Memoria de un pasado

Los ochenta, una mirada a una década que no fue tan prodigiosa

El escritor y periodista Daniel Vázquez Sallés en un nuevo libro desgrana las luces y las sombras de un tiempo que ha tendido a ser mitificado

El escritor y periodista Daniel Vázquez Sallés
El escritor y periodista Daniel Vázquez SallésShooting

A veces al mirar atrás, como diría Jorge Manrique, tenemos la sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor. El escritor y periodista Daniel Vázquez Sallés ha decidido echar un vistazo al pasado, pero desde un punto de vista crítico en su nuevo libro «Los felices ochenta. Crónica de una generación desconcertada», editado por Folch & Folch. En sus páginas, el autor nos ofrece un viaje muy personal a aquella época que, con el paso de los años, se ha ido mitificando.

«Este libro es un viaje que empieza en una España que está saliendo del franquismo. Son los recuerdos personales de una persona que forma parte de un mundo que está descubriendo. Fue para mi una década de formación dentro de una familia muy politizada», explicó el autor en declaraciones a este diario.

Para Vázquez Sallés no se entienden los ochenta «sin la muerte de Franco, cuando España pasa de ser un país casposo a ser paleto cosmopolita, algo que también sirve para Cataluña». Todo ello sucedía en un momento en el que ETA seguía matando, pero también la ultraderecha con atentados como el que vivió la revista «El Papus» en Barcelona y que acabó con la vida de una persona.

Ya que hablamos de muertes violentas, la década de los ochenta se inició cuando un loco llamado David Chapman mató a tiros a John Lennon. «Es un suceso que define muy bien lo que fueron los ochenta. Cuando sucedió yo era un preadolescente que había descubierto a los Beatles siendo pequeño. Era como el fin de la inocencia y la entrada en una década llena de “brokers”, de lobos de Wall Street, del neoliberalismo. Fue como si me mataran y acabó con mi sueño de la reunificación de los Beatles», comentó.

En el libro hay aproximaciones que podrán parecer controvertidas, como hace al hablar de la Movida madrileña. Sobre ella aseguró Vázquez Sallés que «Madrid tenía la necesidad de buscarse en el mundo y eso es el inicio del nacionalismo madrileño. Si miras el resultado final es pobre. Han sobrevivido unas pocas canciones y un cineasta que cuanto más manchego es mejor, cuanto más cosmopolita es peor. En ese mismo tiempo, Barcelona estaba hecha una porquería. Era una época en la que en Barcelona había más pan que jamón».

En España, los ochenta políticamente están relacionados con la larga presidencia de Felipe González al que el escritor y periodista contempla como «un profesional de los consejos de administración. González es un felipista, aunque vaya con la modestia del jarrón chino, alguien que forma parte de una oligarquía. Sin embargo, también es cierto que comparado con los actuales políticos fue un estadista, aunque los años no le han sentado bien».

En esta memoria, tampoco faltan referencias a sus encuentros con escritores como García Márquez que «era muy consciente de ser un mito por sus orígenes y por a donde había llegado. Por su parte, Vargas Llosa era simpático y tenía “savoir faire” de niño bien».