Opinión
Vocabulario futbolero
Las retransmisiones televisivas son hoy un sonsonete soporífero y monocorde
Es tiempo de fútbol europeo, y toca hablar de ese deporte, o, mejor dicho, de ese negocio, que es en lo que hoy, con las honrosas excepciones de los equipos modestos y sus competiciones, se ha convertido. Y como de cualquier cosa se aprovecha uno para llevar el agua a su molino, la del balompié, que así se le llamó en español en un principio, servirá aquí para moler un poco el trigo de la lengua. De la lengua cotidiana, en la que han ido entrando como de rondón algunas palabras y expresiones de uso ya común, y así decimos, por ejemplo, que una votación se gana por goleada, o echamos balones fuera cuando respondemos con evasivas o eludimos una situación comprometida, o metemos (o colamos) un gol al que engañamos con astucia, o nos desmarcamos de una opinión si no la compartimos. Y del que permanece durante mucho tiempo relegado o en segundo plano decimos que calienta el banquillo, y sorprender a alguien en una falta o en un apuro es pillarle en fuera de juego, y adelantar la boda por haberse quedado embarazada la mujer se decía antes casarse de penalti.
De las retransmisiones televisivas han desaparecido los reclamos de la épica y son hoy un sonsonete soporífero y monocorde, pero en las radiofónicas pervive aún la afición por el epíteto vibrante y el añejo repertorio que buscó la inspiración y el lucimiento en los caladeros del léxico militar. Y así, el portero es el arquero (soldado que peleaba con arco y flechas), y por delante de él se sitúa la defensa o línea de retaguardia, con dos centrales aguerridos, las torres, y dos laterales incisivos para subir al ataque por las bandas: de este modo, los delanteros del equipo contrario se encontrarán frente a un valladar, un bastión, un fortín, un baluarte, una muralla inexpugnable. A los medios o centrocampistas, encargados de iniciar las maniobras de ataque, se les pide que sean expertos en labores de zapa y sepan bregar tanto en las labores de destrucción, las defensivas, como en las de construcción, las ofensivas. En la delantera, la misión de los extremos es penetrar por los flancos a fin de desarmar la defensa rival y bombear balones al área para que el delantero centro, el ariete (máquina militar antigua para acometer murallas), logre batir al guardameta o perforar la portería contraria. Como los delanteros o atacantes, los artilleros, suelen ser tres, se les otorga el sobrenombre de tridente (arpón de tres puntas), y sus tiros, disparos, cañonazos, trallazos o zambombazos, lanzados con la fuerza y precisión de un obús, o efectuados a boca de cañón, es decir, a quemarropa, suelen fusilar al portero.
Y se habla también de la escuadra (el equipo), de replegar o adelantar las líneas, de atrincherarse en la zona de contención, de desplegar todo el arsenal ofensivo, de mantener un asedio o asalto constante con bombardeo de balones sobre el área enemiga, de refriegas y batallas campales…
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