Entrevista

Jordi Amat: «El miedo es imprescindible para saber quién era Gabriel Ferrater»

El autor de «El hijo del chófer» firma la biografía definitiva del poeta en el centenario de su nacimiento

El escritor Jordi Amat durante la presentación de su nuevo libro "Vèncer la por. Vida de Gabriel Ferrater"
El escritor Jordi Amat durante la presentación de su nuevo libro "Vèncer la por. Vida de Gabriel Ferrater"Marta PerezAgencia EFE

En la conmemoración del centenario del nacimiento de Gabriel Ferrater, el poeta necesitaba contar con una biografía completa. Jordi Amat ha sido el encargado de trazar un recorrido humano y literario por la vida del autor de «Les dones i els dies». Eso es lo que ofrece «Vèncer la por. Vida de Gabriel Ferrater», publicado en catalán por Edicions 62 y en castellano por Tusquets. Amat habló ayer con este diario.

En su libro narra el encuentro que usted tuvo con Joan Ferraté, hermano de Gabriel, y que este le preguntó si sabía quién era él. Ahora que ha publicado «Vèncer la por», ¿cree saber quién era Gabriel Ferrater?

Creo que ahora tengo una idea de Gabriel Ferrater. Es aquello de lo que hablaba Ortega cuando hablaba de las biografías que sirven para ver por dentro el personaje. Me interesaba esa tensión entre la persona que cambia el curso de la literatura catalana y que es el mejor lector español del XX, con sus angustias, con sus luces y sus sombras.

Hemos tenido que esperar que pasara medio siglo desde la muerte de Ferrater para tener un libro que pudiera llamarse biografía completa. ¿Pasa lo mismo con otros autores catalanes?

¿Cuáles son los escritores catalanes a la altura de la importancia de Ferrater? No hay ensayos biográficos. Por ejemplo, Joan Maragall no tiene una buena biografía literaria. Tampoco me parece que la tengan nombres como Carles Riba o Josep Maria Sagarra... El caso de Ferrater es el de uno de los escritores catalanes que empieza a ser importantes en la década de los 60 y es el primero en tener una biografía completa. Las biografías piden tiempo entre la muerte y la independencia de un biógrafo que no lo haya conocido para poder encararse a esa vida.

En «Vèncer la por» tiene una gran importancia la parte documental, con mucho material hasta ahora desconocido.

El libro hace una aportación documental importante. Se conocían aspectos de sus papeles privados, pero otros no por estar dispersos. Uno de sus albaceas, Jordi Cornudella, me dejó acceder a su fondo personal. Hay cuatro corpus que me han ayudado a ser más completa: la documentación de su lectura de Ausiàs March y cómo activa su máquina poética; la correspondencia sobre la obra y su labor profesional que sirve para completar su perfil; las cartas a la madre a partir del momento en el que se instala en Barcelona permite reconstruir aspectos con precisión; y la correspondencia con Jill Jarrell que es el más importante para conocer su relación con ella. También estoy contento por la localización de un texto sobre Josep Pla en «Destino». Quería que la lectura fuera muy narrativa, por lo que no digo que es inédito y que no lo es. He querido demostrar que Ferrater fue un intelectual europea muy importante de su tiempo.

¿Por qué ha renunciado a los testimonios orales?

Sé de un estudiante que asistió a las lecciones del Carioca y me ha ayudado a saber, pero me parecía que si no necesitaba el testimonio no debía usarlo. Para dar vida a la cronología he buscado el documento. Dada la dimensión mítica del Ferrater había que romper la costra del poeta romántico y suicida porque hablamos de alguien que era mucho más complejo.

¿El miedo es importante para conocer mejor a Ferrater?

El miedo es determinante, imprescindible. Cuando está en Hamburgo o en Londres, él dice en una carta a su madre que el miedo es su especialidad. El miedo es un concepto recurrente en su poesía, pero es que tenía miedos de verdad. El consumo de pastillas y antidepresivos explican la manera de vivir que tenía con su miedo a la precariedad económica, del padre suicida que lo persigue. Hay una tensión entre el miedo y el suicidio que es está sombra que muchas veces recae sobres él, pero que vence cuando es brillante. El miedo lo traviesa. Uno de los problemas que tenía con mi anterior libro, «El hijo del chófer» es que su protagonista, Alfons Quintà, era un personaje malo. En cambio Ferrater es redondo. Por eso he querido mostrarlo con sus luces y sus sombras.

¿Qué sabemos de su relación con su hermano Joan Ferraté?

Sabemos de la relación de Joan con Gabriel por sus dietarios, la correspondencia de Joan con Josep Maria Castellet, pero tenemos poca noticia de lo que pensaba Gabriel de su hermano. Joan tenía conciencia de ser el patito feo.

¿Qué espera de la conmemoración del centenario de Gabriel Ferrater?

Del centenario espero que sirva para que Ferrater sea leído, que se reconozca su brillantez como ensayista, que podamos leer tantos papeles como sea posible... Ser conscientes que era una figura tan interesante como las eran las europeas de posguerra.