Opinión

Oficios y profesiones

Convendría hacer un inventario de los oficios y profesiones desaparecidos o en vías de desaparición

Una calle de Barcelona
Una calle de BarcelonaGoogle

Cualquier excusa es buena para pasear las calles de los barrios más antiguos, incluso si están abarrotadas por las compras navideñas y la marea turística, una plaga que va camino de emular a la bíblica de las langostas que cayó sobre Egipto.

Perviven en las calles de esos barrios, que son todavía hoy los que imprimen carácter a una ciudad, los nombres de los oficios que se ejercían en sus locales. En la Edad Media, las personas que pertenecían al mismo gremio (corporación formada por los maestros, oficiales y aprendices de una misma profesión u oficio, regida por sus propias ordenanzas) se instalaban en una misma calle, que, por regla general, tomaba de él el nombre. Así puede constatarse todavía hoy en el nomenclátor de las viejas ciudades, como Barcelona, donde, particularmente en los barrios de Ciutat Vella, subsisten no pocos de esos nombres gremiales: Cotoners, algodoneros; Sombrerers, sombrereros; Mirallers, fabricantes de espejos; Corders, cordeleros o vendedores de cuerdas; Corretger, que fabricaba cinturones y correas de cuero; Abaixadors, tundidores, encargados de cortar o igualar el pelo de los paños; Agullers, artesanos que fabricaban agujas y utensilios para la pesca; Carders, que cardaban la lana o preparaban la materia textil para el hilado; Flassaders, los artesanos de las mantas; Velers, que confeccionaban las velas para los navíos; Escudellers, alfareros de platos de cerámica; Calderers, caldereros; Boters, boteros, fabricantes de botas de madera para vinos y licores…

Al respecto, convendría hacer un inventario de los oficios y profesiones desaparecidos o en vías de desaparición. Citaré algunos (por descontado que todos los oficios, presentes y pasados, son igualmente honrosos, y el desempeño que cada cual hace del suyo debería ser la vara que midiera el reconocimiento y la valía de la persona): aguador, alfarero, alguacil, ama de cría (o nodriza), arriero, aserrador, boyero, calero, campanero, cantero, carbonero, carretero, cestero, colchonero, copista, costurera, cuchillero, deshollinador, escribano, esquilador, farolero, fogonero, guardabosques (o guarda de montes), guardagujas, hilandera, hojalatero, lavandera, leñador, mielero, molinero, pellejero, peón caminero (encargado del mantenimiento de las carreteras), picapedrero, recadero, trapero, yegüero… Y alguno más que se me ha quedado en el tintero, como el de pendolista, esto es, el que escribe con muy buena letra y se dedica a elaborar documentos manuscritos para otras personas, o el afilador que se anunciaba con una chifla melódica por las calles, o el cobrador de autobús.

También dos de los más poéticos y de llevar una vida la mar de apartada y novelesca, el farero que vigilaba los faros y el sereno que rondaba de noche por las calles para velar por la seguridad del vecindario. Y los curas y maestros de pueblo, que se han quedado sin almas y sin niños.