Opinión
Ministro de Tabarnia
Quien me lo iba a decir, ahora que asumo mi pleno estado de madurez relativa, ahora que ya pocas sorpresas podía depararme la vida, ya ven ustedes alcanzo la categoría de ministro.
Vale ya se que esto no es forma de volver para reencontrarme con mis contados fieles lectores, empezar así casi roza la mala educación, pero no todos los días le nombran a uno ministro.
No me pregunten qué ministerio ostento porque la verdad no lo tengo muy claro, se dé mi misión consistente en elaborar las leyes de desconexión con los indepes y de conexión con España a medida que ellos proponen las suyas. He asumido la tarea con ilusión, trabajo en la Ley de Inmersión Lingüística en latín, la Ley de Memoria Histérica para demostrar que Nelson Mandela, La Madre Teresa de Calcuta, Sir Winston Churchill y Madame Curie entre otros eran tabarneses, La Ley de Referendum por la que todo aquel que deposite un objeto amarillo en un container se considera en Tabarnia voto válido, La Ley de Defensa Nacional actualmente paralizada dado que los diez mil rusos que iban a enviar los amigos de Puigdemon decidieron no venir cuando se enteraron que si aparecían por aquí le pediríamos ayuda a La Legión, La Ley Reguladora de Subvenciones Públicas aun consciente que en eso de crear chiringuitos no podemos competir con los indepes.
Soy ministro y estoy muy contento, así se lo expliqué a esa gran señora, a esa gran dama que es doña Isabel Díaz Ayuso el día 6 en Madrid. Tuve ocasión de compartir mesa y comer frente a ella y pueden creerme, es mas lista, más divertida, más inteligente y más guapa de lo que parece que ya es mucho.
Mi felicidad es absoluta, no sólo soy ministro sino que comparto gobierno con Tomás Guasch, Miquel Giménez y Juan Carlos Girauta entre otros, de la mano de otra señora estupenda que es Gema.
Se que algunos pensaran que es una frivolidad chotearnos de los indepes cuando el problema es serio, pues no lo es porque no hay mejor arma que el humor. Que como alguien dijo somos una panda de gamberros?, pues lo somos, y pueden creerme cumplidos los sesenta y cinco estrenar ministerio y hacer gamberradas es un lujo, y si es acompañado por alguien como mis compinches y como doña Isabel, es el éxtasis. Viva doña Isabel! Viva Tabarnia! Y ¡Viva España!
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