Cataluña

El Rey Felipe VI “vence” al separatismo: la Generalitat y la calle se baten en retirada

Govern y sociedad civil rebajan su hostilidad con el Monarca pese a los aspavientos

El Rey conversa con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, durante la cena del World Mobile Congress 2021.
El Rey conversa con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, durante la cena del World Mobile Congress 2021.CASA S. M. EL REYCASA S. M. EL REY

El «procés» dinamitó prácticamente todos los puentes entre Generalitat y Estado y, una de las relaciones que más se ha resentido es, sin duda, la del Govern con la Casa Real. Lejos queda ya la cercanía que había entre ambas instituciones en la década de los 80 y 90 con Jordi Pujol y Don Juan Carlos I al frente: ahora, con el estallido del proceso independentista, el Rey Felipe VI se ha convertido en el principal blanco de ataques del independentismo, que usa su figura para desgastar al Estado. De ahí, las cruzadas de la Generalitat, que, con Quim Torra a la cabeza, «rompió relaciones» con la Casa Real, y del independentismo, con el recibimiento hostil a cada visita.

El independentismo siempre reprocha al Rey su discurso de rechazo a los desafíos a la legalidad del separatismo el 3 de octubre, 48 horas después del referéndum ilegal del 1-O. Sin embargo, esa cruzada que inició Torra se ha ido diluyendo notablemente con la llegada de Pere Aragonès a la presidencia de la Generalitat. Pese a los aspavientos y las gesticulaciones continuas, lo cierto es que la hostilidad hacia el Monarca se ha rebajado.

Aragonès, como president interino, cometió el error de plantar al Monarca en el acto del 70 aniversario de Seat del año pasado, con la fábrica de baterías en juego (finalmente, acabará en Sagunto), lo que cabreó tanto a los trabajadores de la empresa automovilística como a los empresarios y, desde entonces, ha corregido su actitud y está acudiendo a todos los actos de carácter económico en los que intervenga el Rey también. Así ocurrió en las jornadas del Cercle d’Economía de junio, donde, además, el president, presionado por los empresarios, fue a saludar a Felipe VI.

Desde entonces, han coincidido ya en otras ocasiones (Mobile World Congress de finales de junio y premios Ferrer Salat de Foment a finales de noviembre) y este domingo volverá a ocurrir en la cena inaugural del Mobile World Congress. Desde la Generalitat se trata de restar hierro a este asunto y justificar la presencia de Aragonès junto al Rey en los actos que sean de interés para Cataluña.

Pese a las justificaciones, lo cierto es que, la Generalitat, presionada por distintos sectores sociales que pretenden normalizar las relaciones con el Estado, da cada vez más señales de rebajar el tono con el Monarca, como ocurre también en el independentismo de base, que se bate en retirada. La sociedad civil había organizado protestas violentas y multitudinarias contra el Rey en algunas visitas, pero las movilizaciones se han ido residualizando hasta el punto que, en estos momentos, prácticamente nadie sale ya a manifestarse contra Felipe VI. La capacidad de convocatoria del independentismo civil está bajo mínimos tras la frustración causada por los dirigentes por todas sus promesas incumplidas.

De hecho, hace algo más de un año (en otoño de 2020), el Gobierno vetó la presencia del Rey en el tradicional acto de entrega de los despachos a los jueces para evitar que hubiera crispación en Barcelona en un momento en que intentaba rebajar la tensión en Cataluña para generar un clima de confianza con sus socios de Esquerra y poder aprobar los presupuestos del Estado. En este sentido, también cabe recalcar que, con el ejecutivo de Pedro Sánchez, se han reducido sustancialmente las visitas del Rey a Cataluña, tal y como lo reflejan los datos: en concreto, desde 2018, el Monarca ha estado en Cataluña en 22 ocasiones –algo más de cinco visitas anuales de media–, mientras que entre 2012 y 2017 (bajo mandato de Mariano Rajoy), desembarcó 52 veces –más de 10 visitas anuales de media–.