Neonatología

Cortar el frenillo lingual alarga la lactancia materna

Un estudio del Hospital del Mar demuestra que en los bebés con anquiloglosia, que es la falta de movilidad de la lengua a causa del frenillo, es más frecuente el destete precoz

Niño con frenillo sublingual
Niño con frenillo sublingualSECOMCYCSECOMCYC

La mayoría de personas nacemos con frenillo lingual, una membrana que es visible mediante una exploración de la boca y que sujeta la lengua al suelo de la misma, pero con cierta frecuencia, esa membrana restringe el movimiento de la lengua, ya se por su grosor, tensión o escasa longitud, impidiendo que ésta se mueva de forma eficaz, dando lugar así a lo que se conoce como anquiloglosia.

Pese a que, según se describe en la literatura científica, esta patología afecta a entre un 1% y un 12 -15% de los niños, un estudio realizado en 2018 por profesionales del Hospital del Mar puso en su día de manifiesto que su incidencia es considerablemente mayor.

En aquella investigación se observó que "la presencia de un frenillo que restringe el movimiento de la lengua era del 32,5%, lo que se traduce en una incidencia de la anquiloglosia más elevada de lo que está descrito", comenta la doctora Silvia Maya-Enero, jefa de la sección de Neonatología del Servicio de Pediatría del Hospital del Mar.

Por esta razón, se comprueba siempre si los recién nacidos tienen frenillo lingual y, en ese caso, se valora un posible existencia de anquiloglosia, puesto que si éste es el caso, se conoce que puede provocar una serie de complicaciones, la más inmediata de las cuales está relacionada con el destete precoz del lactante.

Interrupción de la lactancia materna

Tal y como explica la doctora Maya-Enero, "si debido a un movimiento restringido de la lengua del recién nacido la succión no es efectiva, por un lado, la madre puede sentir dolor al dar el pecho y, en consecuencia, es posible que desista de continuar amamantando al bebé y, por el otro, puede producirse una problema en la ganancia de peso del bebé", supuestos ambos que pueden resolverse con un destete precoz, siendo la lactancia materna una práctica con beneficios demostrados para la salud del niño y para su vínculo con la madre.

Es por ello que cuando tiene lugar una anquiloglosia, se recomienda a los padres autorizar una frenotomía, que consiste en llevar a cabo un corte debajo de la lengua del recién nacido para abrir el frenillo y dar así una mayor movilidad a la lengua. "Se trata de un procedimiento muy sencillo y poco doloroso, que los neonatólogos hacen con analgesia, sin necesidad de recurrir a anestesia", explica la doctora.

Sin embargo, hay padres que declinan llevar a cabo esta pequeña intervención, aunque ésta puede evitar el destete precoz del lactante y otras complicaciones a futuro, como, por ejemplo, una alteración en el desarrollo del paladar o de la mandíbula, que podrían dar lugar a apneas, ronquidos del sueño...

En este contexto, profesionales del Servicio de Pediatría del Hospital del Mar pusieron en marcha un estudio con el objetivo de demostrar las bondades y beneficios de la frenotomía, cuyos resultados se han publicado en la Indian Journal of Pediatrics.

Tratar retrasa el destete

En el marco de este trabajo se realizó un seguimiento a 451 niños nacidos en el centro durante el 2018 para observar qué tipo de lactancia hacían al nacer, a los tres meses y medio de vida y a los 6 meses y se compararon los datos del grupo de bebés con frenillo lingual, con el de aquellos que tenían anquiloglosia y con un tercer grupo de lactantes que habían sido tratados de la misma.

Y los resultados pusieron de manifiesto que "los niños que tenían anquiloglosia no tratada tenían menores tasas de lactancia materna que lo que sí habían sido tratados", señala la doctora Maya-Enero, autora principal del estudio.

Concretamente, a la salida del hospital, el 93,1% de los recién nacidos que se habían sometido a una frenotomía seguían con la lactancia y a los tres meses y medio, el 81,7%, mientras que en el caso de los bebés no intervenidos esos porcentajes caían hasta el 76% y 70,4%, respectivamente. Además, según la evidencia recogida en este trabajo, a los seis meses del nacimiento, el 64.6% de los bebés tratados de anquiloglosia continuaban con la lactancia materna, por solo 55,6% de aquellos que no fueron sometidos a una frenotomía.

Por lo tanto, a tenor de los resultados del estudio, "la anquiloglosia se debería tratar por las importantes implicaciones que puede tener a largo plazo".