Cataluña
La subida de impuestos ya amenaza los Presupuestos de la Generalitat
Los Comunes exigen incrementar el IRPF y Patrimonio, una reforma que el Govern rechaza. El PSC tampoco está por la labor y Junts pide lo contrario, bajarlos
Los Comunes ya han puesto precio a su apoyo a los Presupuestos del Govern y exigen una reforma fiscal que pase por la subida del IRPF y el impuesto de Patrimonio, un extremo que Esquerra rechaza. Tampoco el PSC estaría por la labor de secundar grandes cambios, mientras que Junts pide justo lo contrario. Un rompecabezas que complica aún más la negociación de las cuentas, en pleno tiempo de descuento y a las puertas de un 2023 marcado por la inflación y la crisis económica derivada.
El gabinete de Pere Aragonès sigue manteniendo abiertas las conversaciones para atar los Presupuestos con los posconvergentes, los socialistas y los Comunes, y se da la circunstancia de que el camino más avanzado es el de los morados. De hecho, la formación de Jéssica Albiach ya da por inauguradas las negociaciones formales y remitió ayer al Govern un documento con sus exigencias.
Y aquí, una de sus líneas rojas es la mencionada reforma fiscal: los Comunes proponen lo que llaman un «impuesto de solidaridad» con la modificación de los últimos dos tramos autonómicos del IRPF (para rentas de 120.000 a 175.000 y más de 175.000) y calculan que supondría unos 85 millones de euros más en recaudación, según sus datos.
También apuestan por subidas en el impuesto de patrimonio y en el de transmisiones patrimoniales, así como incluir medidas fiscales y financieras sobre los tributos a los cruceros y a las actividades económicas que generan gases de efecto invernadero. Y que se apruebe antes de acabar 2022 la memoria del impuesto a alimentos procesados incluido en las cuentas del año anterior.
Entre sus exigencias también está un escudo social de 1.000 millones de euros, que incluya alargar la bonificación del transporte público gratuito, actualizar el Indicador de Renta de Suficiencia de Catalunya (IRSC) y el de la Renta Garantizada de Ciudadanía (RGC).
Al margen de estas medidas más sociales, la reforma fiscal ya se ha convertido en la primera piedra en el zapato del Govern. La consejera de Economía y encargada de elaborar las cuentas, Natàlia Mas, admitió esta semana en el Parlament que su modelo es mantener la fiscalidad actual, por lo que rechazó la subida que exige los Comunes y también la bajada de impuestos que reclama Junts, los dos socios que Esquerra quiere para aprobar los Presupuestos pese a que ya no hay «líneas rojas» con los socialistas. «Unos nos piden subir impuestos, otros bajarlos. Nuestro criterio es la prudencia fiscal», avisó Mas en este sentido.
Y en una posición destacada aparece el PSC, el partido que comparte a grandes rasgos el modelo tributario de la consejería de Economía de la Generalitat. «Hay que ir muy con cuidado también [con subirlos] porque las empresas y las familias están sufriendo un aumento de precios debido a la crisis energética», aseguró ayer la portavoz de los socialistas, Alicia Romero, tras reunirse con el Govern. Preguntada por si el partido avalaría una subida de impuestos a las rentas más altas como piden los Comunes, Romero explicó que estudiarían los «pros y contras», aunque dijo que hay pocos catalanes que se ubiquen en esa franja y que sería una medida con escaso impacto. «Nos parece sinceramente que es más un titular muy típico de los Comunes que un tema que lleve un impacto real en los Presupuestos de la Generalitat o en las políticas que puedes tirar adelante», reprochó Romero.
Sin embargo, los socialistas se quejan del ritmo lento que mantiene el gabinete de Pere Aragonès en las negociaciones. Así, el partido de Salvador Illa reclama al Govern cifras más detalladas de las cuentas después de su segunda reunión. «Nosotros lo que les hemos dicho es que para negociar Presupuestos y ponernos a trabajar necesitamos cifras más concretas», advirtió en declaraciones a la prensa. Romero explicó también que el PSC hará una contrapropuesta cuando Economía les haga llegar documentación, y recordó que la formación lleva ofreciéndose para pactar desde agosto: «Hemos vuelto a tener la percepción de que vamos a un ritmo lento. Nos dijo el Govern de la Generalitat que quería aprobar Presupuestos a principio de diciembre, pero quedan 15 días y no nos hemos puesto a negociar».
Hoy es el turno de Junts: el partido de Borràs se sentará con el Govern en un clima de creciente recelo. Además, los posconvergentes exigen una bajada fiscal imposible para Aragonès y ERC.
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