
Crisis
Aragonès se desmarca de Junqueras y reabre la fractura interna de ERC
El expresidente defiende que Junqueras pueda presentarse como candidato a la Generalitat, pero se niega a apoyar su candidatura

El expresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, ha marcado distancias con Oriol Junqueras en el momento más delicado del republicano. Tras anunciar esta semana su voluntad de volver a ser candidato de ERC a la presidencia de la Generalitat, Junqueras esperaba un cierre de filas que no se ha producido.
En una entrevista en La 2 y Ràdio 4, Aragonès se limitó a defender que al líder de ERC se le debe aplicar la ley de amnistía y, por tanto, tiene derecho a concurrir a las primarias internas. Pero rehuyó un apoyo explícito: «No me posicionaré en el debate interno», zanjó.
El expresidente insistió en que, aunque ve «legítima» la intención de Junqueras, no promoverá ni su candidatura ni una alternativa. Una declaración que, lejos de despejar dudas, confirma la falta de consenso en torno a un dirigente que prometió «recoser» el partido pero que continúa generando rechazo en distintas familias internas.
Un liderazgo siempre cuestionado
La conferencia de Junqueras en el Auditori de Barcelona debía marcar el inicio de una nueva etapa, pero se convirtió en escaparate de reproches. Figuras históricas como Ernest Maragall lo acusaron de haber dividido al partido y de marginar a dirigentes como Marta Rovira. Incluso Maragall dijo que no votará a ERC si Junqueras es el candidato a la Generalitat. Otros veteranos, como Jordi Orobitg o Carme Garcia, también alzaron la voz, criticando tanto la forma como el fondo de su regreso.
Desde corrientes internas como el Col·lectiu 1r d’Octubre se tildó su discurso de “egolatría innecesaria” y se cuestionó que usara recursos del partido en su promoción personal.
El antecedente del congreso
El propio Aragonès ya se posicionó en el último Congreso Nacional de ERC a favor de la candidatura alternativa de Nova Esquerra Nacional, avalada por Marta Rovira y liderada por Xavier Godàs. Fue la pugna más abierta de los últimos años, en la que Junqueras logró retener la presidencia de la formación, aunque a costa de acentuar las divisiones.
La promesa de recomponer la unidad se ha visto frustrada. Las tensiones han quedado en evidencia con cada nuevo movimiento, y el anuncio de Junqueras ha reabierto viejas heridas que nunca llegaron a cerrarse. Unas heridas surgidas por las divisiones entre Junqueras y Marta Rovira, los malos resultados electorales tanto al Parlament de Cataluña, perdiendo la Generalitat, como en el Ayuntamiento de Barcelona y otros municipios catalanes, y por el escándalo de la "Estructura B".
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