Infraestructuras

La última idea para salvar la ampliación del aeropuerto de Barcelona: una pista sobre el mar

La pista se sostendría sobre 1.500 pilones, tendría una longitud de 3.500 metros y un coste de 2.200 millones de euros

Recreación de la pista del aeropuerto sobre el mar
Recreación de la pista del aeropuerto sobre el marEp

Cuando parecía que el debate sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat parecía superado, el PSC lo devolvió a la primera línea de la política catalana con el acuerdo presupuestario. Pero no hablaba de “ampliación”, sino de explorar nuevas formas de que el aeropuerto ganase capacidad. Quizás porque sabía lo que estaba por llegar. El equipo de ingenieros y economistas que propone construir la cuarta pista del aeropuerto de Barcelona sobre el mar ha presentado este martes un informe de cómo sería la infraestructura.

La pista estaría situada a un kilómetro y medio de la playa de El Prat y se elevaría diez metros sobre el nivel del mar. Lo aguantarían 1.560 pilones, que estarían recubiertos con una roca caliza para intentar que se formaran pequeños ecosistemas de flora y fauna marinas. La pista tendría una longitud de tres kilómetros y medio y, para acceder a ellos, los aviones deberían pasar por encima de unas pasarelas sobre el agua.

Según los impulsores del proyecto -que lidera la consultora privada de Joaquim Coello, ingeniero naval y expresidente de la Autoridad Portuaria de Barcelona- habría que invertir 2.100 millones de euros para construirla y permitiría operar aviones de gran fuselaje, los que se realizan servir para las rutas intercontinentales y que a menudo obligan a cambiar la configuración de las pistas del aeropuerto para poder coordinarse.

Coello ha estado acompañado por los economistas Andreu Mas Colell y Guillem López Casasnovas; el catedrático de Mecánica del Suelo de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC) Eduardo Alons; el ingeniero de Puentes y Caminos Fernando Hermosilla y el ecólogo Joan Domènec. Coello ha explicado que el proyecto contempla la construcción de una pista de 3.500 metros de largada a 1.500 metros de la costa y a 10 metros sobre el nivel del mar. Coello ha alertado de que si la ampliación de Barcelona-El Prat no se hace bien "dentro de 10 años se tendrá que hacer un aeropuerto nuevo a 35 o 40 kilómetros de Barcelona, que sería un problema".

Hermosilla ha asegurado que el objetivo es ser "cuidadosos con el medio ambiente", y ha recordado que la propuesta incluye situar la pista sobre pivotes y no la construcción de una isla artificial. Ha explicado que los pivotes afectarían a las corrientes pero no a las playas de El Prat de Llobregat (Barcelona), a las que "ayudaría a defender disminuyendo el transporte de sedimentos de norte a sur".

Mas Colell ha pedido que se estudie la propuesta ya que, según él, es una propuesta radicalmente mejor que las que afectan a La Ricarda y que permitiría dar un paso enfrente con el Delta del Llobregat: "Imploraría a los ambientalistas que se lo miren muy seriamente".

Estas cifras permitirían evitar el oleaje -incluso en caso de temporal marítimo-, que pasaría por debajo, y eliminar el ruido en las localidades cercanas a la infraestructura, lo que facilitaría su uso durante la noche para vuelos de carga. Ha aventurado que de día se podrían alcanzar las 100 o 110 operaciones por hora, y que se podría pasar de 18.000 a 30.000 vuelos intercontinentales al año.

La propuesta también incluye derivar a 10 millones de pasajeros anuales a los aeropuertos de Girona y Reus (Tarragona) para los vuelos punto a punto y conectar estas infraestructuras con Barcelona mediante la alta velocidad. La construcción de esta pista tendría una duración de cuatro años y un presupuesto estimado de 2.200 millones de euros.