Nota de opinión

“Barcelona y Cataluña están en una espiral de decadencia inexorable”

El Círculo de Economía hace pública una nota en la que critica duramente a las dos principales instituciones catalanas

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Hace apenas cuatro meses, el Círculo de Economía se posicionaba a favor de los indultos a los políticos catalanes como una forma de encauzar la situación económica catalana. Transcurrido este tiempo, sin embargo, nada ha cambiado y la parálisis de la comunidad autónoma va camino de cumplir una década. Por todo ello, el lobby empresarial, en una nota hecha pública esta mañana, se ensaña con las dos principales instituciones de Cataluña, el Ayuntamiento de Barcelona y la Generalitat, para recordar que pueden quedar atrapados “en una espiral de irrelevancia económica, de decadencia lenta pero inexorable”.

El Círculo recuerda que bendijo la llegada de Pere Aragonès a la Generalitat como una forma de recuperar la estabilidad perdida, pero, transcurridos unos meses no oculta su decepción: “Creemos que ninguna de las dos instituciones más importantes del país tiene definido un modelo de prosperidad que la gran mayoría de ciudadanos, la sociedad civil y el empresariado puedan compartir”. Así pues, la organización considera que el modelo de desarrollo económico que proponen las dos administraciones es “fuertemente ideológico”, con “falta de pragmatismo”, y que a menudo genera “confrontación”. “Muy a menudo son tácticos, coyunturales, para obtener un voto favorable en unos presupuestos o para diferenciarse del adversario político”, critica el Círculo.

A su juicio, “la política barcelonesa y catalana no ayuda a hacer progresar el país para buscar y ejecutar un desarrollo económico que nos acerque a la prosperidad compartida y que genere consensos y llegue a todo el mundo”. Por ello, el Círculo, como ya hiciera la patronal Fomento del Trabajo, defiende la necesidad de ampliar el aeropuerto, denuncia el “no a todo” del Ayuntamiento y critica las políticas de decrecimiento que propone la CUP en plena negociación presupuestaria. “La política ha de ayudar a centrar el debate de las ideas y a encontrar sus denominadores comunes. Como ya hacen nuestros vecinos europeos, hay que alejarse de los extremos que condicionan llegar a consensos de país”, resumen.