Opinión

El rincón de los sin voz

¿Qué nos queda, a los que no tenemos voz ni contamos para nada?

Barra del Mesón La Rúa
Barra del Mesón La RúaMesón La RúaLa Razón

Están los tres acodados en la barra y tienen el gesto cansino y un mirar perezoso y cabizbajo. Reconcentrados como parecen en su acendrada camaradería, vuelven sin embargo la cabeza en cuanto se oye el ruido de la puerta y escrutan de refilón y con desgana al que acaba de entrar. Aprovechan entonces para afianzarse en el taburete, echar un vistazo a la calle y verificar complacidos el estado de calma general en el local.

También para beber otro trago, y lo hacen los tres directamente del botellín.

–No contamos para nada.

–Querrás decir que no cuentan con nosotros.

–Nos llaman cuando les apetece para votar y hala, ya no vuelven a acordarse de que existimos. –Y mientras tanto, ellos haciendo lo que les da la gana...

–Eso es. ¡Y aparentando que se preocupan! ¡Como si no supiéramos que lo hacen porque ese es su papel, de lo que viven!

–¡Comercian con nuestros votos, juegan con el dinero de todos para contentar a quienes les interesa y que les salgan los números! ¡Y todo con el mayor secretismo!

–¡Si por lo menos buscaran la concordia y el entendimiento, la colaboración y el consenso! Pero no, todo es política airada, beligerante, combativa…

A una seña perentoria del último en hablar, el camarero les sirve otra ronda. Desdeñan los tres el vaso que les ha puesto y blanden al unísono con soltura el botellín.

–Ahora con los enjuagues para formar gobierno, antes y lo que dure todavía con Putin y la guerra, luego con lo que venga, da igual, el caso es meter miedo...

–Y tener a la gente entretenida... Con el fútbol, por ejemplo, o con lo que se les antoje...

–¡Venga a hacer ruido! ¡Nos están aturullando todo el día! El fútbol, la política, los líos de los partidos, la televisión, los móviles y hasta el internet, todo con tal de amodorrar al personal...

–¡Cortinas de humo!

–Y encima nos creemos informados... ¡Si solo nos cuentan lo que les interesa, si no sabemos de la misa la mitad...!

–Eso lo vengo diciendo yo desde hace mucho tiempo. Que nos engañan, que las cosas importantes no nos las dicen, que de lo que se cuece de verdad en el horno no nos llega más que el olor...

–A chamuscado casi siempre...

Entra una cuadrilla y se vuelven los tres a la vez. Recompuesto el orden, y tras unos momentos de silencio, reanudan la conversación, la voz y el tono un poco más apesadumbrados y no tan ligeros en aportar cada cual su razonamiento o su opinión.

–¿Y qué nos queda, a los que no tenemos voz ni contamos para nada?

–Pues conformarnos.

–Y apañárnoslas cada uno en su rincón.