la concentración en Perpiñán (Francia) antes de la pandemia, que reunió a 200.000 personas.

También el Consell per la República se convirtió en una piedra en el camino de las negociaciones para formar Govern recientemente porque Puigdemont pretendía convertirlo en el órgano de coordinación del “procés” y Esquerra entendía que ello suponía una “tutela” al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Finalmente, los republicanos y JxCat han quedado en reforma la gobernanza de la entidad, ya que no hay transversalidad porque faltan tanto la CUP como Òmnium, que se han ausentado de la organización.