Junts, clave
Puigdemont descarta su propio indulto para dar la investidura a Sánchez
Los posconvergentes insisten en elevar el precio: amnistía y referéndum
"Nuestros votos valen oro". Son palabras de Míriam Nogueras, líder de Junts en el Congreso y dirigente del núcleo más cercano de Carles Puigdemont, quien maniobró para situarla al frente de la lista del 23J. Una arenga que este lunes se repetía por el cuartel general posconvergente, partido dispuesto a presionar con la amenaza de bloqueo y a no desaprovechar la oportunidad para poner un precio de máximos a la investidura de Pedro Sánchez: referéndum de autodeterminación y amnistía.
De hecho, los posconvergentes insisten en una "solución colectiva" y descartan un indulto anticipado de Puigdemont. "Si una cosa ha dejado clara es que no busca una solución personal, busca una solución colectiva al conflicto de Cataluña y España", ha insistido esta tarde el portavoz de la formación, Josep Rius, sobre el expresidente de la Generalitat.
Tras un mal ciclo electoral con severas caídas en las municipales y las generales –ERC perdió la mitad de escaños y votos, mientras que los posconvergentes se dejaron por el camino 1 diputado– el independentismo mantiene la llave de la gobernabilidad de España y tiene claro que ésta es la oportunidad para elevar sus exigencias. Un voto a favor republicano y una abstención de Junts son claves para que el PSOE se mantenga en la Moncloa. Una ecuación endiablada que devuelve especialmente al partido de Carles Puigdemont al centro de los focos, siempre con la amenaza permanente del bloqueo institucional.
Y Junts no tiene dudas en apretar las tuercas, distanciarse de Esquerra y exigir al PSOE la amnistía para todos los encausados –descarta el mencionado indulto anticipado para Puigdemont– y «un referéndum pactado y vinculante». Dos condiciones claras y diáfanas que el partido ha repetido a lo largo de la campaña y que también ha puesto esta tarde en el centro de la negociación al ratificarlas en su ejecutiva.
La primera en avisar fue la presidenta posconvergente, Laura Borràs: a primera hora de la mañana, reafirmó que Junts no investirá «a ningún presidente del Estado español que no aborde la solución del conflicto político con Cataluña, y eso pasa por abordar la amnistía y la autodeterminación». «Solamente podemos plantearnos un referéndum acordado y vinculante», exigió.
El secretario general del partido, Jordi Turull, también secundó la vía de elevar el precio a Sánchez a través de la amnistía y la autodeterminación. El posconvergente preguntó al candidato socialista y presidente en funciones del Gobierno, Pedro Sánchez, qué está dispuesto a ofrecer a Junts para que avale su investidura, y advirtió: «No veo la investidura por ningún sitio ahora mismo».
«Más que movernos nosotros, quien se tiene que mover son aquellos que quieren obtener la Presidencia del Gobierno», avisó colocando la pelota en el tejado del PSOE. «Es una oportunidad que el independentismo no puede desperdiciar», reiteró. Y fijó el referéndum como la herramienta central para resolver el conflicto político y como una exigencia de Junts, y avisó sobre la consulta: «Si hay amnistía pero no hay referéndum, volvemos a lo mismo». Es decir, Junts pone como condición para la investidura el traspaso de competencias para poder organizar una consulta netamente independentista en Cataluña y que su resultado sea vinculante, una exigencia que piden colocar en el centro de la mesa.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que Junts es un partido con varias almas que van del sector radical al ala pragmática. Y aquí, el exalcalde Xavier Trias, no descartó que su formación pueda llegar a un acuerdo para facilitar la investidura de Sánchez. «Hay partido», resumió antes de mostrarse partidario de que la decisión final la tome la formación y no la militancia.
Sea como fuere, lo cierto es que cualquier decisión pasa por Waterloo, con Puigdemont avisando de que Junts «no debe nada a nadie» y metido en su particular laberinto judicial. Y aquí también influirá la guerra entre posconvergentes y republicanos, una batalla que puede acabar de resolverse con ambos partidos metidos en el sudoku de la investidura. De hecho, lo que haga uno puede ser un contrapeso para el otro y a la inversa, y aquí Junts es quien pone el precio más alto para distanciarse del partido de Junqueras con la carta amenazante del bloqueo.
Sobre las condiciones y el precio a poner, el presidente catalán Pere Aragonès ya fijó en campaña el coste de los republicanos para investir a Pedro Sánchez: poner fin al déficit fiscal, el traspaso de Cercanías y continuar la negociación con Cataluña a través de la mesa de diálogo, la apuesta estratégica de ERC en la pasada legislatura.
Tres condiciones que los republicanos mantienen. «El resultado demuestra que el independentismo catalán tiene la llave del futuro de lo que puede pasar en el marco del Estado. Emplazamos a Junts a construir esa respuesta y utilizar esta fuerza para defender los intereses de Cataluña», pidió ayer la portavoz Marta Vilalta, mucho más proclive a la negociación con el PSOE.
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