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Cierre

El triste final del histórico bar Pinotxo en Barcelona

Tras más de ocho décadas de existencia, el emblemático local de la Boquería ha cerrado entre desavenencias familiares

El histórico bar Pinotxo en Barcelona de Juanito LA RAZÓN

Hasta hace apenas unos meses, vestido con pajarita y chaleco, como los camareros de toda la vida, Joan Bayen (Barcelona, 1934), «Juanito», seguía atendiendo, a sus 88 años, en el mítico bar Pinotxo del Mercado de la Boquería. A Juanito le conoce media Barcelona no solo por su profesionalidad y afabilidad sino porque sirve uno de los mejores «cap i pota» con garbanzos que se pueden comer en Cataluña.

Los orígenes del Pinotxo se remontan a la década de los 40, cuando su madre alquiló una barra de bar en la Boquería donde solo se hacían bocadillos y se servían cruasanes y cafés con leche y que, por entonces, se llamaba bar Quiosc. Al poco tiempo, el negocio cambió de nombre cuando sus clientes empezaron a encariñarse del mejor amigo de la infancia de Bayen, un perro al que bautizó con el nombre de Pinotxo en honor a la película de Disney, que se estrenó por aquella época.

A partir de entonces, los clientes habituales del establecimiento popularizaron la expresión: «Vamos a tomar algo al ‘Pinotxo’», y así, de forma gradual y natural, la parada acuñó su nomenclatura actual: Bar Pinotxo. Juanito, de 8 años, ya servía en la barra.

Entre los amigos y conocidos del histórico restaurador sobrevolaba el mito de que, al ver a un chico y una chica solos, Bayen procuraba que se sentasen uno al lado del otro, una estrategia que, según se dice, «ya ha formado tres matrimonios». Precisamente, en el Mercado de La Boquería es donde conoció a su esposa, Carme Celdrán, que regentaba junto con su madre una frutería del mercado y a quien Bayen conoció durante su época de servicio militar.

El negocio llegaba hasta nuestros días con seis trabajadores, entre los que se encuentran un sobrino de Juanito junto con su mujer y un sobrino nieto del propietario, aunque «todos formamos una gran familia», subrayaba Bayen, que dirige el negocio desde que tenía 12 años. O la formaban. Hasta que Juanito, hace dos meses, decidió jubilarse.

El cierre

El pasado 21 de febrero, los comerciantes de la Boquería volvían a abrir sus negocios, tras unas obras en el mercado, cuando, para su sorpresa, el Pinotxo seguía cerrado. Al parecer, por discrepancias entre familiares, el propietario de Pinotxo decidió traspasarlo a otro empresario, a pesar de que su sobrino tenía el 50% del negocio. Concretamente, se lo ha quedado el responsable de otro establecimiento del mercado, el Bar Central, con la intención de mantener el mismo modelo de negocio e incluso el nombre.

Una semana después, el 1 de marzo, el Pinotxo volvía a abrir sus puertas. Y conservando la nomenclatura. Pero duró poco. Esta misma semana, la juez del Juzgado Mercantil 9 de Barcelona ha ordenado como medida cautelar retirar el nombre original de Pinotxo Bar en el actual gestor de las paradas donde se ubica el mítico establecimiento. La orden se dictó el pasado 16 de marzo y este lunes se comunicó a la sociedad Restaurante Egipto, SLU, actual concesionaria del negocio, por decisión unilateral de Juan Bayén, el popular Juanito. El otro 50% del negocio familiar sigue en manos del sobrino de Bayén, Jordi Asín Bayén. En un comunicado que la defensa de Asín -el despacho Sol Munyañola- se explica que la familia considera «injustificable» lo que ha hecho Juan Bayén y defiende que el negocio «seguirá con la tercera y la cuarta» generación al frente y conservará el espíritu familiar que siempre ha caracterizado al Pinotxo Bar».

El texto concluye que «los daños personales y de imagen por la pérdida de la ubicación del negocio familiar en la Boquería son irreparables» pero que buscarán la restitución de sus derechos. En este sentido, los representantes legales han avanzado, en declaraciones a betevé, que Jordi Asín Bayén y su familia tienen intención de reabrir el bar Pinotxo: «No sabemos si podremos hacerlo en la Boquería, pero queremos dejar claro que la familia continúa».

En la carta del establecimiento, ya se puede leer lo que posiblemente será el nombre definitivo que adoptarán los nuevos propietarios: el Mític Bar.

Con el Pinotxo se cierra un capítulo del mercado de la Boquería, también conocido como Mercado de Sant Josep, que de hecho es su nombre oficial aunque todo el mundo lo conoce como la Boquería. El mercado se remonta a 1840 cuando se construyó en el emplazamiento que conocemos hoy, tras el desahucio de los monjes carmelitas de San José de su convento que fue quemado en la bullanga anticlerical de 1835. Pero, de hecho, la historia del mercado se remonta a la edad media.

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