Diplomacia

¿Para qué sirve el hermanamiento de ciudades?

Los motivos son muy variados y van desde los intercambios comerciales hasta el reconocimiento de ciudades ocupadas

Cartel de hermanamiento en una ciudad sueca
Cartel de hermanamiento en una ciudad suecaCreative CommonsCC

A menudo, turisteando con el coche, es fácil llegar a una localidad con su correspondiente cartel de bienvenida y debajo una suerte de panel informativo advirtiendo del hermanamiento de la ciudad de turno. A veces tiene sentido, como el Toledo español con el Toledo estadounidense, o el Lérida catalán con el colombiano. Otras, sin embargo, parece tremendamente aleatorio e incluso exótico, como Sevilla con Kansas City, Madrid con Freetown o Barcelona con Shangai.

El hermanamiento de ciudades más antiguo conocido en Europa fue entre Paderborn, Alemania, y Le Mans, Francia, en el año 836. A partir de 1905, Keighley en West Yorkshire, Inglaterra, suscribía un acuerdo de hermanamiento con las comunidades francesas Suresnes y Puteaux. Estos experimentos sirvieron para empezar a moldear el concepto moderno de hermanamiento, como el que tuvo lugar entre Keighley y Poix-du-Nord en Nord, Francia, en 1920 después del final de la Primera Guerra Mundial. Esto se denominó inicialmente como una “adopción” de la ciudad francesa; las cartas formales de hermanamiento no se intercambiaron hasta 1986.

El caso de Coventry

El concepto moderno de hermanamiento de ciudades, no obstante, hunde sus raíces en la Segunda Guerra Mundial. Más específicamente, se inspiró en el bombardeo de Coventry el 14 de noviembre de 1940, conocido como Coventry Blitz. Concebida por primera vez por el entonces alcalde de Coventry, Alfred Robert Grindlay, que culminó con un telegrama al pueblo de Stalingrado (ahora Volgogrado) en 1942. La idea surgió como una forma de establecer lazos de solidaridad entre ciudades de países aliados que pasaron por eventos devastadores similares. La camaradería entre las dos ciudades continuó, cuando nuevamente en respuesta a la Batalla de Stalingrado, 830 mujeres de Coventry, encabezadas por la posterior alcaldesa Emily Smith, tejieron sus nombres en un mantel junto con las palabras “Una pequeña ayuda es mejor que una gran simpatía”. Y lo envió, junto con dinero (cada una donó seis peniques), a la gente de Stalingrado.

El mantel ahora se puede ver en el Museo Panorama de la Batalla de Stalingrado. El hermanamiento entre Coventry y Stalingrado se formalizó en 1944 y, después del final de la guerra, se establecieron vínculos similares para fomentar la amistad y el entendimiento entre antiguos enemigos como un acto de paz y reconciliación, como nuevos hermanamientos entre Coventry y ciudades alemanas: Kiel ya en 1947 y Dresden en 1956. Coventry también se hermanó oficialmente con Belgrado, sin embargo, cuando el embajador yugoslavo visitó la ciudad inglesa y ofreció un regalo de madera de su país natal para usar en el nuevo Teatro Cívico, que cuando terminó se llamó The Belgrade.

El propósito de los hermanamientos luego se amplió para fomentar el comercio y el turismo o para reflejar otros vínculos, como ciudades que comparten el mismo nombre o vínculos migratorios. En la década de los 2000, el hermanamiento de ciudades se utilizó cada vez más para formar vínculos comerciales internacionales estratégicos entre las ciudades miembro, y puede incluir localidades de cualquier ámbito, como pueblos, prefecturas o países.

El hermanamiento de pueblos y ciudades a veces se realiza con fines políticos. La ciudad húngara de Gyöngyös se hermanó es la ciudad azerbaiyana de Shusha en 2013, bajo el auspicio del propio gobierno de Azerbaiyán. Así, Hungría reconoció a Shusha como parte de jure de Azerbaiyán, aunque estuvo controlada en ese momento y hasta 2020 por las fuerzas militares de Armenia y la no reconocida Artsaj. En 2003, los concejales de la ciudad de Preston en Inglaterra intentaron hermanarse con la ciudad palestina de Naplusa en nombre de la solidaridad.

Entre estas idas y vueltas entre hermanamientos, Barcelona estuvo a punto de romper el suyo con San Petersburgo (Rusia), que mantiene desde 1985, a causa de la guerra en Ucrania hace unos meses. En su lugar, suspende temporalmente todas las actividades que se pudieran llevar a cabo en el marco del convenio que las une.