Salud

Solo un minuto de exposición a la luz monocromática modifica las conexiones neuronales

Según un estudio de la UPC, la estimulación con la luz roja, verde o azul durante 60 segundos activa diversas áreas del cerebro, como las relacionadas con la atención y el ritmo circadiano, la atención visual o la memoria.

Un paciente se somete a una resonancia magnética funcional, a la vez que se le expone a diferentes luces monocromáticas
Un paciente se somete a una resonancia magnética funcional, a la vez que se le expone a diferentes luces monocromáticasUPC

Se conoce que la exposición a la luz puede tener efectos positivos en los que se refiere al tratamiento de diferentes problema de salud, como la astenia primaveral, la interrupción del ritmo cricadiano o, incluso, los trastornos bipolares y el Alzheimer.

En este sentido, en los últimos años, se ha desarrollado un número creciente de investigaciones acerca de la fotoestimulación, orientadas a arrojar nueva información sobre el impacto de la estimulación lumínica en la función cerebral y su posible aplicación en el tratamiento de diferentes patologías, como las disfunciones visuales, los síntomas de depresión, las migrañas o los trastornos de memoria y atención.

En este contexto y con el objetivo de aportar nuevos datos acerca de cómo afecta la exposición a la luz monocromática a las diferentes áreas cerebrales, un grupo de investigadores de la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa de la UPC ha desarrollado un estudio piloto que con el que prueba que con un solo minuto de exposición a la luz azul, roja o verde es posible modificar la conectividad funcional de un amplio abanico de regiones cerebrales o redes neuronales.

En el marco de esta investigación, se expuso a siete personas -cuatro mujeres y tres hombres de entre 21 y 33 años- durante un minuto semanal a las tres longitudes de onda correspondientes a cada uno de los tipos de luz monocromática mientras que, simultáneamente, se realizaban medidas de resonancia magnética funcional, una prueba que ha permitido poner de manifiesto que, con solo un minuto de exposición lumínica, la conectividad se veía modificada a corto plazo en todos los participantes y en las mismas regiones cerebrales.

Tal y como señalan los autores del estudio, “hemos visto una disminución global de conectividad funcional en todas la redes neuronales, excepto en la red atencional ligada a la prominencia después de la exposición a la luz azul; un aumento global de la conectividad funcional después de la exposición a la luz verde, especialmente notable en el hemisferio izquierdo; y una disminución de la conectividad funcional en las redes de atención, junto con una aumento de la conectividad funcional en la red en modo predeterminado después de la exposición a la luz roja”.

Las pruebas realizadas a los participantes en el estudio han dado como resultado imágenes que han permitido observar los cambios en la conectividad cerebral
Las pruebas realizadas a los participantes en el estudio han dado como resultado imágenes que han permitido observar los cambios en la conectividad cerebralUPC

En definitiva, según los investigadores, cada patrón de conectividad cerebral parece estar más dispuesto para funcionar mejor en tareas asociadas a dominio cognitivos específicos : la exposición a la luz azul activa las áreas relacionadas con la atención y el ritmo circadiano, la exposición a la luz verde mejora la atención visual y la exposición a la luz roja influye en áreas como la memoria.

Así pues, este estudio, financiado por el Colegio Oficial de Ópticos Optometristas de Cataluña y publicado en la revista Scientific Reports, abre nuevas vías de investigación en el campo de la fotoestimulación, ya que arroja nuevos datos acerca de cómo ésta impacta en la función cerebral y, por lo tanto, sobre “la aplicación de la estimulación lumínica en diversas disciplinas de la salud, no solo para tratar posibles disfuncionales visuales, sino también síntomas de depresión, alteraciones de los ritmos circadianos, las migrañas o trastornos de la memoria y la atención”, señalan los investigadores, que, para el desarrollo de este estudio, han contado con la colaboración del BarcelonaBeta Brain Research Center, de la Fundación Pascual Maragall, y del doctor Cleofé Peña Gómez, de la empresa Netdatica.