Recuerdos de un testimonio único
"Con Josep Pla aprendí la libertad"
Luz de Santa Coloma aporta nuevos datos sobre su amistad con el escritor ampurdanés
Hace unos días LA RAZÓN publicaba parte de los recuerdos de Luz de Santa Coloma, la que fue joven amiga de Josep Pla en la segunda mitad de los años cincuenta. Pero aquellas vivencias quedaban de alguna manera incompletas al no contar con algunos detalles que la protagonista de esta historia ha querido compartir con los lectores de este diario. La publicación del libro “Un cor fortiu” de Xavier Pla la ha ayudado a remirar en los cajones de la memoria sobre aquel pasado.
Ya se explicó que Luz de Santa Coloma, contando en aquel momento 16 años, conoció al autor de “El carrer estret” en 1958, en alta mar, a bordo del barco que los llevaba hasta Barcelona. Pla, ya un escritor consagrado, no dudó en invitar a la muchacha a que lo visitara en el Empordà. Luz de Santa Coloma, desde Argentina, comenta sus impresiones al pisar Cataluña a instancias de Josep Pla: “Recuerdo de mi visita al país de Pla imágenes de Barcelona: el puerto, la Sagrada Familia, una corrida de toros , los cuadros de Miró. Pla organizaba estas visitas, pedía a un amigo que nos acompañara pero no compartía mi entusiasmo por lo que veíamos. La visita a la catedral me conmovió; todavía recuerdo las columnas finas, interminables, que se unían a alturas inverosímiles en la penumbra del techo”.
Además de Barcelona, madre e hija se trasladaron hasta tierras más planianas, las ampurdanesas, asegurando que “de Calella recuerdo la playa, sus rocas y pinares, nadar en aguas tan transparentes y tranquilas mirando los peces de colores y el fondo del mar. De los paseos que hacíamos a la tarde me quedan algunos de los diálogos de Pla con sus amigos, las historias que me contaba de los lugares y de la gente que conocíamos, comer con su madre debajo de la campana de la chimenea del Mas y bailar un domingo la Sardana en la plaza”.
¿Qué significó para Luz de Santa Coloma pasar esos días al lado de Josep Pla? “No sé si Pla fue para mí un ”maitre a penser“, como dicen los franceses, o un maestro del que hablan las disciplinas orientales. En un momento de confusión emocional de ”la primera juventud”, como la llamaba Pla, nuestro encuentro significó un cambio radical para mí. No en mis ideas acerca de las personas o las cosas sino en la actitud con respecto a mí misma y a mi vida. Despertaba en mí una enorme curiosidad ,lo escuchaba con atención, memorizaba sin proponérmelo sus frases concisas y lapidarias, leía con avidez todos sus libros que tenía mano, quería conocerlo, saber quién era, cómo era, qué pensaba. Misión imposible como revela la última biografía de Xavier Pla que estoy leyendo. Pla a su vez me escuchaba, observaba mi forma de actuar ,de hablar, de comer, las emociones que deducía de mi expresión facial, me comunicaba lo que veía y yo me reconocía”.
Igualmente fue mucho lo aprendido. Tanto tiempo después, la protagonista de esta historia no olvida las lecciones vitales que le proporcionó Josep Pla, una influencia que aún pervive en ella. A este respecto comenta que “a través de su mirada aprendí a escucharme, a tomar contacto con mis deseos más íntimos, analizar qué podía elegir para mis estudios, mi trabajo, las personas con las que quería compartir, con mi dinero, mi campo etc. Aprendí a respetar y defender mis decisiones en una sociedad y una familia tan machista como la mía. También Pla cuando lo contradecía en lo que había pensado para mí en una carta me auguraba, no sé si irónicamente “un enorme éxito social con una dialéctica invencible”. Fue un proceso que se inició en ese viaje y se fue afirmando hasta ahora. Suena un poco exagerado, rimbombante, pero es lo que siento. Tengo la impresión que con Pla aprendí la libertad. No tengo más que buenos recuerdos de Pla y agradezco a la Providencia haberlo conocido”.
Josep Pla le sugirió a Luz de Santa Coloma que escribiera sobre su familia argentina, un material que consideraba de gran riqueza literaria. El libro finalmente vio la luz mucho tiempo después, con Pla ya fallecido. Titulado “Los Ortiz Basualdo”, en él Luz sigue la historia de su familia en un relato que habría interesado al autor de “El quadern gris”. Sobre este tema, Luz de Santa Coloma rememora que “al recibir la carta de Pla que me aconsejaba escribir se lo comenté a mi madre. Lo comenté con mi madre y ella con su forma lacónica habitual de expresarse me dijo: Para escribir hay que tener algo que decir. Yo tenía menos de 20 años, mi vida había transcurrido entre el colegio y mi casa, y realmente no tenía nada que decir . A lo 70 años revisando con mi hija fotos viejas de familia me dijo: “Mamá, si no escribís detrás los nombres nosotros cuando te mueras vamos todos estos desconocidos a tirar a la basura”. Empecé a escribir los nombres pero me pareció que así tampoco las salvaría de la basura Conocía algunas anécdotas divertidas, investigué de qué lugar de España vinieron ,que hicieron ,de sus vidas, como y cuando se hicieron tan ricos ,qué estilo de vida llevaban , qué casas y palacios habitaron. Y lo publiqué. Me dijo Milena mi hija: “Al final hiciste todo lo que quería Pla”.
Luz de Santa Coloma no descarta seguir escribiendo sobre su familia, manteniendo encendida la llama que le encendió Josep Pla porque “tengo la historia de las otras tres ramas de mis ancestros para finalizar pero están muy demoradas. Son distintos aspectos de épocas históricas del país algunos de ellos son personajes históricos muy controvertidos como el General Carlos de Alvear, o el coronel Martin Santa Coloma y quiero investigar las distintas teorías antes de continuar. Tampoco les dedico mucho tiempo. Me gusta leer pero escribir menos”.
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